Diaconía de la Fraternidad de CL: agradecimiento a don Julián Carrón

La carta de la Diaconía de la Fraternidad de CL, que expresa a Julián Carrón «su infinita gratitud por lo que ha representado durante estos años»

Hoy, sábado 20 de noviembre de 2021, la Diaconía Central de la Fraternidad de Comunión y Liberación se ha reunido en Milán para dejar constancia de la dimisión irrevocable de su presidente, don Julián Carrón, y afrontar ciertas cuestiones relativas a la vida de la Fraternidad, entre ellas una primera puesta en común del borrador de revisión de los estatutos, en conformidad con las directivas del Decreto vaticano que regula el ejercicio de gobierno de las asociaciones internacionales de fieles.
El vicepresidente, Davide Prosperi, ha informado a los miembros de la Diaconía de que ha sido convocado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida para un encuentro que tendrá lugar en los próximos días, razón por la cual la deliberación sobre el cargo de presidente se ha pospuesto a una nueva reunión de la Diaconía –que se celebrará inmediatamente después de dicho encuentro–, durante la cual proseguirán también los trabajos sobre el texto del borrador de revisión de los estatutos.

Este es el texto de la carta que al término de la Diaconía se ha enviado a todos los miembros de la Fraternidad de CL:

Milán, 20 de noviembre de 2021


Queridos amigos:

Ante la dimisión irrevocable de don Julián Carrón, la Diaconía central de la Fraternidad de Comunión y Liberación, reunida hoy, 20 de noviembre de 2021, en Milán, quiere expresarle su infinita gratitud por lo que ha representado durante estos años, desde que don Giussani lo llamó para compartir con él la guía del movimiento. Y le agradecemos la contribución que con su testimonio podrá seguir ofreciendo ahora.

Como presidente de la Fraternidad nos ha acompañado para identificarnos con la experiencia viva de don Giussani y con su método de educación en la fe –que la Iglesia ha reconocido como camino hacia la santidad–, viviendo «una obediencia de corazón a la forma de enseñanza a la que hemos sido confiados» (J. Ratzinger).

Por ello percibimos la urgencia de que ahonden en nuestro corazón estas palabras de don Giussani, para no desperdiciar el don recibido: «El carisma es una intervención del Espíritu Santo para aumentar la pertenencia a Cristo en el mundo. Es un dato de la historia donde se nace, donde el Espíritu nos sorprende, donde el Padre nos ha puesto. El designio del Misterio originario, del Padre, nos ha puesto en un camino determinado, en una vía determinada dentro de la Iglesia, nos ha introducido en el hecho de Cristo, del que nos ha hecho partícipes haciéndonos suyos, como conocimiento y como afecto» (Dare la vita per l’opera di un Altro, pp. 173˗174).

En el camino de estos años hemos experimentado que «el carisma es como una ventana a través de la cual se ve todo el espacio. La prueba de que un carisma es verdadero es que nos abra a todo, que no nos cierre» (Crear huellas en la historia del mundo, p. 118).

En este sentido, queremos acoger hasta el fondo la invitación contenida en la carta de Carrón: vivir esta circunstancia como ocasión para crecer en nuestra autoconciencia eclesial.

Pidamos al Espíritu Santo que renueve en nosotros la experiencia de la gracia del carisma que nos ha aferrado atrayéndonos hacia Cristo, dentro de la vida de nuestra madre la Iglesia y siguiendo a Pedro, para ser colaboradores activos de la voluntad del Padre que actúa en el hoy de la historia.

Los miembros de la Diaconía Central de la Fraternidad de Comunión y Liberación