Cleuza y Marcos Zerbini reciben las llaves de Florencia del alcalde Dario Nardella

Florencia entrega las llaves de la ciudad a los “sin tierra”

Cleuza y Marcos Zerbini, de la Associacão dos Trabalhadores Sem Terra de Sao Paulo, reciben el reconocimiento del congreso “En el origen de la gratuidad”, en presencia del alcalde Dario Nardella y el arzobispo Giuseppe Betori
Marco Lapi

Cleuza Ramos y Marcos Zerbini no podían contener su emoción cuando, la mañana del sábado 7 de diciembre en el majestuoso Salón del Cinquecento en el Palacio Vecchio, el alcalde de Florencia, Dario Nardella les entregó las llaves de la ciudad, al son de clarines y entre banderas. En otras ocasiones, la capital toscana ya les había acogido, aunque no así. A Cleuza le habría encantado que todos sus amigos la hubieran podido acompañar y admirar con ella tanta maravilla porque, según dijo al dar las gracias, se puede pasar un día sin comer o sin casa, pero no sin belleza.
Cleuza y Marcos, fundadores y responsables de la Associacão dos Trabalhadores Sem Terra de Sao Paulo, protagonizaron así el IX congreso “En el origen de la gratuidad”, una cita ya tradicional a primeros de diciembre, organizada en el caso histórico de la ciudad por CdO Obras Sociales en la Toscana, Misericordia de Florencia y Vol.To.Net, red de voluntariado dirigida por Luigi Paccosi y Christian D’Amico. No se trata de un momento teórico, para hacer balance sobre ciertos aspectos organizativos. Desde la primera edición ha sido una ocasión de encuentro con testigos, como recordó al empezar el acto el moderador, Stefano Parati, responsable regional de la CdO Obras Sociales. Unos testigos que este año venían de lejos, siguiendo el cauce de la vocación internacional de Florencia, tan valorada por Giorgio La Pira y que da valor añadido a la ciudad, hasta el punto de que, como dijo el alcalde, «si no mantuviera el diálogo con presencias como la vuestra, esta sería una belleza vacía», como un hermoso envoltorio de un regalo que no lleva nada dentro.

Pero la de Dario Nardella no era, sin duda, una presencia formal ni “obligada”, como se hizo evidente desde su saludo inicial, y por la atención con que este año ha estado pendiente de la organización. Recordó la secular atención hacia los últimos que esta ciudad ha sabido prestar, junto a su alma laica y espiritual, reconociendo la relevancia pública de la fe. También citó el reciente Informe Censis, subrayando que el voluntariado puede ser «la auténtica respuesta al miedo, a la cerrazón, al egoísmo y a la miopía». Y tras citar el Evangelio de Mateo –«lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis»–, añadió que la acción del voluntariado «no tiene sentido si no es delante de la persona, del otro. Dar tiene sentido si hay un recibir» y la generosidad «nace también de un deseo que tenemos dentro, amar nos hace bien y no debemos avergonzarnos de esta necesidad», que se expresa «no en las grandes empresas sino en los pequeños gestos cotidianos, como hacer la compra para la Jornada de recogida de alimentos o dedicar media hora a quien tenga necesidad».

Las intervención del cardenal Giuseppe Betori

Un concepto que retomó inmediatamente el arzobispo, el cardenal Giuseppe Betori, recordando a Paolo Bargigia, sacerdote florentino que murió hace dos años enfermo de ELA. «Nos enseñó que lo que importa en la acción caritativa no es alcanzar objetivos cuantitativos sino dar testimonio. Una vida que se desgasta en amor, con el signo distintivo de la alegría, incluso en el sacrificio. El interés por los demás es sin duda un impulso espontáneo, una exigencia estructural de la persona humana. Cada vez que nos ponemos al servicio del otro percibimos que eso nos hace ser más nosotros mismos, pero hace falta que este gesto llegue a ser una forma de vida estable ». Y las estructuras que ponemos en marcha «no deben hacernos perder la frescura del impulso inicial». Para reavivar el fuego del origen no hacen falta razonamientos sino testimonios, que también nos puedan «llevar a cambiar la forma práctica de nuestra acción», intentando «volver a esas raíces que alimentan la gratuidad y la solidaridad. El corazón humano siempre es más grande que cualquier experiencia posible y sobre todo el corazón de Dios, lleno de ternura y misericordia».

Testimonio de personas con una mirada «mejor orientada que la nuestra», como Cleuza y Marcos, que fueron presentados por un video que recorría la historia de su largo compromiso por dar una casa a quien no la tenía en la periferia de Sao Paulo. El encargado de plantear las preguntas y traducir las respuestas fue el delegado municipal de políticas sociales y bienestar, Andrea Vannucci. De aquella intuición de comprometerse para adquirir tierras donde edificar casas a la lucha para pedir a continuación los servicios esenciales para vivir, como agua, electricidad, transporte… con la conciencia de que todo lo que estaban haciendo era infinitamente menor que la enormidad de su necesidad infinita. «Desde que empezamos, ha cambiado mucho el sentido de mi compromiso», explicó Cleuza. «Al principio, en cada habitación que construíamos pensaba siempre en otros, en los que seguían sin tenerla y seguían siendo pobres. Siempre afanosa. Con el tiempo entendí que esta era mi vocación, y que ni siquiera Jesús logró curar a todos los enfermos de Palestina».



Lo que le hizo cambiar la mirada fue encontrarse con rostros de Comunión y Liberación, desde Julián Carrón a otros presentes en el congreso, como Mariella Carlotti, testigo de su boda en Asís, y Giovanni Paccosi, al que conocieron siendo misionero en Perú, donde luego se le sumó Paolo Bargigia.

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Lo que resume la nueva conciencia de Cleuza y Marcos es una frase de la Madre Teresa, también citada por el procurador de la Misericordia, Giovangualberto Basetti Sani: «Todo lo que hacemos es como una gota en el océano, pero si no lo hiciéramos el océano tendría una gota menos».