Don Giussani y Juan Pablo II

Carrón: «¿Don Giussani? Su mirada penetraba el alma»

Con ocasión del 15 aniversario del fallecimiento del fundador de CL, Radio Vaticana ha entrevistado al presidente de la Fraternidad. «¿Su herencia? una experiencia de la fe que, cuanto más pasa el tiempo, más nos sorprende»
Roberta Gisotti

Una vida intensa de oración, compromisos sociales, viajes, encuentros por todo el mundo, un carisma inagotable y un gran entusiasmo por toda expresión artística. A los siete años de su desaparición, en 2012 se abrió la causa de beatificación y canonización de Luigi Giussani, cuya tumba en el Cementerio Monumental de Milán es meta de devoción y oración por parte de muchísimas personas que lo conocieron, valoran su obra pastoral y se han beneficiado de sus innegables dotes humanas y espirituales. Entre ellos está Julián Carrón, su sucesor al frente del movimiento de Comunión y Liberación, presidente de la Fraternidad de CL, profesor de Teología en la Universidad Católica de Milán.

Hace 15 años fallecía Monseñor Luigi Giussani, ¿cuál es la herencia más grande que queda del carisma de este extraordinario y carismático sacerdote?
Lo que nos ha dejado Giussani como herencia es una percepción y una experiencia de la fe que cuanto más pasa el tiempo, nos hace sorprendernos cada vez más de la gracia que fue haberlo encontrado, porque en lugar de debilitarse esta herencia, cuanto más uno está dispuesto a acogerla y a seguirla, tanto más se asombra de lo actual que es para afrontar todos los desafíos que estamos viviendo tantos años después de su muerte. Por eso es una herencia totalmente actual, aún ahora casi más que cuando vivía, porque los desafíos que estamos viviendo ahora, aunque en gran parte él los intuyó, somos nosotros los que los tenemos que afrontar en el presente. Y por eso su herencia sigue todavía más viva que hace 15 años.

Don Giussani se encontró sembrando para el movimiento en años difíciles, de fuertes cambios, seguidos por la revolución política y cultural del 68. ¿Qué lecciones se pueden aprender para afrontar los desafíos para la cristiandad en la época actual, para motivar a los jóvenes católicos en el compromiso social?
La lección que él sacó del 68 creo que sigue totalmente viva. Recientemente el Papa ha reclamado el hecho de que ya no existe una tradición cristiana, que la mayoría de la gente hoy vive, nace y crece en una sociedad en la que el cristianismo es una de las tantas ofertas o propuestas de vida. Y esto don Giussani lo intuyó en el 68 porque se dio cuenta de que no se transmitía ya la fe en la familia, en las escuelas, en las parroquias, y me parece que aquella intuición que él tuvo es ahora algo evidente para todos. Por tanto, ¿qué es lo que él intuyó que era necesario? No una repetición del anuncio cristiano sino que tiene que volver a ‘acontecer’ como experiencia en la vida para que uno pueda desear participar de la fe, como uno que se enamora. No basta que a uno le digan que es bonito enamorarse o que le expliquen la doctrina correcta sobre el enamoramiento. Eso no es capaz de generar el hecho de enamorarse y de poder desear compartir la vida con una persona: hace falta que suceda. El cristianismo necesita que suceda de nuevo en la persona, en cada uno de los cristianos que lo encuentran. Porque es la única posibilidad de que los otros puedan ver lo que sucede cuando una persona está investida, como penetrada por este acontecimiento (...)

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