Pino De Bernardis

Testigo de una fe sin reservas

El mensaje de Davide Prosperi a las comunidades de CL de Chiavari y Liguria por la muerte de Pino de Bernardis
Davide Prosperi

Queridos amigos, el Señor ha llamado consigo a nuestro querido Pino De Bernardis. En nombre de todo el movimiento, os mando un abrazo y participo conmovido del recuerdo de un hombre y sacerdote que ¡a sus 90 años de edad seguía siendo testigo infatigable de una fe sin reservas!

Una fe sólida que no necesita más justificaciones que las de Aquel que la dona. Recuerdo la fuerte impresión que me causó cuando lo vi por primera vez hace quince años, cuando me invitaron a un encuentro de la comunidad de Chiavari. En aquella ocasión me pidió que visitara el colegio de nuestros amigos, el instituto “Maria Luigia”, que tanto valoraba don Pino, pues estaba profundamente convencido de que solo una educación integral de la persona puede alimentar y hacer crecer una mirada auténtica y libre hacia la realidad. Comprendí que su carácter enérgico y apasionado, y al mismo tiempo apacible y atento en el juicio, se debía a una fe firme, que hace al hombre capaz de decidir, con coraje y fidelidad alegre, ante la tarea que el Señor había encomendado a su vida. Por eso don Pino resultaba tan atractivo y fascinó durante años a tantísimos jóvenes.

Don Pino se entregó por completo al movimiento, que conoció en los primeros años 60, y contribuyó a su crecimiento en toda Liguria y en otras zonas de Italia. Como él mismo contaba recientemente, «todo surgió sin tener la intención de “hacer” el movimiento, solo me interesaba que se regenerara la misma vida que se había regenerado en mí». Pero sobre todo fue un gran amigo de don Giussani, con el que compartió durante muchos años, aparte de la responsabilidad de nuestra compañía, el camino de una aventura siempre en tensión por reconocer la presencia de Jesús en la realidad de cada día. Una aventura que continuó hasta el último día. Él mismo nos contaba el año pasado: «Lo que cuenta no es la edad, sino el instante. Giussani se fumaba un cigarro o admiraba la cima del Piz Boè con la misma intensidad. Nada era banal a sus ojos. Gracias a él, yo también puedo vivir y amar este “ahora”».

¡Qué agradecimiento a Dios por el don de su amistad, y a él por habernos hecho a Cristo tan presente y tan amigo! Ahora don Pino ve el rostro de Aquel al que amó, y seguirá siendo para todos nosotros un reclamo vivo para reconocer su Presencia. Como escribía una de vosotros, «don Pino ha sido para todos una presencia determinante, querida, decidida a llevarnos a lo esencial: abrazar y amar a Jesús, el único capaz de acoger la necesidad infinita que somos. Hoy me siento invitada con fuerza a medirme con su testimonio, que me permite creer que “se puede, ¡verdaderamente!, vivir así” junto a esta compañía».

Un abrazo,

Davide Prosperi