Monseñor Filippo Santoro

Santoro: «¿Iglesia y carisma? Un camino de sintonía total»

El arzobispo de Taranto habla de su misión como delegado especial de la asociación "Memores Domini" designado por el papa Francisco (publicado en Avvenire el 23 de agosto de 2022)
Paolo Viana

Hay dos fechas que cambiaron la vida de Comunión y Liberación (entre otros). El 11 de junio de 2021, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida aprobó un decreto general que regula la duración y el número de mandatos de gobierno (con un máximo de diez años consecutivos) en las asociaciones internacionales de fieles, privadas y públicas, y la necesaria representatividad de sus miembros en el proceso de elección del órgano de gobierno internacional. Aquel decreto causó, entre otras cosas, la renuncia de Julián Carrón al frente de la Fraternidad y el nombramiento de Davide Prosperi como presidente.
Pero ya antes de estos acontecimientos, el 8 de septiembre de 2021, el papa Francisco se había reunido con el arzobispo Filippo Santoro para encomendarle el cargo de delegado especial del Santo Padre para la asociación Memores Domini, que reúne a los laicos de CL que entregan su vida a Cristo en la experiencia de la virginidad cristiana. Invitado habitual del Meeting de Rímini y ex obispo en Brasil, el arzobispo de Taranto explica los últimos acontecimientos.

¿El papa Francisco le eligió porque usted viene de CL?
Debemos dar gracias al Papa por elegir a alguien que ha vivido y trata de vivir el carisma que el Espíritu Santo donó a la Iglesia y al mundo a través de don Giussani. Cuando me llamó, estuvimos hablando de la conferencia de Aparecida, donde Bergoglio presidía la Comisión para la redacción del documento final de la Asamblea y yo coordinaba uno de los capítulos. Después de recordar aquello, sencillamente me dijo: «gracias por aceptar».

¿Y había aceptado?
En efecto, no había aceptado, ¿pero cómo decir no al Papa? Me permití objetar que ya era arzobispo y que tenía que ocuparme de la Semana Social que los católicos italianos celebran en Taranto (Santoro era presidente del Comité científico y organizativo de este evento) y él me respondió: «aparte de eso, encárgate también de este otro trabajo». En cualquier caso, acepté convencido porque el Santo Padre añadió el afecto que tiene al carisma que viven los Memores y que en esta circunstancia no podía intervenir alguien que no lo conociera ni lo compartiera. Hacía falta una persona que, viviéndolo desde dentro, favoreciese el desarrollo del carisma con la autenticidad con que lo vivía don Giussani.

¿Qué más le dijo el Papa?
Que tenía la misión de favorecer la unidad entre los miembros de la asociación, proceder a la reforma de los estatutos y del directorio, y finalmente organizar la elección de un nuevo consejo directivo y un nuevo presidente.

¿Por dónde empezó?
Esta asociación laical cuenta con casi dos mil personas. Empecé reuniéndome con los novicios que pedían la admisión a la profesión definitiva, en octubre. En esa ocasión me impactó la riqueza del carisma de estos jóvenes. Conocí a 57, la mayoría italianos, y 52 pidieron la admisión a la profesión. Me di cuenta de que el carisma donado a don Giussani está vivo: jóvenes con carrera como médico, directivos, enfermeros, profesores, chicos y chicas, uno tras otro, que pedían la profesión porque en la relación con Cristo habían encontrado un camino seguro hacia la plenitud de su vida.

¿Qué es lo que más le impactó?
Los Memores Domini dedican su vida al Señor viviendo las mismas condiciones que todos, en su trabajo… Un enfermero altamente especializado en una clínica de leucemia infantil me contaba cómo cuidaba a dos niñas enfermas; una murió y su amiguita se acercó a él para decirle que estaba muy triste y enfadada con Dios. Él estuvo a su lado y le propuso mantener abierta una pequeña puerta a la relación con Dios porque esa era la puerta del Paraíso. Ser "memor" significa indicar en el trabajo la puerta del Paraíso. Otra novicia me contó que su peluquera le dijo mientras la peinaba: «Cuando vienes me alegro porque tú vives en paz, estás en tu sitio, me gustaría ser como tú». Le confesó que ella también quería ser feliz. Una tercera novicia, portuguesa, estaba triste porque se había aplazado su profesión definitiva y había rezado a la Virgen de Fátima escribiendo en un papel: «Me gustaría profesar». Al día siguiente le llegó la convocatoria. Pude escuchar relatos de vidas donde el carisma ha irrumpido literalmente y eso me ha ayudado mucho porque tenía delante la maravilla de una vida de fe ya en acto, que solo pedía la "forma" definitiva para entregarse al Señor y a la Iglesia.

¿Es difícil conciliar carisma con fidelidad a la Iglesia?
El camino de estos meses también ha consistido en mostrar una plena sintonía entre la adhesión al carisma y la fidelidad a la Iglesia, superando dificultades comprensibles en el cambio de guía y renovando la obediencia total al Santo Padre.

¿Cómo se ha abordado la revisión de los estatutos?
Se ha invitado a todas las casas a reflexionar sobre los estatutos y el directivo, no solo desde un punto de vista jurídico, sino sobre todo como una ocasión para profundizar personal y comunitariamente en el carisma. Ha habido 240 enmiendas o profundizaciones que ahora confluirán en una nueva redacción de los estatutos y del directorio que aprueben los Memores y se entregará al dicasterio para su aprobación. Después se procederá a la elección de los órganos previstos en los nuevos estatutos con la participación de todos los memores.

¿El carisma se transmite mediante una elección?
Este camino responde a la petición del dicasterio, que pone en evidencia la responsabilidad personal de cada miembro de la asociación, mediante un momento de participación. El carisma no es propiedad de una persona, se manifiesta mediante la acción del Espíritu Santo en la vida del fundador y luego se dona a toda la comunidad que lo sigue y que puede reavivarlo también mediante un proceso electivo.

¿Giussani lo veía así?
Según don Giussani, la experiencia del movimiento de CL, de la Fraternidad y de los Memores Domini es una compañía guiada hacia el destino, que en la semántica del Gius indica la presencia del significado del mundo, del Verbo que se hizo carne en el seno de María y que vive en la Iglesia. Por tanto, las elecciones subrayan la responsabilidad personal a la hora de seguir un punto de referencia con autoridad para el camino de la fe y la experiencia eclesial. Así nos lo han confirmado los ejercicios espirituales de verano de los Memores, donde se ha retomado un texto –La Alianza– de don Giussani donde la ley fundamental de la vida consiste en «seguir los acontecimientos en los que Él (Cristo) ha tomado la iniciativa hacia nosotros». En este texto, escrito en los inicios de la historia de los Memores, el Gius vuelve a proponer como modelo el corazón de la revelación cristiana: el camino del pueblo judío, que culmina en la encarnación del Verbo, en su Pascua de pasión y resurrección, que continúa en la experiencia de la Iglesia. En ella, carisma e institución son dones del único mismo espíritu de Jesús resucitado.

Avvenire