Rio Encontros 2019, el concierto de Marcelo Cesena (foto de Rodrigo Canellas)

Rio Encontros. Cuando el diálogo sucede

Dos días en la ciudad carioca, con encuentros, música, exposiciones y espectáculos. Del piano de Marcelo Cesena a una mesa redonda sobre la justicia, pasando por el inmenso trabajo de los voluntarios
Isabella Alberto

La última edición se celebró en enero de 2017, ha hecho falta un poco de tiempo para reorganizar el evento, pero ha valido la pena esperar. En el corazón de la maravillosa ciudad de Río de Janeiro, del 18 al 19 de enero ha tenido lugar Rio Encontros. El objetivo era “construir puentes” y dialogar con todos, mediante mesas redondas, presentaciones de libros, momentos culturales y espectáculos musicales.

El título era “Elige tu diálogo con tu mejor palabra o tu mejor silencio. También en silencio y con el silencio se dialoga”, una frase del poeta brasileño Carlos Drummond de Andrade. Una cuestión, esta del diálogo, urgente, más aún al comienzo de un año que estrena nuevo gobierno en el país.

El viernes por la noche, se inauguró esta kermés con una misa celebrada por el obispo Roberto Lopes, vicario episcopal de los movimientos eclesiales y nuevas comunidades en Río de Janeiro, que recordó su visita al Meeting de Rímini hace unos años y reiteró su estima por don Giussani y Julián Carrón. Luego fue el turno de Marcelo Cesena, músico y compositor brasileño, con un concierto de piano. Algunos ya le conocían, pero el impacto con su música sorprendió a todos como si fuera la primera vez. «La belleza nos despierta para que podamos reconocer a aquel que nos está esperando. Y la música lleva al diálogo», dijo el artista, feliz por inaugurar así Rio Encontros, conquistando al público con el relato de las historias que se esconden tras cada una de sus composiciones.

Diálogo sobre la justicia

El sábado por la mañana, en una típica calurosa jornada estival carioca, el auditorio volvió a llenarse para la primera mesa redonda, titulada “Ley y sociedad, ¿cuál es el papel de la magistratura?”. Los ponentes eran Costantino Esposito, filósofo de la Universidad Aldo Moro de Bari, Luiz Carlos Rezende Santos, juez del Tribunal penal de Minas Gerais, y Antônio Carlos Biscaia, ex procurador general del estado de Río de Janeiro.

Esposito sorprendió a todos hablando en portugués, sin traductor. El punto de partida de su reflexión fue la sed de justicia propia de todo hombre, para describir luego su inadecuación y la experiencia de la correspondencia. Luiz Carlos Rezende, que trabaja con el método APAC (cárceles sin guardias), contó en qué consiste su tarea diaria. «Pobre del juez que piense que es él quien hace justicia», dijo antes de expresar cierta preocupación respecto de las derivas que la exposición mediática de la magistratura ha generado en la sociedad brasileña, capaz de presionar hasta el punto de incidir en líneas básicas y prioritarias. Biscaia, en su primera intervención en un evento como este, tomó muchos apuntes durante las intervenciones de los ponentes. Inmediatamente mostró su acuerdo con Rezende sobre la centralidad de la persona. «Tengo 76 años y nunca he exultado por ninguna condena impuesta. Puedes haber violado la ley, pero sigues siendo un ser humano. ¿Qué te ha llevado a hacer lo que has hecho?». Sobre la relación entre los medios y los jueces, no escatimó en críticas. «Que una audiencia sea pública significa que no es secreta, pero no que sea adecuado transmitirla en directo». Al terminar, volvió a intervenir Esposito: «No bastan las buenas palabras en la justicia. Hace falta un lugar, una realidad enteramente humana. Un lugar como la comunidad cristiana. Esta no propone una ideología, se trata de personas que viven una manera más humana de tratarse ellos mismos y las cosas. Es un modo nuevo de mirar y de amar. Solo así se puede amar hasta la justicia, como algo a la altura de la razón y del corazón». Y añadió: «¿Cómo es posible generar un sujeto, un “yo”, que pueda estar en el mundo y en el tiempo que pasa sin “perderse”, sin caer en el miedo, en el contexto en que vivimos?». No valen respuestas genéricas, solo la invitación a todos los presentes a mirar su propia vida y ver si algo así les ha sucedido y cuándo.

El sábado por la tarde fue el momento de discutir sobre el tema central de Rio Encontros: el diálogo. En la mesa volvía a esta el profesor Esposito, esta vez acompañado del psiquiatra Fernando José Nasser, profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad Fluminense. Nasser dijo que, según su experiencia, hace falta cuatro “pilares” para poder dialogar: escuchar, mirar, encontrar y acoger. Habló, por tanto, de su relación con los pacientes, de su experiencia con sus amigos de toda la vida y de la importancia de no estar solos, porque «el diálogo es, ante todo, una amistad».

El espectáculo final con Tata Sympa y Chico Lobo

Esposito hizo una introducción sobre el hombre, «un ser indeleblemente marcado por el hecho de haber nacido y descubrir dentro de sí una mirada: nuestro “yo” existe en la medida en que es relación». Relación con el otro, pero abiertos a un “más allá”. Un paso decisivo fue cuando puso un ejemplo personal, ligado a su familia, a su mujer y tres hijos adoptivos, dos de ellos brasileños, cuando invitaron a casa a unos amigos musulmanes y su mujer tuvo que variar el menú para evitar el cerdo. «Para nosotros era importante porque queríamos servir a esa amistad de la mejor manera posible». Y terminó diciendo: «Mi necesidad coincide con la del otro. Es decir, la necesidad de existir, de ser felices y amados. Así es como nace el diálogo». Al acabar el encuentro, Nasser, conmovido, dio un abrazo a Esposito diciendo: «Hoy ha sucedido algo».

Rio Encontros también dio espacio a la presentación de dos libros, Una vida de lucha. La increíble historia del cura que salvó la devoción a san Miguel, del periodista Leonardo Bruno, que cuenta la vida del sacerdote João Loureiro Claudio Nascimento, y El vacío de la palabra. Diario de un viaje, de Alexandre Archanjo. Tampoco faltó un momento para los niños con “Cuentos y prosa”, acompañados por los “cuentacuentos” Marcelo y Viviane Belga.

Durante este Encontros, pudo visitarse la exposición “El bien común. Los frescos del Buen gobierno de Ambrogio Lorenzetti”, la reproducción de tres paneles de los frescos del Palacio Público de Siena, donde se ve la dramática contraposición entre el buen y el mal gobierno, y sus frutos para la persona y la sociedad. Las visitas estaban guiadas por un grupo de estudiantes universitarios capitaneados por la profesora Marcia Valeria Rosa, de la Universidad de Río de Janeiro. Para la clausura, un espectáculo con el cantautor Chico Lobo y el músico Tata Sympa, con baladas y canciones populares de Minas.

Para celebrar Rio Encontros ha sido fundamental la participación de muchos voluntarios, los llamados verdinhos, por su camiseta verde. El día siguiente a la clausura, durante una cena, una de las voluntarias, Flavia, contaba que «una amiga me ha preguntado si estaba cansada, y yo le he dicho: “Ayer, mucho. Hoy también. Todavía me duele la cabeza. Pero se me ha quedado grabada la belleza de estos días y la gratitud por haber podido hacer Rio Encontros con mis amigos. El dolor de cabeza se cura con una pastilla, el cansancio se pasa descansando. Pero esa belleza se queda para siempre en mi memoria».