Ambra Villa

Toda la vida para llegar a los brazos de Jesús

El mensaje que monseñor Filippo Santoro, delegado pontificio de los Memores Domini, ha enviado tras la muerte de Ambra Villa a la casa en que ella vivía

Queridas amigas:
Nuestra penitencia cuaresmal se agudiza hoy especialmente: Ambra nos ha dejado. Aunque desde hace tiempo su salud fuera precaria, su muerte nos sorprende y nos conmueve. No olvidéis sus intervenciones en las asambleas, movidas por una pasión herida por su deseo anhelante. No olvidéis el vigor, rozando casi la agitación, con que se lanzaba de cabeza a la misión, ni su despierto interés por todo lo que sucedía en la Iglesia y en el mundo. Estoy seguro de que tampoco olvidaréis esa última aceptación confiada con que afrontó su enfermedad.

Era impresionante lo que escribió durante los últimos ejercicios de verano en agosto, que tuvo que seguir desde casa, acompañada de algunas de vosotras. «Este año para mí es una ocasión privilegiada de verificar si es un discurso o si incide existencialmente en mi vida la presencia de Cristo coincidente con la compañía del Grupo Adulto. Hace un año me diagnosticaron un tumor raro y agresivo, con pronóstico infausto, tuve que someterme a tratamientos invasivos y a una intervención invalidante que me causó gran sufrimiento y agotamiento, ahora paso mucho tiempo en cama, me muevo con andador y solo salgo acompañada en ratos cortos. Desde que empezó todo esto he sentido una serenidad sorprendente, una confianza en Jesús que nace de la certeza de que todo lo que Él ha permitido en mi vida ha sido para mi cumplimiento, y el cumplimiento pleno lo alcanzaré en la casa del Padre. Nunca he rezado por mi curación, he ofrecido mi vida por la unidad del Grupo Adulto, para que vuelva a brillar entre nosotros una unidad resplandeciente, que sea como la lámpara sobre el celemín también para los amigos del movimiento en este momento tan complejo. Toda mi vida he corrido para llegar a los brazos de Jesús y ahora me sostiene la esperanza de encontrarme con Él».

La Cuaresma es un camino hacia la resurrección. Ambra se ha adelantado a la meta. Ahora le pedimos que nos asista, con don Giussani, en cada momento.

Un fuerte abrazo,
+ don Filippo