El cardenal Pierbattista Pizzaballa en el Meeting

Grandes entrevistas del Meeting. Habla el cardenal Pizzaballa

El patriarca latino de Jerusalén, en una entrevista a corazón abierto
Alessandro Banfi

«La verdad es que hablar ahora de amistad entre israelíes y palestinos es como dar palmadas al aire, pero debemos trabajar para que el acercamiento entre ambos pueblos llegue a ser una realidad concreta y viva aunque en este momento parezca algo absurdo». Son palabras de una de las "Grandes entrevistas del Meeting” que el periodista Alessandro Banfi ha hecho al patriarca latino de Jerusalén cuya traducción transcribimos a continuación.

Alessandro Banfi. Damos las gracias al patriarca latino de Jerusalén, su Eminencia el cardenal Pierbattista Pizzaballa, por estar aquí estos días con nosotros. En un momento en que parece que el mundo entero clama a los actores implicados para llegar a un alto el fuego en Gaza. Usted que conoce bien el contexto también ha dicho que hoy parece más posible alcanzar un acuerdo pero en cambio no se ven resultados.

Pizzaballa. Sí, no hay que hacerse ilusiones. La desconfianza entre las partes es enorme, casi total de hecho. Cualquier acuerdo necesita un mínimo de confianza, uno debe fiarse de la palabra del otro, y el distanciamiento sigue siendo muy grande. Pero al mismo tiempo la presión tanto de los mediadores como de los Estados Unidos es enorme, y también hay cierto hartazgo por parte de todos, lo que hace necesario pasar página. Todo ello apunta a que estamos en un momento importante, diría que es como un último tren que tenemos delante y todo puede cambiar, para bien y para mal, todos los días tenemos noticias distintas. Por eso espero que esa presión, por un lado, y por otro ese hartazgo y las ganas de pasar página prevalezcan. Aunque repito que hay muchos obstáculos y no hay que hacerse demasiadas ilusiones.



Banfi. Usted visitó recientemente la parroquia católica de Gaza y sigue en contacto con ella. ¿En qué situación se encuentra actualmente esta pequeña comunidad?

Pizzaballa. Bueno, está igual que siempre. Están todos encerrados en los dos complejos cristianos, uno católico y otro ortodoxo. Lo han perdido todo y viven en una situación de extrema fragilidad. La comida escasea y tampoco es de gran calidad: poca verdura, poca fruta, pocas vitaminas sobre todo para niños y ancianos que tienen necesidades alimenticias especiales. Es muy complicado. También faltan medicinas y no hay hospitales. La tensión es continua, con bombardeos, incursiones y enfrentamientos. Todo ello contribuye a un clima muy duro, realmente duro.

Banfi. La Organización Mundial de la Salud ha lanzado una alarma por epidemia de poliomielitis en la franja de Gaza entre la población palestina. ¿Qué gravedad tiene esta emergencia humanitaria?

Pizzaballa. La situación sanitaria es terrible. En primer lugar hay que tener en cuenta que todas las infraestructuras han desaparecido, hasta el alcantarillado. Así que entrar en la ciudad de Gaza es como entrar en una especie de lago de aguas residuales. La temperatura es muy alta y hay mucha falta de higiene. Todo eso tiene consecuencias inmediatas: falta de medicinas, mala alimentación... lo que supone un clima ideal para la difusión de enfermedades e infecciones.

Banfi. También preocupa la situación en Cisjordania, aunque lamentablemente haya pasado a un segundo plano. Pero hace poco tuvo lugar un desagradable episodio protagonizado por colonos israelíes que asaltaron una zona palestina.

Pizzaballa. Como usted dice, se habla mucho de Gaza pero el clima de guerra, tensión y dificultades se ha extendido por todo el país. Nadie se libra de esta guerra. En Cisjordania la situación no es tan dramática como en Gaza, pero sin duda es muy seria y complicada. Por un lado, el aspecto económico es muy problemático, pues desde octubre gran parte de la población está sin trabajar. Los dos principales recursos eran las peregrinaciones, el turismo y el traslado de pasajeros a Israel. Los enfrentamientos son continuos entre palestinos e israelíes, colonos, a veces incluso en presencia del ejército, como hemos podido ver en algunos casos que todos condenan, etcétera. En todo caso es un signo muy evidente de lo deteriorada que está la situación y de cómo ha degenerado no solo dentro de los territorios sino también como cultura general, una cultura de la violencia como único lenguaje.

Banfi. Ahora se encuentra usted en este Meeting de Rimini, que siempre se ha llamado «Meeting por la amistad entre los pueblos». Hoy parece muy difícil decir esto de los pueblos palestino y judío. Pero hasta el papa Francisco, en su mensaje inaugural para esta edición, ha subrayado la importancia de hablar de paz.

Pizzaballa. Bueno, conviene evitar lanzar discursos al viento. La verdad es que hablar ahora de amistad entre israelíes y palestinos es como dar palmadas al aire, pero debemos trabajar para que el acercamiento entre ambos pueblos llegue a ser una realidad concreta y viva aunque en este momento parezca algo absurdo. Hay que luchar por ello porque la realidad lo impone. Los israelíes nunca desaparecerán, ni los palestinos, estarán ahí. Por tanto, el futuro no puede ser un futuro de guerra y violencia continua, debemos trabajar mucho, dar un giro de 360 grados, no solo político sino también religioso, de formación, educación, cultura, medios de comunicación, que a decir verdad no han ayudado estos años a construir este tipo de cultura.

Banfi. ¿Por qué es tan crucial e importante la presencia de los cristianos en Tierra Santa?

Pizzaballa. La presencia de los cristianos en Tierra Santa neutraliza el elemento religioso político, no sé si se puede llamar así. Es decir, un encuentro entre judíos y musulmanes, entre israelíes y palestinos, en este momento es casi imposible. La presencia de los cristianos es casi imposible porque se vuelve inmediatamente un factor político. La presencia de los cristianos da inmediatamente a ese encuentro una visión y un aspecto completamente distinto. Digamos que la presencia de los cristianos introduce dentro de ese berenjenal –porque es un berenjenal– un elemento diferencial que te obliga a pensar más allá de los tópicos y relatos ya conocidos.

Banfi. En este sentido, ¿los cristianos pueden ser un antídoto contra el fundamentalismo?

Pizzaballa. Bueno, tampoco hay que hacerse ilusiones. No es que todos estén esperando a que los cristianos vengan a solucionar los problemas pero la presencia cristiana, una visión cristiana, una perspectiva cristiana puede ayudar si se anuncia en las formas y tiempos oportunos, introduciendo en esta tensión continua, en esta dinámica de represalias constantes, tanto militares como culturales y religiosas, un punto de vista diferente.

Banfi. ¿Y qué podemos hacer nosotros los cristianos y católicos de Occidente para construir la paz en Tierra Santa?

Pizzaballa. Debo decir que estos meses he visto una solidaridad increíble, no solo desde el punto de vista práctico y de apoyo financiero, sino también por la atención, oración y cercanía. Cuando hemos pedido que se rezara por la paz en nuestra diócesis, por nuestra gente, el mundo entero prácticamente se ha unido a nosotros. Eso es algo precioso, un gran consuelo. Claro que no resolverá los problemas pero cuando hay una guerra y te sientes solo, esta cercanía supone un gran apoyo que es muy necesario. Uno de los problemas que tenemos en toda Terra Santa es que cada uno se encierra en su dolor y falta la empatía de unos con otros. Eso lo pueden hacer los cristianos, pueden ayudarnos a salir del torbellino en el que estamos metidos para empezar a pensar de otra manera. Allí estamos divididos, pero no hay que repetir las mismas divisiones, y nos pueden ayudar a levantar la mirada.

Banfi. En todas mis entrevistas termino preguntando qué adjetivo elegiría para definir el Meeting de Rimini.

Pizzaballa. ¿Puedo decir tres?

Banfi. Claro.

Pizzaballa. Provocador, interesante, nada banal.