La presentación en Paraguay

Paraguay. «La riqueza de nuestra fragilidad»

Un diálogo online a tres voces sobre “El despertar de lo humano” entre varias personalidades del panorama político y cultural del país sudamericano. Para entender mejor dónde hallar respuesta a tantas preguntas en este tiempo
Nora Gauto de Meyer

Hacía semanas que las reacciones a un libro tan provocador, desde el título, El despertar de lo humano, hasta su última línea, circulaba entre nosotros. El texto había llegado a manos de algunos periodistas y políticos del medio, obispos, docentes, estudiantes, empresarios, padres de familia y otras personas que manifestaban su sorpresa ante un planteamiento tan distinto para afrontar el momento que nos toca vivir.

El fenómeno de la pandemia abarca toda la experiencia humana y su abordaje se nos plantea a diario desde la perspectiva política, científica y económica. Julián Carrón, sorprendentemente, no echa mano de los “expertos” sino que interpela personalmente a cada uno de sus lectores desde su misma experiencia.

En este contexto, los amigos de la asociación Encuentro Asunción plantearon organizar una presentación digital del libro para el viernes 12 de junio.

Con más de 400 conexiones de Paraguay y América Latina en directo por streaming, presentaron el libro Soledad Núñez, ingeniera civil y exministra de la Vivienda; Roberto Moreno, abogado y docente universitario; junto a Julián de la Morena, responsable de Comunión y Liberación en América Latina, moderados por Luis Ayala, profesor de Economía en la Universidad Católica de Asunción. Hora y cuarto de un encuentro con un clima humano de gran calidez en el que los ponentes expresaron una notable sencillez y profundidad humana.



Soledad Núñez, quien con 31 años se convirtió en la ministra más joven del país hace unos años, sigue hoy una intensa labor social, profundamente implicada en el contexto nacional (común a gran parte de Latinoamérica) en el cual el Covid-19 tiene consecuencias específicas para una gran parte de la población más vulnerable, que probablemente verá agrandarse la brecha no solamente social y económicamente sino también a nivel educativo. La gran cantidad de preguntas que despertó la lectura del texto la llevó a iniciar el diálogo planteándonos a todos la pregunta: «¿Qué elasticidad tiene esta generación?», a la que Carrón sitúa ante un desafío sin precedentes ya al inicio del libro. Pregunta que ayudó a identificar como posibilidad de «ayuda al crecimiento de un mundo mejor», pues esta tarea compartida por varias personas, en la crisis actual, puede ser fuente de cambios a nivel personal e incluso para un rol más útil del Estado. Su trabajo personal frente a las preguntas vividas en este período de aislamiento e iluminadas por la lectura a la que se vio invitada quedó expresada en la afirmación de que «la razón, estimulada por la realidad, se apodera de nuestra fibra más intima».

A medida que el diálogo avanzaba, Roberto Moreno –quien también posee una reconocida trayectoria profesional, de labor docente y de colaboración en la administración pública habiéndose desempeñado como procurador general de la República durante varios años– intervenía con gran profundidad y poniendo de manifiesto una lectura detallada del libro. Resaltaron en sus reflexiones dos aspectos centrales que lo habían impactado: la positividad de la realidad siempre que asumamos el desafío de vivirla y no simplemente interpretarla; y la riqueza de nuestra fragilidad que nos permite llegar al punto de la dependencia como verdad de nosotros mismos. «No somos Prometeo» fue un juicio repetido con intensidad que nos dio cuenta del «proceso personal de reflexión y de purificación también de la fe» que textualmente compartió y que agradeció.

Como corolario, Julián de la Morena nos advertía que el despertar de nuestra humanidad no es algo automático ni mágico, sino que implica no permanecer sordos a las circunstancias; no perder la ocasión de ser nosotros mismos y que estemos atentos a ser útiles a los demás «reconquistando metros de cordialidad y de servicio». Los rostros conmovidos de los panelistas y de quienes estaban conectados en las terminales de la red expresaban con claridad la verdad de lo que nos decía.

Un encuentro, de poco más de una hora, en el que se hizo evidente que la humanidad se despierta estando junto a personas que comunican una certeza y caminan a nuestro lado; como claramente nos dijo Roberto Moreno antes de despedirse: «Frente a las muchas preguntas que surgen naturalmente en este periodo, la única respuesta es una Persona que me quiere y me acompaña. ¡Por eso se genera la esperanza!».