El Rhein Meeting en Colonia

Meeting del Rin. El don de un "corazón pensante"

Tres días en Colonia a partir de una expresión de Etty Hillesum. Crónica de un diálogo abierto entre visitantes y ponentes: el padre Lepori, Susanna Tamaro, el exministro Müntefering...
Christoph Scholz

La reacción de la crítica al primer libro, Donde el corazón te lleve, de Susanna Tamaro no fue positiva. «El libro fue ridiculizado», recordó en Colonia, durante los tres días del Meeting del Rin, del 22 al 24 de marzo. Hay quien la tachó de sentimentalista y, en algunos casos, su obra fue definida como "narrativa ligera". «Entonces entendí que el corazón es un tema tabú para la sociedad», dijo Tamaro, veinticinco años después de la publicación de su éxito mundial. Hoy no es diferente. «Vivimos en una época que glorifica el sentimentalismo, algo totalmente opuesto a los sentimientos reales en una sociedad que nos obliga a ser "razón" meramente racional». Peor aún, «ya no se toma en consideración el corazón», y eso a pesar de que haya sido durante miles de años «el centro de las grandes religiones y culturas».

El título del Rhein Meeting de este año no podía no sonar a paradoja: “Un corazón pensante”. Es una expresión que se encuentra en los Diarios de Etty Hillesum, una joven profesora judía holandesa asesinada en Auschwitz en 1943. Más de 600 visitantes se reunieron en Maternushaus, el centro de conferencias de la diócesis de Colonia, para profundizar en este tema, a través de un diálogo, de preguntas y de experiencias vitales.

El primer encuentro estuvo moderado por tres estudiantes universitarios y se desarrolló como un auténtico diálogo entre el exministro federal y ya canciller adjunto Franz Müntefering, que, como buen socialdemócrata, dijo que el término "corazón pensante" le parecía demasiado sentimental e incluso contradictorio, y que prefería en su lugar la palabra "caridad" ya que está más «relacionada con la práctica», como testimonió su madre con su vida. Nacido en una familia católica, contó que este aspecto sigue marcando su vida. Su madre, en la posguerra, no donaba dinero a los soldados mutilados que pedían limosna llamando a todas las puertas, sino que les invitaba a cenar con ellos. Esto molestaba al joven Franz, también porque a menudo iban sucios y olían mal. Sin embargo, para su madre era algo normal. «Nadie se puede quedar a comer de pie». Para el principal líder del SPD, este fue el hito de su actividad socio-política bajo el lema de la "solidaridad", con la preocupación de que la economía y la política estuvieran al servicio de las personas y no al revés.

El acto con Susanna Tamaro

En este sentido, también la experta informática Yvonne Hostetter y el historiador Magonza Andreas Rödder, durante una mesa redonda, describieron ese “corazón pensante” como sinónimo de una imagen de hombre judeo-cristiano. Sin embargo Hofstetter, emprendedora de éxito en el ámbito del software, explicó que esa imagen de hombre está amenazada por la digitalización, desde varios frentes. Por una parte, el hombre se ve afectado en su libertad exterior por la informática como técnica de supervisión global, que vigila a todo el mundo en todos los ámbitos de la vida: salud, trabajo, preferencias políticas... Como pasa, por ejemplo, en China, con un control que premia o castiga quitando el acceso a determinados servicios en función del comportamiento social, según la "ética" del Partido. Pero el liberalismo económico americano, en un afán de recoger cuantos más datos personales para aprovecharlos económicamente, no es mejor. Por otra parte, Hofstetter señaló una «sorprendente indiferencia entre los “hedonistas” orientados al consumo, que no ponen su vida en juego por nada». La digitalización no es neutral en absoluto. Reduce al hombre a un ser "cuantificable", que se puede describir en términos numéricos y estadísticas: el hombre como algoritmo biológico, como fuente de datos, como objeto y bien de intercambio.



Rödder afirmó que comparte estas preocupaciones, pero no está de acuerdo con una visión fatalista del mundo. Para él es necesario, más bien, actuar de forma valiente. La política y la sociedad tienen que afirmar su derecho a moldear la realidad. Al fin y al cabo, la política social del siglo XX ha garantizado un inmenso bienestar masivo. Los excesos del capitalismo informático deberían ser jurídicamente encauzados hacia un “humanismo digital”, «de forma que en la digitalización 5.0 o 6.0, el hombre 1.0 esté en el centro y las domine». Sin embargo, es preciso reforzar la capacidad de juzgar, sobre todo entre los jóvenes, a través de una educación humanística. «Enseñar a interpretar una poesía puede educar mucho más que aprender un lenguaje informático».

Estas observaciones también salieron, de otra forma, en la ponencia principal por parte del abad general de los cistercienses, el padre Mauro-Giuseppe Lepori, que empezó haciendo referencia a una conversación con una joven sobre la influencia de los medios digitales en los jóvenes. «Compartimos una afirmación: sin duda, la informática ofrece posibilidades inimaginables de enriquecer nuestro conocimiento y conseguir informaciones». El verdadero problema, sin embargo, está en la posibilidad de «acceder inmediatamente a los más diversos contenidos mientras "conocemos"». ¿La consecuencia? «A la pregunta del corazón no le da tiempo a surgir y ya hay una respuesta, hay miles de respuestas, que presionan y matan el pensamiento». Con otras palabras, sin una experiencia personal todo se queda en algo abstracto, ajeno y arbitrario.

Padre Mauro-Giuseppe Lepori

La alienación del corazón no se debe a internet, que es una «máquina que produce emociones». «El problema es más profundo, es la libertad del hombre. En distintas ocasiones, Jesús nos advierte: “Desde el corazón salen pensamientos malvados…”. Sin embargo, Jesús es consciente de que no basta con decir "ya está" a los pensamientos para que desaparezcan. Hay que enfrentarse a los pensamientos erróneos con un antídoto, con una realidad que los contradice y los desarma: la realidad del acontecimiento de Cristo que revela los pensamientos custodiados en el corazón de los discípulos». Es decir, «pensar en Cristo y pensar como Cristo».

Pero, ¿cómo se desarrolla este pensamiento que tiene que ver con intelecto, ciencia, filosofía o teología? Lepori retomó el diario de Etty Hillesum de 1942. Está enferma, padece insomnio y le cuesta convivir con su debilidad. Le viene a la cabeza algo que había observado en la cabaña del campamento. «Cuando por las noches, yacía ahí, tumbada en mi catre de campaña, entre mujeres y muchachas que roncaban suavemente, que soñaban en voz alta y que lloraban en silencio y daban vueltas, mujeres que de día afirmaban a menudo: "no queremos pensar", "no queremos sentir nada, si no nos volvemos locas", entonces yo sentía una ternura infinita. Estaba despierta y dejaba pasar por mi mente los acontecimientos, aquellas impresiones que eran excesivas en un día demasiado largo, y pensaba: "Permíteme ser el corazón pensante de este barracón". Quiero serlo de nuevo. Me gustaría ser el corazón pensante de un campo de trabajo entero». Etty Hillesum no quiere olvidar, no quiere dejarse caer en el adormecimiento frente a la realidad, por muy trágica y absurda que sea, destacó Lepori. «Todo lo contrario, la afronta conscientemente. Intuye que un corazón pensante en medio de una realidad que ha sido deshumanizada y es deshumanizadora tiene el poder, misterioso pero real, de rescatar lo humano». Los diarios de Hillesum fueron los protagonistas en Colonia, también en un momento dedicado a la "lectura" y llevado a cabo por la directora y actriz Ingeborg Waldherr, acompañada por el violonchelo de Dimitris Pekas.



Las contribuciones de Andreas Knapp y Susanna Tamaro volvieron a aclarar que el título del Rhein Meeting no se limitaba a describir una introspección, un encerrarse en uno mismo para analizarse, sino más bien un estar atentos, en escucha activa de la realidad, o como un mendigar.

Knapp, cura de los Hermanitos del Evangelio de Charles de Foucauld, que desde 2005 vive en Leipzig compartiendo su vida con los pobres y ocupándose de los presos y refugiados, empezó hablando justo de estos para contar su vida, cuando en 2015 una familia de cristianos iraquí huida de Mosul se mudó a un piso cerca del suyo. Un simple encuentro que se convirtió en una profunda amistad. «Simplemente escuché a mi nuevo vecino, dejándome contagiar por el destino de todos los refugiados». A partir de ahí, no solo se ha ido a Iraq, sino que ha escrito también la historia de estas personas para «rescatarlas, custodiarlas». Y mientras hablaba de la cultura milenaria de los cristianos orientales que está en riesgo de desaparecer sin que nos demos cuenta, todo el público se sentía parte del destino de esa gente.



Susanna Tamaro, desde el escenario, habló sin rodeos de su «afección» por el síndrome de Asperger, una variante del autismo. También de la falta de comprensión de una madre hacia una niña hipersensible que podía llorar durante horas por haber visto caer un nido del árbol, pero en cambio incapaz de comunicarse, «atrapada en las neuronas como en un traje de buzo». Para ella el “corazón pensante” también es un don, desde el principio. «Un jarrón cuyo contenido misterioso no depende de nosotros». Y es justo este aspecto del corazón el que «tanto molesta a la posmodernidad. En lo profundo del corazón resuena una voz tenue, la voz de la conciencia. Nos permite distinguir entre el bien y el mal. ¡No somos nosotros quienes lo deciden!».

Según la escritora italiana, el cumplimiento de la vida depende de nuestra capacidad de escuchar. «La primera virtud hacia la santidad es la escucha». Y el hombre nace como una «antena para recibir el mensaje del universo», en la espera de un eco, de un cumplimiento. Por esto, incluso una «vida llena de dolor puede haber sido un don». Porque el dolor agudiza los sentidos, perfecciona el oído. «A veces me enfadaba con Dios. Sin embargo, de la rebelión había que llegar al discernir». Y de este modo, también «el don del sufrimiento puede hoy, por fin, resplandecer más luminoso». Para Tamaro, hasta la amistad, hilo conductor en todas sus obras, es el don vital de una «afinidad de almas». También con Etty Hillesum, dijo, hasta el punto de permitirle entender mejor su vida como escritora, como una especie de cumplimiento de un deseo que se le negó a Hillesum a causa de una muerte violenta y precoz: escribir libros.

«El arte del encuentro exige gran humildad», concluyó Tamaro. Y este aspecto del “corazón pensante” será el tema del Meeting del Rin de 2020, cuyo lema será una cita de Martin Buber: “Toda la vida real es un encuentro”.