<i>At Swim</i> de Lisa Hannigan.

Un tesoro sumergido

La armonización de un poema del premio Nobel Seamus Heaney, la colaboración con Aaron Dessner, la magia de una voz sobre instrumentos de cuerda. En "At Swim", Lisa Hannigan mezcla tradición folk y autobiografía: «Voy camino a casa, ¿vienes conmigo?»
Walter Muto

Quizás la hermosa y dulce voz de Lisa Hannigan no sea tan conocida como la de muchos artistas folk. Sin embargo, esta mujer es capaz de mantener pegada a la silla a la platea ofreciéndoles tan solo su voz y su guitarra, tal como sucedió por ejemplo en su aparición televisiva en el show de la BBC Later... with Jools Holland.

La inmensa fascinación que emana de su voz está presente a manos llenas en su último disco, At Swim, producido por Aaron Dessner, de The National, que añade a las piezas de Hannigan un efecto sonoro entre eléctrico y electrónico pero respetando al máximo la magia creada por la voz acompañada de los instrumentos de cuerda, que siempre han sido la base de la poesía de esta cantautora.

Magia que Lisa obtiene mezclando melodías tortuosas con imágenes bellísimas, en cierto modo todas o casi todas relacionadas con la metáfora del mar, visto como una posibilidad peligrosa en la que anegarse, pero también como posibilidad salvífica de reencontrarse con uno mismo. Sin analizarlas todas, tomemos algunas de sus canciones para entrar en ellas más a fondo.

El tema de apertura, Fall, está dominado por un simple giro de acordes sobre la cual su voz cristalina se libera en un estallido sin miedos, dibujando preciosos arabescos, donde se siente con gran claridad la tradición folk irlandesa a la que pertenece esta cantante. Snow es fuertemente autobiográfica e increíblemente poética. Durante mucho tiempo, Lisa ha estado unida al cantautor Damien Rice, otra voz prominente procedente de Irlanda, pero en un momento dado la profunda e intensa historia que había entre ellos acabó, y aquí se sienten los potentes ecos de este doloroso final, aunque como dice la letra de la canción aquel tesoro ya esté sumergido en el fondo del mar. Pero se hace largo y duro el recuerdo de cuando «tú eras la nieve que caía / y yo la ciudad que perdía sonido y color», como envuelta, pegada a la presencia del otro, del amado. Bellísima canción, melodía maravillosa, palabras totalmente unidas a las notas y un sonido perfecto.

En Lo, los reiterados arpegios de las guitarras se encastran con un ritmo obsesivo, como queriendo marcar el tiempo que pasa en una noche insomne que no termina nunca. Añado una breve nota al margen para referirme al precioso aunque angustioso video. Le sigue Undertow, la resaca, con una estrofa extremadamente incierta desde el punto de vista tonal, con subidas y bajadas que culminan con un intenso conjunto de voces, donde la metáfora de la resaca se ve como la imagen de la vuelta a casa.

También preciosa es Ora, donde el piano de Aaron Dessner guía los pasos de un vals es una extrema declaración de amor («tú serás la barca y yo el mar»). Casi parece oírse la voz de las sirenas: «Voy camino a casa, ¿vienes conmigo?». Los demás temas también son de una belleza notable, pero la perla del álbum es Anahorish, armonización vocal totalmente a capella de un poema del escritor irlandés Seamus Heaney, Nobel de literatura en 1995. También es extraordinario el ritmo y melodía de Tender, el paso lento y arrastrado de Funeral Suit y la que cierra el disco, Barton, una balada delicada pero angustiosa, dedicada al amor que se acaba, «roto como está».

Moraleja de la historia, la de siempre cuando se escucha a autores intensos y de gran espesor: no estamos en un talent show, ni ante un disco que se pueda escuchar mientras uno lava los platos, sino con los cascos y si es posible leyendo las letras. Así se corre el riesgo de ser heridos por la belleza delicada pero obstinada de Lisa Hannigan.

Lisa Hannigan
At Swim
PIAS 2016