Por la izquierda: don Giussani, Francesco Ricci y Pigi Bernareggi. Sao Paulo, Brasil, 1974 (©Fraternità di CL)

Pigi Bernareggi. El mensaje de Julián Carrón

«Siempre secundando el método propuesto por Dios. ¡Cuántos frutos ha producido su disponibilidad para seguir este método!». Las palabras del responsable de CL tras la muerte del misionero italiano
Julián Carrón

«El yo nuevo nace del gesto de la elección de Cristo que lo inserta en la compañía humana que genera Su Espíritu, en la Iglesia. Esta elección asume siempre una forma histórica concreta» (L. Giussani ˗ S. Alberto ˗ J. Prades, Crear huellas en la historia del mundo, Encuentro, Madrid 2019, p. 106).

Queridos amigos, estas palabras de la Escuela de comunidad que hemos trabajado hace poco, describen la vida de don Pigi Bernareggi, vivida en el cauce de esta forma histórica concreta que es el carisma y marcada por dos fidelidades. La primera, la de Dios que lo eligió para hacer crecer su designio de salvación y nunca lo abandonó. Y en segundo lugar, la fidelidad de Pigi, que reconoció y secundó la llamada del Misterio, que le llegó en 1954 en un aula del liceo Berchet de Milán con el acento inconfundible de don Giussani. Siempre recordaba el que fue su “hermoso día”: «Entró en nuestra vida como un huracán – y ya estábamos esperando su siguiente clase» ¿Por qué? «Nos pedía un uso nuevo de la razón: sin formular esquemas ni catalogar conocimientos sino abierta a descubrir el misterio del ser, a la transparencia del sentido último de la experiencia humana».

A través de don Giussani, el cristianismo irrumpió en su vida como un acontecimiento presente: «Lo que recibí en GS fue la certeza de la presencia de Cristo en todo, siempre, pase lo que pase, aunque se caiga el mundo. Presencia de Cristo en el instante que pasa, porque si no es en el instante que pasa, simplemente no existe, será una teoría que repetirás de vez en cuando, una especie de refugio o retiro espiritual. El gran descubrimiento que mis amigos y yo hicimos en GS fue que la sustancia del instante que pasa es la presencia de Cristo. Si no está en el instante que pasa, no existe». Pigi nos recuerda que Cristo sucede ahora. Y esta es su gran herencia.

Por ello su lema sacerdotal era «No anteponer nada a Cristo» (san Cipriano). Esta conciencia lo convirtió en protagonista del testimonio diario en las favelas de Belo Horizonte. Nunca seguiendo otro camino, ni siquiera cuando tuvo que atravesar los oscuros valles de la soledad y la enfermedad. Siempre secundando el método propuesto por Dios. ¡Cuántos frutos ha producido su disponibilidad para seguir este método!

En una carta de 1999 a Rosetta –que compartió la aventura brasileña con Pigi hasta el final– , don Giussani se refería a él como «el más grande de nuestros misioneros. Pero Pigi también fue generador de los primeros inicios del Movimiento. Para mí, Pigi encarna el ideal de nuestro Movimiento en el sentido de que revive a CRISTO hoy tal como lo veían ayer Pedro y Juan».

Pidamos que el ideal encarnado en Pigi inunde nuestra vida, para que lo que vivieron Pedro y Juan, y Pigi con ellos, se convierta cada vez más en experiencia diaria para cada uno de nosotros: «Estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Rm 8,38˗39).

Con afecto, vuestro

don Julián Carrón

Milán, 23 de enero de 2021