Fabio Cantelli, escritor y vicepresidente del Grupo Abele (foto Pino Franchino)

Caminos distintos, misma perspectiva

Un momento de diálogo entre Fabio Cantelli y Carmine Di Martino sobre el último libro de don Giussani. Una partida de ping-pong para ir al fondo de la verdadera naturaleza del cristianismo
Alessandro Banfi

El cristianismo como acontecimiento es el tema central del encuentro organizado por la Asociación de Centros Culturales y el Centro Cultural de Milán, junto a la editorial Bur Rizzoli, un diálogo intenso entre Fabio Cantelli, escritor y vicepresidente del Grupo Abele, y Carmine Di Martino, profesor de Filosofía moral en la Universidad Estatal de Milán, para presentar el último libro de Luigi Giussani, Attraverso la compagnia dei credenti (A través de la compañía de los creyentes, ndt.), que recoge conversaciones y lecciones de don Giussani en los Ejercicios espirituales de la Fraternidad. Una conversación que estuvo moderada por Caterina Pulcinella.

Cantelli contó brevemente su historia, evocando un itinerario que le llevó de la experiencia de la drogodependencia al estudio con el filósofo Carlo Sini, punto común con Di Martino. El escritor recordó un momento de conciencia que vivió a los 17 años, cuando se topó con un texto de Arthur Rimbaud, Cartas del vidente, con un verso que dice: «Je est un autre», yo es otro. «Esta frase –explicó– me abrió una perspectiva inesperada, la de ese otro que habita en nuestra vida». Y terminó su primera intervención afirmando que «comparto mi experiencia aunque vengo por caminos muy distintos».

Fabio Cantelli, Caterina Pulcinella y Carmine Di Martino en la presentación del libro de don Giussani (foto Pino Franchino)

Carmine Di Martino dijo que el texto de Giussani le ha llegado como una sacudida, provocándole dos cuestiones. La primera: ¿cuál es el objetivo de la vida? Pregunta que se hace aún más evidente con la pandemia. Segunda provocación: el cristianismo es un acontecimiento. «Giussani –glosó Di Martino– indica la supremacía en el Evangelio del verbo ver sobre el verbo creer». Como en un ping-pong existencial, Cantelli reconoció que ha sobrevivido a la catástrofe de la existencia, descubriendo la verdad que afirma otro poeta, Friedrich Hölderlin: «Donde hay peligro crece lo que nos salva». El escritor se rebeló contra un cristianismo vivido como presunción de superioridad sobre los demás, un integrismo que te hace pensar que debes ser “impecable”, y que suele presentarse como alternativa a quien busca de verdad. Entonces el diálogo se centró en el núcleo de la cuestión, ¿cuál es la verdadera naturaleza del cristianismo? Di Martino señaló que el pensamiento de don Giussani despliega ahí toda su genialidad. Otros grandes pensadores católicos del siglo XX, como Guardini o Barthes, subrayaban la categoría del cristianismo como hecho, evento, acontecimiento. Pero Giussani articula una reflexión estructurada sobre el Hecho cristiano, no relegado a hace dos mil años, sino presente, con la misma fuerza aquí y ahora. Algo que podemos encontrar y comprobar. Un Acontecimiento, objeto de experiencia, que se prolonga hasta llegar a nosotros, pecadores que avanzamos a duras penas, pero amados por el Misterio.

La verdadera fe, por tanto, consiste en mirar, encontrar un acontecimiento real que se somete a nuestra libertad. Es justo lo contrario de la presunción de poseer algo. En términos cristianos, es una gracia. «Reacciono enseguida», afirmó Cantelli impactado por lo que define como un impacto. «Un cristianismo así es una experiencia sensual, perceptible. Percepción de un hecho que se hace actual, que sucede en el tiempo vertical». Ambos ponentes se encontraron con la urgencia de algo que toque el presente. «Un acontecimiento me sorprende siempre, es una irrupción siempre, aunque ya lo haya encontrado», observa Di Martino. Que terminó con una definición genial del gran filósofo judío Emmanuel Lévinas: «El yo significa ¡presente!». Es decir, el yo se expresa en relación con el Acontecimiento.