Meeting 2023. El mensaje del Papa

Las palabras del Santo Padre firmadas por el cardenal Pietro Parolin al Meeting de Rímini. Davide Prosperi: «Nada nos importa más que aprender esa “moralidad nueva” que brota del encuentro con Jesús»

Vaticano, 29 de julio de 2023
A Su Excelencia Reverendísima
Mons. Nicola Anselmi, obispo de Rimini


Excelencia Reverendísima:
El Santo Padre le envía de nuevo este año su mensaje dirigido a los organizadores y participantes en el Meeting por la amistad entre los pueblos, mientras, lamentablemente, la guerra y las divisiones siembran rencor y miedo en los corazones, percibiendo así al que es diferente como un adversario. La comunicación globalizada hace que una actitud así se difunda como mentalidad, de modo que las diferencias parezcan síntomas de hostilidad, dando lugar a una especie de epidemia de enemistad.

En un contexto como este, resuena con audacia el lema del Meeting: “La existencia humana es una amistad inagotable”. Audaz porque va claramente contra corriente en un tiempo marcado por el individualismo y la indiferencia, generando soledad y numerosas formas de descarte.
Una situación de la que es imposible salir con nuestras propias fuerzas, algo que la humanidad ha experimentado desde siempre: nadie puede salvarse solo. Por ello, en un momento concreto de la historia, Dios tomó la iniciativa. «Nos envía a su Hijo, lo dona, lo entrega, lo comparte; para que aprendamos el camino de la fraternidad, el camino del don. Es definitivamente un nuevo horizonte, es una nueva palabra, para tantas situaciones de exclusión, disgregación, encierro, aislamiento. Es una palabra que rompe el silencio de la soledad» (Homilía en Asunción, Paraguay, 12 de julio de 2015).

Jesús mismo se presenta como amigo: «Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos» (Jn 15,15). El Espíritu de Cristo resucitado ha roto la soledad donando al hombre su amistad, como pura gracia. Lo recordaba Don Giussani con palabras que sugerían el lema del Meeting de este año. «Con el advenimiento de este don la soledad humana se disipa. La experiencia humana ya no es una impotencia desoladora, sino una conciencia y una capacidad enérgica […]. La fuerza del hombre reside en Otro, su certidumbre radica en Otro: la existencia es un diálogo profundo, la soledad queda abolida en la misma raíz de cada momento de la vida. […] La existencia humana es una amistad inagotable» (El camino a la verdad es una experiencia, Madrid 2007, 85-86).

Dirigiéndose a los jóvenes, el Santo Padre exaltaba el valor de la verdadera amistad, que ensancha el corazón: «Los amigos fieles […] son un reflejo del cariño del Señor, de su consuelo y de su presencia amable. Tener amigos nos enseña a abrirnos, a comprender, a cuidar a otros, a salir de nuestra comodidad y del aislamiento, a compartir la vida» (Christus vivit, 151). A lo que podemos añadir esta otra reflexión de Don Giussani: «La verdadera naturaleza de la amistad es vivir juntos libremente por el destino. No puede haber amistad entre nosotros, no nos podemos llamar amigos, si no amamos el destino del otro por encima de todo, más allá de cualquier cálculo» (A través de la compañía de los creyentes, Madrid 2021, 155).

Esa actitud de apertura al otro como hermano es uno de los rasgos distintivos del pontificado del Papa Francisco, de su testimonio y de su magisterio. «El amor al otro por ser quien es nos mueve a buscar lo mejor para su vida. Solo en el cultivo de esta forma de relacionarnos haremos posibles la amistad social que no excluye a nadie y la fraternidad abierta a todos» (Enc. Fratelli tutti, 94). Esa amistad social que el Papa sigue indicando como la única oportunidad hasta en las situaciones más dramáticas –incluso ante una guerra– y que «cuando es genuina […] dentro de una sociedad es una condición de posibilidad de una verdadera apertura universal» (ibid., 99).
Jesús estableció la ley de la amistad con estas palabras: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15,13). Por eso el Santo Padre pide a los cristianos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que no permanezcan sordos delante del grito que nuestro mundo lanza a Dios. No basta con discursos, sino que se necesitan «gestos concretos» y «opciones compartidas» que construyan una cultura de paz allí donde cada uno de nosotros esté viviendo: «reconciliarnos con la familia, con los amigos o con los vecinos, rezar por quien nos ha hecho daño, reconocer y ayudar a quien está en necesidad, llevar una palabra de paz a la escuela, a la universidad o a la vida social, ungir con nuestra cercanía a alguien que se sienta solo...» (Discurso en el Encuentro mundial sobre la fraternidad humana “Not alone”, 10 de junio de 2023). Es un camino que todos pueden recorrer y la Iglesia no se cansa de animar a recorrerlo, poniendo en práctica casi de manera obstinada esta virtud suprema humana y cristiana.

Queridos amigos, ¿acaso no es esta la contribución que el Meeting por la amistad entre los pueblos ha intentado ofrecer a lo largo de sus más de cuarenta años de historia? Ser un lugar de amistad entre personas y pueblos, abriendo caminos de encuentro y de diálogo. En este momento tan complicado de la historia, el Papa os anima para que nunca decaiga vuestra disponibilidad ante una “amistad inagotable” –por estar fundada en Cristo y en la roca de Pedro–, dispuestos a captar el bien que cualquiera puede aportar a la vida de todos, porque «las demás culturas no son enemigos de los que hay que preservarse, sino que son reflejos distintos de la riqueza inagotable de la vida humana» (Enc. Fratelli tutti, 147).

Nuestra experiencia humana, que compartimos con cualquier persona, de cualquier tradición cultural o religiosa a la que pertenezca, es el terreno sobre el que puede arraigar la experiencia de una amistad que construye la historia, como decía el Papa Benedicto XVI: «El encuentro de las culturas es posible porque el hombre, a pesar de todas las diferencias en su historia y en sus creaciones comunitarias, es un ser único idéntico. Este ser único que es el hombre, en la profundidad de su existencia, es interceptado por la verdad misma» (Fe, Verdad, Tolerancia. El cristianismo y las religiones del mundo, Siena 2003, 67).

¡Cuántas amistades han nacido en los pabellones de la Feria de Rímini durante el Meeting! Como afirma el Santo Padre, «las verdaderas amistades […] suceden, y luego es como si se fueran cultivando, hasta el punto de hacer entrar al otro en mi vida» (Entrevista en la emisora FM Milenium 106.7, septiembre 2015). Es una definición preciosa de la amistad que siempre hay que poner en práctica: hacer entrar al otro en mi vida.
El Papa Francisco desea que el Meeting por la amistad entre los pueblos siga promoviendo la cultura del encuentro, abierto a todos, sin excluir a nadie, porque en todos hay un reflejo del Padre que «a todos da la vida y el aliento, y todo» (Hch 17,25). Que cada uno de sus participantes pueda aprender un poco a acercarse a los demás como lo hacía Jesús, que «siempre tiende la mano, siempre trata de levantar, de hacer sanar, de hacer felices, de hacerlos encontrar a Dios» (Catequesis, 7 de agosto de 2019). Que crezcan así la amistad social y la amistad entre los pueblos.

A usted, Excelencia, a los organizadores, voluntarios y a cuantos forman parte del Meeting, Su Santidad les pide que le recuerden en sus oraciones y envía de corazón su Bendición Apostólica.
Uniendo mi deseo personal para la buena marcha de esta iniciativa, aprovecho la ocasión para presentarle todos mis respetos.
Vuestra Excelencia Reverendísima
dev.mo
Pietro Card. Parolin, Secretario de Estado


Davide Prosperi, presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación, ha comentado así el mensaje que el papa Francisco ha dirigido a los organizadores y participantes en el Meeting por la amistad entre los pueblos, que se celebra en Rímini del 20 al 25 de agosto:

«Agradezco profundamente al Santo Padre en nombre de todo el movimiento de Comunión y Liberación el mensaje que ha dirigido a los participantes del Meeting. Agradezco sobre todo que nos anime a estar siempre disponibles ante esa “amistad inagotable” –que da título a la edición de este año– en la que don Giussani nos educó siempre. En efecto, nada nos importa más que aprender esa “moralidad nueva” que brota del encuentro con la “simpatía” que Jesús tiene hacia nosotros. Decía don Giussani: “La moralidad es sencillísima, es inclinarse por una simpatía, una simpatía humana. Humana como la simpatía que la madre experimenta hacia su hijo y el hijo experimenta hacia su madre. Porque de Jesús nace esta simpatía; Jesús tiene esta simpatía humana por ti, por mí; y yo, a pesar de equivocarme, digo: ‘Sí, Señor, yo me adhiero a esta simpatía’. Esta afirmación es la posibilidad última de vencer el nihilismo que nosotros ‘asumimos’ por contagio de la sociedad en que vivimos”.
Así, al toparnos con esta simpatía original de Jesús mediante nuestra pertenencia a la Iglesia, una compañía humana a la que le interesa nuestro camino hacia el destino, nos descubrimos unidos por una amistad cierta que nos guía en el mundo, como nos pide el papa Francisco, hacia el encuentro con el otro, empezando por los más vulnerables, con “gestos concretos y opciones compartidas que construyan una cultura de paz”. El Meeting, en efecto, es ese intento: un gesto concreto que apuesta por esa “moralidad nueva” en el encuentro entre culturas, ideas y sobre todo entre personas, para la construcción común de un mundo más humano.
Estamos realmente conmovidos y llenos de agradecimiento al Papa por cómo nos testimonia siempre la belleza y conveniencia de una mirada cristiana hacia los demás y a la realidad entera».