Mikel Azurmendi

Mikel Azurmendi. El encuentro fortuito con la «tribu»

El camino personal de Mikel en sus últimos años de vida llena de contenido una de las palabras clave del camino cristiano: conversión. El artículo de Ignacio Carbajosa publicado en Alfa&Omega
Ignacio Carbajosa

El pasado 6 de agosto, día de la Transfiguración, a los 78 años de edad, moría en su casa de Igueldo (San Sebastián) Mikel Azurmendi. Como dice el recordatorio de su funeral, murió literalmente con las botas puestas, trabajando en su querido huerto en compañía de su mujer y su hijo. Aunque sabían de su testarudez, le habían recomendado que no hiciera grandes esfuerzos porque se estaba preparando para una operación delicada de corazón.



En sus últimas semanas había tenido ocasión de comunicar a sus numerosos amigos que se encontraba preparado para lo que pudiera suceder. Escribía así a una amiga italiana la víspera de su muerte: «Estoy esperando la cita con el cirujano. Me dirá cuándo será la operación, porque el cómo ya ha sido decidido: abrir el pecho. Estoy tranquilo y confío en que Dios ayudará al cirujano. Si falla, Dios habrá querido tenerme consigo. Por lo tanto, lo que sucederá está en las manos de Dios. Veo como un gran don esta larga vida con un final imprevisto».

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