La exposición "Por qué la Iglesia" en Taipéi

Taipéi. La Iglesia somos nosotros

Raphaella Wang, Jen-Chuan, Lucy, Rebecca Tsai y Kun-Li son algunos “retratos” de la comunidad de CL en Taiwán que recoge la exposición para presentar la edición china del libro Por qué la Iglesia

Para el lanzamiento de la edición china del libro Por qué la Iglesia en Taiwán, los misioneros de la Fraternidad San Carlos pidieron a varias personas de la parroquia y de la comunidad que contaran qué es para ellos la Iglesia y cómo ha cambiado sus vidas. Junto a sus respuestas, se han expuesto también los dibujos de una amiga pintora que se llama Tsao Wenzee.



Kun-Li, 66 años
Por qué la Iglesia
me ha hecho entender que todavía no conozco lo suficiente mi fe, aunque me bautizaron de pequeño. Antes de conocer el movimiento, mi conocimiento de la Iglesia se limitaba a las reglas que cumplir y al buen comportamiento. Ahora soy una persona nueva. Reconozco que cada día es un don de Dios. Espero vivir cada vez más libre y alegre porque eso es lo que Él desea de mí.






Rebecca Tsai, 38 años
Para mí, la vida de la Iglesia coincide con mi vida cotidiana. Siempre tenemos gente alrededor, familiares, compañeros, cualquiera que encontremos en la vida. Jesús nos envía sus mensajes a través de ellos. Aunque la vida a veces puede parecer banal y poco excitante, trato de recordar que siempre estoy en relación con Dios. Este vínculo con Él es fundamental para mí. Me ayuda a pensar como Jesús y a valorar que las personas de la iglesia forman un único cuerpo; refuerza mi fe y me recuerda que con Él puedo atravesar todas las situaciones. Este vínculo me hace compartir con Él cada momento y cada circunstancia.





Jen-Chuan, 36 anni
Mi vida en la iglesia tiene varias caras. A veces me implico en muchas actividades y me siento saciada y llena de alegría. A veces me siento triste y enfadada por mis dificultades para comunicarme con los demás, o bien me siento tocada por sus testimonios. ¿Qué aprendo de todo eso? Aprendo, paso a paso, cómo amar y ser amado. Aprendiendo a amar a mis amigos, a mi familia, a los que no piensan igual que yo, a mí mismo, puedo llegar a comprender lo que me enseñan Jesús y la Iglesia. En este camino lleno de amor, siento que mi corazón se va llenando de paz.





Raphaella Wang, 26 años
Tal vez porque últimamente muchos eventos se desarrollan online, me he vuelto un poco perezosa a la hora de participar en las cosas, incluso para ir a la iglesia. Pensaba que, puesto que Dios está más allá del tiempo y del espacio, no cambiaría mucho estar o no presente físicamente. Pero esta idea cambió por completo después de conocer a una amiga católica. Puedo decir que ir a misa es lo más importante para ella en su vida cotidiana, y se nota en cómo se comporta. El hecho de diferenciar el domingo del resto de los días y considerarlo un momento sagrado supone tomar distancia de los compromisos y entregarse a Dios como un sacrificio. Si no soy capaz de un sacrificio tan pequeño por Dios, ¿cómo voy a mantener viva mi fe? Ahora me doy cuenta de que ir a la iglesia me hace sentir que pertenezco a una comunidad que me da la posibilidad de tener un tiempo y un lugar reales para dar gracias a mi Señor. Verdaderamente Dios está más allá del tiempo y del espacio, pero cuida de cada pequeño corazón. Desea que estemos con Él.




Lucy, 30 años
El tiempo que paso en la iglesia es el tiempo que vivo sobre todo con amigos. Cuando estamos juntos, siento la presencia de Cristo. Aprendemos unos de otros, compartiendo nuestras historias y experiencias. Todos nos estamos volviendo mejores. ¿Acaso no se vivía lo mismo en tiempos de Jesús? Él vivía con sus discípulos y les llevaba la luz y la verdad.