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Meeting 2021. Las voces del yo

«El Meeting de Rímini quiere encontrarse con quien perciba la vida con toda su desproporción y su necesidad, porque nosotros también percibimos esa falta y queremos conocer lo que estamos buscando». Del "Quotidiano Meeting"
Guadalupe Arbona Abascal

La crisis de nuestro tiempo es sin duda una circunstancia que ha roto en mil pedazos muchas seguridades y cosas que pensábamos que durarían siempre. ¿Qué pasa entonces? Que nos hacemos preguntas. Preguntas que nacen poco a poco, a medida que escuchamos a los hombres y mujeres de nuestro tiempo que tienen el coraje de romper el silencio. ¿Dónde va nuestro mundo? ¿Por qué la enfermedad? ¿Y la muerte? ¿Por dónde volver a empezar? ¿Cómo mirar las heridas que vemos en nosotros y a nuestro alrededor? ¿Y esta tristeza? ¿Quiénes somos?

Estas preguntas, que hasta hace poco nos avergonzaba plantear en público -de hecho las escondíamos un poco para no mostrar nuestras debilidades- ahora las escuchamos por todas partes: a los raperos, influencer, personajes de series televisivas. El Meeting de Rímini no tiene miedo a estas preguntas, al contrario, las siente suyas. Por eso las ofrece a la sociedad y al mundo entero como lo más valioso para volver a empezar. El Meeting vibra con estas preguntas, susurradas, cantadas o gritadas: son las emociones dramáticas e inteligentes que constituyen a la persona, es decir, las vibraciones más íntimas y verdaderas del yo. Cómo no sentir nuestra la profética intuición de Pasolini: «Siempre falta algo, en todo lo que intuyo hay un vacío» (de la exposición "Yo, P.P. Pasolini"). O esa nostalgia que siente Jules del amor de una madre en su vida, rota en pedazos (de la exposición "Una pregunta que quema"). Cómo no abrazar la pregunta de la judía Edith Bruck después de todo su sufrimiento en Auschwitz: «¿Quién me ha permitido no odiar?» (de la serie "La grieta y la luz"). O la de Lady Gaga que nos quema por dentro: «Dime, muchacha, ¿eres feliz en este mundo moderno o necesitas algo más? ¿Hay algo más que estés buscando?».

El Meeting de Rímini quiere encontrarse con quien perciba así la vida -con toda su desproporción y su necesidad- porque nosotros también percibimos esa falta y queremos conocer lo que estamos buscando.
Voy un paso más allá. Yo -española, que llevo treinta años viniendo al Meeting, al principio de jovencita recorriendo 17 horas de coche hasta llegar- me movía por una atracción y por una simpatía gratuita, desafiante y dramática que reconocía en la experiencia del Meeting. Desde entonces, todos los años, y este especialmente, me ofrece la oportunidad de verificar si la experiencia cristiana, de la que nace el Meeting, me brinda una pretensión única: abrazar mis preguntas. Como dice un personaje de la serie de TV West World, citado en la exposición "Una pregunta que quema", yo espero decir, mediante los encuentros, exposiciones, espectáculos y el trabajo gratuito de tantos amigos: «Tú eres lo primero que me ha pasado en mucho tiempo». Lo espero desde hace mucho y lo sigo esperando ahora con mis coetáneos.