El encuentro por la paz en la Universidad Urbaniana de Roma © Massimo Quattrucci

«La profecía por la paz no es un sueño»

Un año después de que empezara el conflicto en Ucrania, encuentro en Roma sobre el manifiesto de la paz. Un diálogo entre monseñor Paul Gallagher, Marco Tarquinio y Davide Prosperi
Alessandro Banfi

¿Puede existir una banda sonora de la paz? La música de la guerra ya la conocemos. Suena a tragedia, muertes, bombardeos y misiles. Más que música, es un ruido horrible. Un estruendo que nos está dejando sordos y que lleva un año rugiendo en nuestros oídos, desde el 24 de febrero de 2022.
El pasado 20 de enero en la Universidad Urbaniana de Roma, a espaldas de San Pedro, se entonó una sinfonía para razonar sobre la vida y la muerte, sobre la paz y la guerra. Lo hizo el presidente de la Fraternidad de CL, Davide Prosperi, contando un episodio del 14 de junio de 1960: pruebas de orquesta del gran director Ferenc Fricsay, que murió en 1963 cuando solo tenía 49 años. Prosperi contaba que durante la interpretación del Moldava, Fricsay interrumpió a los músicos para que reflexionaran sobre lo que estaban tocando y luego «se quedó parado por un instante: ¡lo más hermoso es vivir!». Comentaba Prosperi: «Tenéis que ver cómo se le quedan mirando, cómo retoman el glorioso final… ¡vivir es realmente hermoso! Podían estar pensando en cualquier cosa ese día, podían haber llegado cada uno con sus preocupaciones, por lo que podían estar tocando de manera mecánica, pero en ese instante sucede algo que no habrían podido prever: una persona encarna un juicio nuevo, un hombre que moriría al cabo de dos años. Alguien que dice: ¡vivir es realmente hermoso!».

Sucedió en un encuentro a propósito de “La profecía por la paz”, organizado por el Centro Internacional de Roma con la participación de monseñor Paul Richard Gallagher, secretario de Relaciones de la Santa Sede con los Estados y Organizaciones internacionales, Marco Tarquinio, director del diario Avvenire, y el mismo Prosperi, coordinado por Andrea D’Auria, director del Centro Internacional de CL. En medio de la oscuridad de estos días, algo así invita a pensar que hay esperanza para la paz. Siguiendo al papa Francisco, humildemente. Sí, porque este gesto, como explicaba Prosperi en su carta del 16 de enero, es un instrumento al servicio de la “profecía por la paz” que nos ha propuesto el sucesor de Pedro. El movimiento de CL, como anunció D’Auria al final, ha querido empezar en Roma con este acto público de promoción de la paz, justo en la ciudad de Pedro, al que seguirán otros como el de Nueva York, o el de Madrid el próximo 9 de febrero.

Por la izquierda: Marco Tarquinio, Andrea D’Auria, monseñor Paul Richard Gallagher, Davide Prosperi © Massimo Quattrucci

En su intervención, monseñor Gallagher, “ministro de exteriores” vaticano, retomó la predicación del papa Francisco en el cauce del magisterio pontificio de los últimos sesenta años, recordando el aniversario inminente (se promulgó el 11 de abril de 1963) de la encíclica Pacem in terris de Juan XXIII. O la Gaudium et spes de Pablo VI en 1966. Partiendo de estos dos documentos, explicó Gallagher, el Papa se dirigió a principios de año al cuerpo diplomático. Cuando se habla de paz, «todo se conecta inevitablemente, como nos enseñó el Papa con la Fratelli tutti»: justicia, verdad y libertad, pero también solidaridad social y ambiental. Sigue habiendo un «gran escándalo», y explica: «En 2021 los gastos en armamento alcanzaron la cifra récord de dos mil millones de dólares, el doble que en el año 2000, más que en tiempos de la guerra fría, en medio de una contracción económica del 3,1% en época de pandemia». Otro tema fundamental que tocó el representante de la Santa Sede fue el de la “educación”. «Queridos amigos», dijo Gallagher dirigiendo al público una invitación, casi un mandato. «Educar en la paz y en el diálogo es una obra muy importante. Una empresa sostenible en el tiempo, en la que merece la pena invertir nuestros recursos».

Tarquinio se presentó como «un periodista, no un profeta» y como representante del «exiguo pero nada irrelevante partido por la paz». Citó el primer Ángelus del papa Francisco tras la invasión rusa de Ucrania, el 27 de febrero del año pasado, donde el pontífice recordó el rechazo a la guerra por parte de la Constitución italiana, «motivo de orgullo para todos nosotros». El director de Avvenire recordó los 168 conflictos que se registran en el mundo según el Conflict data program de la prestigiosa universidad sueca de Uppsala, aparte de la invasión rusa de Ucrania, empezando por la guerra civil en Siria y la amenaza que supone el Daesh en el África de los mártires cristianos, conflictos que quedan muy lejos de los focos. Admitió que alimenta un sueño, el sueño de una «marcha juntos frente a la guerra con millones de hombres desarmados porque los hijos de Dios no pueden tener miedo a realizar gestos distintos a los de la guerra».

Davide Prosperi arrancó con una pregunta: «¿Es posible salir de esta lógica de la muerte? ¿Dónde podemos mirar?». Añadió que don Giussani, tras la masacre de Nassirya en 2003, hizo un comentario que también se cita en el manifiesto de CL: «Si hubiera una educación del pueblo, todos estarían mejor». Entonces fue cuando Prosperi narró el episodio inicial del Moldava. La primera tarea es la educación. No es un corolario, una cosa más en la lucha por la paz. Decía Prosperi: «Nuestra responsabilidad, también como movimiento, es sobre todo construir con paciencia, día tras día, lugares de educación y de esperanza. Puede parecer inútil, pero todos tenemos presente el testimonio de disenso pacífico y no violento que bajo la guía de Juan Pablo II llevó a la caída de los regímenes totalitarios en Europa. ¿Cómo es posible? Es posible porque el juicio es parte esencial del camino hacia la paz».

Al declinar en qué consiste esta reponsabilidad, el presidente de la Fraternidad señaló la campaña de AVSI y la iniciativa “Hospitales abiertos” en Siria, que garantiza el acceso gratuito a la atención sanitaria para gente en situación de pobreza en tres hospitales gestionados por congregaciones católicas y promovida por el cardenal Mario Zenari, nuncio apostólico en Damasco. Ejemplos de cómo el carisma y la historia de CL han generado obras. Aparte de AVSI, hay otras entidades como el Banco de Solidaridad o el Banco Farmacéutico, y muchas más que ofrecen y generan ocasiones de ponerse “en marcha” por la paz. Prosperi terminó diciendo que «la profecía por la paz no es un sueño. El arzobispo de la Madre de Dios en Moscú, monseñor Paolo Pezzi, sostuvo públicamente la postura del Papa, afirmando que “la única manera de vivir es ser humildes constructores de paz y defensores de la justicia, en la medida en que nuestros talentos y las circunstancias de nuestra vida nos lo permitan”». Para terminar, una frase pronunciada por don Luigi Giussani, precisamente en Roma, en 1998: «El Misterio y su misericordia queda como la última palabra, aun por encima de todas las negras posibilidades de la historia».