El congreso del 20 de junio de 2022 en la Universidad Pontificia Lateranense

“Movimientos y nuevas comunidades”, formación sobre los carismas

La contribución del presidente de la Fraternidad de CL sobre el congreso teológico del 20 de junio, que ayuda a «profundizar en lo que significa la co-esencialidad entre carisma e institución». Los videos del encuentro y un texto de don Giussani
Davide Prosperi

Respondiendo a la invitación recibida por el cardenal Kevin Farrell de emprender un oportuno trabajo de formación sobre el tema de los carismas en la Iglesia, me parece útil compartir mientras tanto, a la espera de actos oficiales, algunos videos (en italiano, ndt.) del congreso teológico que se celebró el pasado 20 de junio en la Universidad Pontifica Lateranense “Movimientos y nuevas comunidades. Identidades en el camino sinodal de la Iglesia”.

Intervinieron, además del propio cardenal Farrell: el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina; Linda Ghisoni, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; monseñor Piero Coda, secretario general de la Comisión Teológica Internacional y profesor de Ontología Trinitaria en el Instituto Universitario Sophia; Elena Di Bernardo, de la facultad de Derecho Canónico del Institutum Utriusque luris en la Universidad Pontificia Lateranense; Mary Healy, del Seminario mayor del Sagrado Corazón en Detroit, EE.UU; y Luigino Bruni, profesor de Economía política y coordinador del doctorado en Ciencias de la Economía civil de la Universidad Lumsa en Roma.

Considero realmente importante para los miembros de la Fraternidad y para todo el movimiento lograr sacar tiempo, en la medida de lo posible, para seguir este congreso en su integridad. Todas las intervenciones resultan de gran interés y ayudan a comprender el sentido último del camino que la Iglesia está proponiendo a los movimientos.

En particular, destaco la claridad y profundidad de ciertas intervenciones, empezando por la del propio cardenal Farrell (sesión matutina), que evidencia los enormes desafíos que nos esperan: la «fidelidad dinámica y creativa al carisma», la unidad, la sinodalidad y el carácter misionero. Farrell reitera además la necesidad de «un discernimiento, individual y comunitario, para reconocer lo que el Espíritu Santo sugiere a la Iglesia» y a cada una de sus diversas entidades, y de una «formación permanente ofrecida a sus miembros, teniendo en cuenta estos nuevos desafíos y que se adecúen a ellos las actividades de apostolado y servicios de caridad» que todos los movimientos llevan a cabo «con dedicación admirable».

Del mismo modo, me han parecido de gran utilidad las reflexiones del cardenal Ouellet (sesión vespertina) y las respuestas que da a las preguntas planteadas por varios representantes de movimientos presentes en la sala. Me refiero especialmente a la confirmación de que la Iglesia reconoce la excepcionalidad de la acción del Espíritu Santo mediante los diversos carismas y –más concretamente sobre el tema que nos afecta– al destacar que la responsabilidad del carisma es siempre comunitaria (de manera aún más evidente cuando el fundador ya no vive). De ahí la importancia de que los reglamentos que la Iglesia propone no sean una restricción o límite a la acción del Espíritu (si bien, como dice Ouellet, a veces la Iglesia puede correr ese riesgo), sino que se conviertan en un instrumento necesario para que dicha dimensión comunitaria se exprese de manera realmente completa, ayudando a evitar ciertas praxis que corren el riesgo de favorecer personalismos o autoritarismos.

Estas, por tanto, al igual que el resto de intervenciones, suponen una ayuda que la Iglesia nos ofrece para profundizar mejor en lo que significa hablar de co-esencialidad entre carisma e institución en la Iglesia, como tantas veces nos enseñó el propio don Giussani: «Se reclama entonces a los movimientos a dos dimensiones fundamentales que certifican, en cierto sentido, su autenticidad. La primera de ellas es la referencia filial a los obispos y al Papa. La jerarquía no tiene el monopolio de los carismas, pero posee el carisma del discernimiento y de la ordenación de todos los carismas al bien común de la Iglesia. En segundo lugar, el auténtico carisma debe solicitar una apertura fraterna hacia todas las demás experiencias que conducen de diversas formas a la única verdad sobre Dios y sobre el hombre revelada en Cristo» (tomado de Los movimientos en la misión de la Iglesia – Tres discursos de Juan Pablo II, Documentos 5 – Suplemento a «Litterae Communionis-CL», n. 11/1985, pp. 3-8).

Señalo en este sentido que el texto del que está tomada esta última cita de don Giussani es sin duda otro instrumento muy útil en el itinerario de comprensión y crecimiento que se nos ha pedido sobre este tema. Lo tenéis disponible a continuación, junto a los dos videos del congreso (estos solo disponibles en italiano, ndt.).

Luigi Giussani, Introducción a Los movimientos en la misión de la Iglesia. Tres discursos de Juan Pablo II
Documentos 5 – Suplemento a «Litterae Communionis-CL», n. 11/1985, pp. 3-8 (descarga en PDF)


Sesión matutina



Sesión vespertina