Don Giussani, un hombre para España

Carmen Giussani

De la conversación mantenida entre el famoso dramaturgo Giovanni Testori y el fundador de Comunión y Liberación surgió a finales de los ochenta el libro El sentido de nacer, que reunió este jueves, en la Escuela de Minas de Madrid, al poeta José Mateos, al profesor de periodismo Rafael Llano y al catedrático de Antiguo Testamento Ignacio Carbajosa.

«Lo que quiero es comprender», decía Hannah Arendt. Fernando de Haro hace suyas estas palabras para introducir la mesa redonda “Don Giussani, un hombre para España”. La hipótesis es que aquel diálogo, que Ediciones Encuentro ha publicado en español en 2014, ofrezca algunas claves para una España fatigada y permita comprender las raíces de lo que estamos viviendo en Europa, donde las viejas certezas ilustradas se derrumban.
Testori, que revela haber vivido el cristianismo como una mancha no querida que llevaba grabada en la frente, da testimonio en este libro de su propio «nacimiento personal» mediante el encuentro con algunos jóvenes de CL y, de manera particular, con don Giussani.

El moderador apunta dos tesis del libro: a los jóvenes se les ha negado la percepción de ser queridos; de ahí la falta de esa experiencia original que determina un modo de relacionarse con los demás y un modo de percibir la realidad. Giussani asegura que la generación de los 80 está atravesada por un gemido callado, el gemido de quien no se sabe querido. Y que la cultura es el desarrollo de este ser querido.
Para Rafael Llano la primera pregunta.
Tú que rastreas la cultura contemporánea, ¿percibes este gemido?
«Yo percibo la nostalgia de un principio. Una cultura sin principio es una cultura que vehicula el vacío. Como consecuencia, percibo sobre todo una nostalgia de fraternidad».

A continuación, José Mateos habla como lo que es, un poeta. «La poesía es, en esencial, el reconocimiento de que las cosas son mucho más de lo que se ve. Es el reconocimiento de que a pesar del dolor hay en el mundo un orden y una belleza que nos supera. El poeta vive obsesionado por las preguntas existenciales, estas preguntas se le convierten al poeta en canto, en oración. Dicen el Misterio sin destruirlo».
Sus palabras actualizan como un eco la conversación de los 80… «Y dicen la experiencia de esa precariedad que proviene del sabernos hijos de alguien, en todos los sentidos. Dicen que venimos de alguien que asumió primero nuestra misma precariedad. Somos dependencia. No somos arrojados al mundo y al tiempo, sino que somos arrojados al amor, a los brazos de una madre. Nuestro nacimiento se lleva a cabo mediante un encuentro. A través del dolor de alguien que física y espiritualmente nos permite nacer».
El poeta culmina su reflexión: «Este texto es para mí una glosa y una meditación de la oración más sencilla y profunda que existe, el Padre nuestro. Llegar a sentirnos hijos es nuestro más preciado tesoro».

La palabra pasa a Ignacio Carbajosa que, en un reciente artículo en ABC, sostenía que en España se vive una autocensura. ¿En qué sentido?
«Me ha sorprendido que en este diálogo entre Testori y Giussani se identifica el origen de esta autocensura, que es un no conocimiento, un no reconocimiento de que en mi origen hay un dato, alguien me ha hecho nacer, de que mi vida tiene un origen gratuito».
Así lo expresa Giussani: «No se puede eliminar o cancelar ese factor original, porque es constitutivo de la razón misma, en cuanto que es un dato. Es un dato que posibilita la conciencia de uno mismo y del mundo. Para la razón es esencial esta percepción de la propia dependencia original que, traducida en el lenguaje humano, es decir, verdadero, verdaderamente humano, adquiere la expresión “ser queridos”, ser hechos. Y no podemos eliminar esta realidad. Podemos, como bien decías tú, hacer como si no existiera. Este “hacer como si no existiera” empieza a partir de un sentimiento artificial de sí mismo y, a partir del propio yo, tiende a convertirse en una conciencia sistemática de la realidad». Carbajosa remite a un editorial del 3 de marzo en El País y a una reciente doble página de El Mundo sobre la felicidad como ejemplos de esta autocensura cultural. Bastan unos versos de Leopardi en el Canto de un pastor errante de Asia para que cada uno de los oyentes piense en su experiencia.

La segunda ronda de intervenciones busca una salida, rastrea unas pistas, se interroga sobre con qué gente podemos reconocernos y caminar.

Llano indica el camino común «que es la experiencia de la belleza, de la materia plasmada. Las artes visuales son presencias. En ellas se puede ver radicalmente el presente. El trabajo de creación es una formación del mundo y del ser humano. Esos son buenos compañeros de camino».
El poeta observa que «no podemos pensar que con lo que hacemos podemos cambiar el mundo, pero sí podemos hacer algo mucho más importante: cambiar una persona por dentro». Y remite a su experiencia plasmada en el poema Las lágrimas de agosto: «Una de las cosas que nos puede salvar de esta especie de limbo en el que vivimos son esos golpes que nos da la vida».

Carbajosa tiene claro que hoy en día se necesitan padres y madres, para que, al igual que en la cama de hospital donde nacemos nos acogen los brazos de una madre, así en la vida tengamos la experiencia de ser amados. «Yo no logro encontrar otro motivo de esperanza que personas que sean presencia», escribe Giussani, personas que hagan presente ese origen bondadoso del que nacemos. Es la esperanza para todos en la España de hoy.