Elecciones en Emilia-Romagna. El documento de Comunión y Liberación

Las elecciones en la región italiana se celebran el próximo 26 de enero. En la última cita electoral la participación solo llegó al 37,71 por ciento. La incertidumbre es el sentimiento dominante y las soluciones de la política no parecen bastar...

Una región abierta a la contribución de todos, construyendo el bien común
Nos acercamos a esta cita electoral después de que en las últimas elecciones regionales de 2014 solo votaran 1.304.841 personas, el 37,71% de los 3.460.402 de personas con derecho a voto.
En los últimos años, la política de partidos ha contribuido ciertamente a generar una desconfianza generalizada hacia la clase dirigente. No es casual que se haya hecho un llamamiento al presidente de la República italiana como garante institucional de una situación de inadecuación de la política para desarrollar su tarea de manera autorizada.
El CENSIS (Centro de Estudios de Inversión Social en Italia) señala en su último informe que la incertidumbre define el estado de ánimo dominante en el 69% de la población italiana. A la pregunta sobre si los ciudadanos se siguen fiando de su prójimo, el 75% responde de manera negativa. Un 48% muestra además una pulsión antidemocrática, en favor de un hombre solo y fuerte en el poder.
Las respuestas tradicionales a nivel social e institucional ya no parecen bastar. Resulta fácil quejarse de la política, del sistema, de los demás, reconociendo raramente el desinterés, la escasa disponibilidad y la cerrazón que nos caracterizan.

¿Es posible volver a empezar? ¿Por dónde?
A pesar del miedo, la rabia, los fenómenos de violencia, que llevan a la construcción de muros y a un nihilismo galopante, queda un último deseo de justicia, de belleza, de verdad, una última irreductibilidad que, en la afanosa historia de este país, y de esta región, ha generado una extraordinaria capacidad constructiva.
Hoy también es así. Podemos volver a empezar por el deseo irreductible que habita en cada uno, poniendo en acto modalidades de colaboración y ayuda siempre nuevas. Existen muchos ejemplos de ello en nuestra región:

- Una familia joven, ante la discapacidad de una hija, descubre las dificultades y gravosos costes que derivan de una situación así y que inciden duramente en sus opciones cotidianas, también las educativas. Conocen a otras familias en su misma situación y deciden ayudarse, implicando a otros amigos, ofreciendo acompañamiento y recogiendo fondos para contribuir con los gastos añadidos derivados de la discapacidad. Así ha nacido una asociación de apoyo a familias con hijos con discapacidad.
- En todas las provincias de la región, desde hace más de 30 años y aún hoy, grupos de familias deciden abrir nuevas escuelas o relanzar instituciones ya existentes. Actualmente, en Emilia-Romagna las escuelas paritarias, en su conjunto, acogen al 11% de los alumnos. Con el tiempo, las escuelas crean redes y comienzan un diálogo con las instituciones regionales y locales, con el fin de apoyar el derecho de todos a la educación y a la libertad para elegir centro educativo.
- Hace años, un médico decidió “hacerse cargo” de los pacientes mediante la experiencia del Hospice, un centro hospitalario para enfermos que precisan una atención especializada en cuidados paliativos continuados. Dentro del sistema sanitario de la región, contribuye a sostener una red de asistencia domiciliaria con una red capilar de Hospice. Se trata de un compromiso motivado por el hecho de que “es importante que existan estas estructuras, pero aún más importante es quién trabaja en ellas”, con la posibilidad de contar también con el apoyo de asociaciones de voluntariado.
- En 2003 nació una realidad cooperativa orientada a personas desempleadas y en situación de dificultad que, con apoyo municipal y regional, inicial un itinerario de reinserción laboral. Esta cooperativa ha recuperado la elaboración de la anguila de los valles, con el consiguiente cuidado del territorio, las tradiciones y la recuperación de una experiencia laboral que confiere una nueva dignidad humana y social a los empleados en el proceso.
- Una mujer afronta la enfermedad de su padre, afectado por una demencia senil. Lo acoge en casa, busca y encuentra un método desarrollado por un médico para la comprensión de gestos y palabras del enfermo. Primero un curso de formación, luego la invitación al profesor que ha desarrollado ese método para un encuentro público. El alcalde, presente en dicho encuentro, asombrado por el testimonio, favorece el nacimiento de un proyecto para la ciudad. Las solicitudes de asistencia crecen y la fundación bancaria local decide apoyar económicamente esta iniciativa.

Son ejemplo, ‘pequeños’ y ‘cotidianos’, de los que emerge una indicación de método y una contribución original que queremos ofrecer a la política.
Los hechos relatados –igual que otros muchos más– muestran, de hecho, que también en este cambio de época el elemento decisivo es la existencia y generación de un sujeto “responsable”, que vive, que dice “yo”, que no se rinde y construye un bien para sí mismo y para los demás.
Por aquí se puede volver a empezar. Y esto interpela a todos, también a los políticos y a los candidatos.

¿Qué esperamos/pedimos de la política?
Que capte el método para responder a las necesidades que emerge de los ejemplos citados en experiencias ciudadanas positivas. Que haga suya la voluntad de construir gratuitamente para el propio bien y el de todos que muestran estos sujetos con sus intentos.
Pero para ello hay que cambiar de mentalidad. Hay que aceptar el riesgo de apostar por la libertad de las personas y de la sociedad civil cuando muestra ser capaz de colaborar en la construcción del bien común, con iniciativas, obras, propuestas educativas y solidarias.
Pedimos que la política salga de una situación de choque para abrirse a una confrontación real sobre las necesidades que existen, consciente de que el otro es un bien y que cada uno puede aportar su propia contribución. Que trabaje por conocer las demandas y necesidades de sus ciudadanos, antes de definir cómo prestar sus servicios.
Emilia-Romagna aún está lejos de un sistema realmente centrado en la financiación de la demanda (y no de la oferta) de servicios, que apueste por la capacidad ciudadana para construir y elegir.
En síntesis, frente a tantos esfuerzos ya realizados para valorar la sociedad desde abajo, ahora hace falta tener el coraje de dar un paso importante. Es necesario apostar por el potencial de las regiones, menos distantes del ciudadano, para intentar dar una perspectiva de relanzamiento en lo inmediato y sugerir nuevos caminos a la política nacional a largo plazo.
Las regiones juegan un papel fundamental en los sectores que tocan más de cerca las necesidades y rutinas de los ciudadanos: la sanidad (más del 80% del presupuesto regional), las políticas sociales, la educación que con el trabajo, la formación profesional, la valoración de las vocaciones territoriales (como el turismo), el medio ambiente y el gobierno del territorio representan el corazón de las competencias regionales.
Hay mucho que hacer y es cada vez más urgente crear redes entre sistemas regionales virtuosos, más allá de las pertenencias partidistas, confrontando también los diversos modelos regionales, para encontrar caminos viables que tengan en cuenta la complejidad de los problemas y la necesidad de garantizar la solidaridad en su grado máximo. Ejemplos virtuosos en las regiones existen y, en vez de correr tras una política competitiva con el objetivo estéril de demostrar que el modelo propio es el mejor, sería deseable una fecunda colaboración con el fin de crecer no solo en los respectivos territorios sino servir de tracción para todo el país, que atraviesa actualmente claras dificultades.

Nos interesa dialogar sobre estos temas con todos los que estén disponibles
Nos damos cuenta de que, tampoco en política, podemos permitirnos ser ideológicos.
Deseamos dialogar con todos, incluidos políticos de cualquier orientación, para estar cada vez más abiertos a la contribución de todos, en la construcción del bien común.
En esta ocasión también queremos acoger la invitación que el papa Francisco dirigió a todos, con motivo de su visita precisamente a Emilia Romagna, a no quedarse “mirando desde el balcón”.
En su memorable discurso en la Plaza del Pueblo de Cesena, el 1 de octubre de 2017, el Papa ofreció un punto de vista sobre la política que hoy resulta aún más decisivo de cara a la próxima cita electoral.
De hecho, en aquella ocasión reclamaba la necesidad, para la vida de la comunidad, de la buena política: “no de la que es sierva de las ambiciones individuales o de la prepotencia de grupos o centros de interés. Una política que no sea ni sierva ni patrona, sino amiga y colaboradora; no temerosa o imprudente, sino responsable y por lo tanto valiente y prudente al mismo tiempo; que aumente la participación de las personas, su inclusión y participación progresiva; que no deje al margen a determinadas categorías, que no saquee ni contamine los recursos naturales... Una política que pueda armonizar las aspiraciones legítimas de individuos y grupos manteniendo el timón firme en el interés de toda la ciudadanía. Este es el rostro auténtico de la política y su razón de ser: un servicio inestimable al bien de toda la comunidad”.
Comunión y Liberación Emilia-Romagna