José Rodríguez Parmo saluda a un joven en un acto de graduación

«Honduras necesita de los jóvenes más que nunca»

Entrevista a José Rodríguez Parmo, cooperante español de CESAL en Honduras, donde se desarrolla uno de los proyectos de la campaña Manos a la Obra de este año.
Yolanda Menéndez

¿Qué ha dado origen a la caravana de migrantes que huyen de Honduras?
La caravana de migrantes de los meses de octubre y noviembre ha sido un hecho insólito y sin precedentes que ha tenido un enorme efecto mediático e impacto social. Su origen no lo conocemos bien, no es espontáneo desde luego, ha sido dirigido, y detrás de él están las mafias de tratas de personas apoyadas por otros intereses diversos.
Fue triste, además de ver el fenómeno en sí, percibir que los partidos políticos no se unían en causa común para proponer soluciones, sino más bien se empleó como instrumento de acusación y búsqueda culpables. El Gobierno acusaba a las fuerzas de oposición de estar detrás para desestabilizar al país y al propio Gobierno a fin de perder credibilidad frente al Gobierno de los Estados Unidos. La oposición acusaba al Gobierno de haber perdido el rumbo y no generar esperanza en la población hondureña. Una situación enfrentada que no ayudó en nada a parar el fenómeno de la caravana, sino más bien se alentaba.
Es interesante también percibir que este hecho ocurrió a pocas semanas de las importantes elecciones legislativas de Estados Unidos donde se jugaban también muchos intereses, de modo que también desde este punto de vista es difícil saber quién está detrás y qué motivos reales se perseguían. De todas maneras la caravana en sí es reflejo de lo que viene produciéndose en Honduras desde hace décadas: el éxodo diario y continuo de la población (sobre todo jóvenes) hacia Estados Unidos en búsqueda de nuevas oportunidades.

En España cada vez encontramos más hondureños, ¿qué crees que buscan en nuestro país y qué crees, como español, que les podemos ofrecer?
La migración hacia España se ha incrementado en los últimos años por un lado porque las políticas migratorias en Estados Unidos se han endurecido y por otro porque el ingreso a Europa no requiere de una visa de entrada, basta entrar con turista y justificar que dispones de los medios. Conozco un caso cercano de una persona que ha llegado a España en búsqueda de oportunidades, su perfil puede ser común al de muchos otros: mujer joven, menor de 30 años, madre soltera, con más de un hijo, que deja a sus hijos con otros familiares y migra. Esperan en España tener un trabajo estable y generar ingresos para enviar a su familia. Realmente el salario mensual que pueden acumular es sustancialmente mayor al que perciben en Honduras, aunque también los gastos, sobre todo la vivienda, por lo que la instalación no es fácil a no ser que ya tengan familia que les apoye y sostenga los primeros años. Esperan en definitiva poder trabajar, disponer de un contrato laboral y regularizar su situación migratoria para poder viajar a su país con normalidad o traer a su familia.



La violencia en Honduras es especialmente intensa entre los jóvenes. Tú tienes hijos y además eres español, ¿qué te lleva a permanecer allí?
Los jóvenes son las principales víctimas de la inseguridad y violencia en Honduras, hay que trabajar mucho con ellos y a edades más tempranas con niños que estén en las escuelas públicas. La población más vulnerable está en las grandes bolsas de pobreza de las periferias de las principales ciudades, como Tegucigalpa o San Pedro Sula, y zonas rurales incomunicadas y marginadas del desarrollo, es aquí donde está la población migrante del país y donde se requiere trabajar más para paliar la pobreza y la inseguridad.
Para mí la esperanza en Honduras y la apuesta de permanecer se basa en las cosas positivas que allí veo, en la buena gente, en el deseo de cambio, en el agradecimiento por la ayuda que se ofrece. Aunque las necesidades y los retos son grandes, la familia, los amigos y CESAL son un sustento para permanecer.

¿Qué propuesta hace CESAL a la población de Honduras?
Tenemos dos ejes de trabajo. Por un lado en el medio rural llevamos más de 20 años proponiendo y acompañando a hombres y mujeres con proyectos productivos, para fomentar la seguridad alimentaria, el acceso a agua, la mecanización rural, la asistencia técnica y la entrada a mercados formales. En este momento estamos trabajando en la línea de incentivar algunos rubros productivos tales como el café, la miel, las hortalizas, los granos básicos con enfoque de reducir la brecha de pobreza en 17 municipios del occidente de Honduras. Por otro lado trabajamos en prevención en las ciudades más importantes del país, como Tegucigalpa, San Pedro Sula, Choloma o Ceiba, en programas formativos dirigidos a jóvenes para que encuentren un empleo y proyectos comunitarios para mejorar la condiciones de habitabilidad y convivencia en barrios y colonias de estas ciudades.

Una de vuestras apuestas es la formación. ¿Los jóvenes tienen futuro en Honduras?
Honduras necesita de los jóvenes más que nunca. Honduras es un país con grandes potencialidades, rico desde el punto de vista natural, geográfico, conectado a los dos océanos, pero que no ha sabido desarrollar una política educativa que forme a la población joven para prepararla hacia el futuro. Lo que se percibe ahora es el fruto de un trabajo deficiente en los años precedentes. Solo a través de la educación a niños y jóvenes se puede revertir la situación y comenzar a ver los cambios.

¿Es posible acabar con las maras?
El problema de las maras está ligado al tema del narcotráfico, por lo que detrás de estas estructuras delictivas se mueve mucho dinero y su erradicación es mucho más compleja de lo que parece. Lo grave, además, es que afecta a los más vulnerables, a muchos jóvenes de barrios y colonias periféricas de las grandes ciudades. Los mecanismos empleados hasta ahora, la persecución y la represión policial, se han mostrado insuficientes para acabar con estas bandas. Es necesario una atención mucho más integral, sobre todo para que los jóvenes encuentren oportunidades de empleo e ingreso para vivir dignamente.

¿Qué decís a alguien que quiere huir del país? ¿Alguien después de conoceros ha cambiado de idea y ha decidido quedarse?
Desde CESAL y a través de los programas de cooperación, nuestro deseo es ver a la gente desarrollarse, crecer y vivir en dignidad, por ello trabajamos y permanecemos en Honduras. Los proyectos de cooperación van desde la construcción de viviendas y comunidades nuevas (como todas las que se hicieron en los años siguientes al huracán Mitch) hasta el acompañamiento en el medio rural para mejorar las condiciones de vida, productivas y el acceso a alimentos. A los jóvenes con los que nos encontramos les ofrecemos oportunidades de formación técnica, a través del Centro Vocacional Sagrado Corazón (que este año es apoyado por la campaña Manos a la Obra), formación humana y preparación para el empleo. Contamos además con un programa de intermediación y relación con empresas para lograr la inserción de estos jóvenes en el mundo laboral.
Sí, conocemos bastantes casos de jóvenes que han decidido quedarse después de recibir la ayuda que CESAL les ha ofrecido.