Luigi Amicone

Las palabras de Carrón tras la muerte de Amicone

Ha muerto el periodista y escritor Luigi Amicone, grande amigo de don Giussani. Publicamos la carta que Julián Carrón ha enviado a su familia
Julián Carrón

Queridísimos Annalena, Francesco, Lucilla, Gloria, Clara, Teresa y Giovanni, os abrazo de todo corazón, y conmigo todo el movimiento.

En cuanto Giorgio me ha dado la noticia de la muerte de Luigino, he ido a releer las páginas de diálogo que tuvo con don Giussani durante el Equipe del CLU de 1978, en Chiesa Valmalenco. A la pregunta de don Giussani: «¿Qué es para nosotros el cristianismo? Deberíamos encontrar una respuesta que valiese también para mí, aunque yo fuese ateo», muchos universitarios intervinieron, pero ninguna respuesta le convencía. Hasta que tomó la palabra Luigino: «Yo pienso que el cristianismo es el acontecimiento de Dios que se ha hecho hombre, y este hombre ha dicho ser Dios y ha elegido...». Giussani lo interrumpió: «¡Basta, ya hemos llegado! ¡Porque el cristianismo es eso! El cristianismo es esto: ¡es un hecho! Un hecho. Me gustaría que os dieseis cuenta de que no es una cuestión de gusto, de claridad intelectual o de poner las cosas en su sitio: es un dato, es la condición fundamental de todo pensamiento y comportamiento cristiano. ¡El cristianismo es un hecho! Por eso, amigos, nuestra fe, nuestro ser cristianos es ante todo un hecho que ya no os podéis sacudir de encima, por más que lo intentéis, porque con el bautismo Cristo os ha aferrado».

Desde que Cristo lo aferró, haciéndolo Suyo mediante el encuentro con don Giussani, Luigino ya no se pudo sacudir de encima aquel “hecho”. Pasó toda su vida en el movimiento, al que siguió con un atrevimiento ingenuo y una pasión impetuosa –¡cuántas conversaciones con él me obligaban a tomar más conciencia del “hecho” que también a mí me conquistó!–, y ahora se cumple en la gloria del Padre, en compañía de don Giussani, que tanto le amó, y de muchos de sus amigos, que también son nuestros.

Finalmente su inquietud habrá hallado paz en el abrazo de Cristo victorioso sobre la muerte.