Una mujer llora sobre el ataúd de una víctima del naufragio de Crotone (Foto Ansa)

«Afrontemos juntos la cuestión migratoria»

Un llamamiento islamo-cristiano promovido por la Fundación Oasis al que se han sumado numerosas personalidades del mundo cristiano y musulmán
Angelo Scola*

El último y trágico naufragio de una barca de migrantes en el Mar Mediterráneo llama a todos a asumir una responsabilidad. Por su complejidad, el fenómeno migratorio necesita soluciones de diversa naturaleza, que tengan en cuenta los factores políticos, sociales, económicos y ambientales de los países implicados. Pero ante todo es un hecho humano que interpela la conciencia de cada uno.

Cristianos y musulmanes deberían sentirse especialmente afectados por esta realidad. De hecho, la mayor parte de los emigrantes que tratan de llegar a Europa son personas de fe cristiana o musulmana, los territorios por los que transitan tienen una significativa presencia cristiana o musulmana y los lugares en los que se embarcan son principalmente países de mayoría musulmana.

En los últimos años, el diálogo entre cristianos y musulmanes se ha centrado comprensiblemente en temas como la convivencia pacífica, la ciudadanía paritaria y la prevención de la violencia religiosa, con la publicación de documentos compartidos, tomas de posición y organización de conferencias. Creemos que la emigración, con todo el sufrimiento que la acompaña, merece una atención similar. Ya son muchas las iniciativas puestas en marcha en este ámbito por personas y entidades institucionales, pero una acción común ayudaría a profundizar en las razones de la amistad islamo-cristiana.

No es tarea inmediata de las autoridades religiosas ni de los fieles cristianos y musulmanes sugerir soluciones técnicas a los desafíos que comporta la emigración. Pero deben intervenir tanto a nivel humanitario como cultural, contribuyendo al debate sobre este tema a la luz de los valores custodiados por sus tradiciones. Como afirma el Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común, firmado por el papa Francisco y el gran imán de Al-Azhar Ahmad al-Tayyib el 4 de febrero de 2019, «la fe lleva al creyente a ver en el otro a un hermano que debe sostener y amar. Por la fe en Dios, que ha creado el universo, las criaturas y todos los seres humanos –iguales por su misericordia–, el creyente está llamado a expresar esta fraternidad humana, protegiendo la creación y todo el universo y ayudando a todas las personas, especialmente las más necesitadas y pobres».

Además, en la encíclica Fratelli Tutti, el papa Francisco ponía en evidencia que la emigración es siempre una experiencia de desarraigo y por ello reafirmaba «el derecho a no emigrar, es decir, a tener las condiciones para permanecer en la propia tierra». Al mismo tiempo, sin embargo, recordaba que muchos «escapan de la guerra, de persecuciones, de catástrofes naturales» mientras que «otros, con todo derecho, buscan oportunidades para ellos y para sus familias. Sueñan con un futuro mejor y desean crear las condiciones para que se haga realidad».

En su desarrollo, la emigración consiste en varias fases y afecta a una pluralidad de sujetos. Para gobernarla hay que actuar a todos los niveles, por arriba y por abajo al mismo tiempo: trabajar intentando acabar con las causas que la generan, limitando de este modo su alcance, y al mismo tiempo establecer rutas seguras y formas adecuadas de acogida e integración para las personas que deciden dejar sus países.

Cristianos y musulmanes están llamados a ofrecer su contribución en cada uno de estos ámbitos, comprometiéndose contra las injusticias y la opresión que suelen estar en el origen de la decisión de partir, contrastando la cerrazón nacionalista y egoísta que impide la acogida y condenando la acción sin escrúpulos de traficantes de seres humanos y contrabandistas que se enriquecen a costa de los migrantes.

La invitación a una movilización islamo-cristiana en torno a estas cuestiones no pretende de ninguna manera excluir o negar la aportación de personas de otras tradiciones religiosas u otras convicciones, sino que trata de hacer que un patrimonio espiritual y moral compartido en parte por cristianos y musulmanes se ponga al servicio de la vida buena para todos.

*Fundador de Oasis, arzobispo emérito de Milán

Puedes firmar este llamamiento en la web de la Fundación Oasis