Julián Carrón y Rowan Williams

Cambridge. "Disarming beauty" en la ciudad de Rowan Williams

El diálogo entre Julián Carrón y el gran teólogo ex guía de la Iglesia anglicana. Empezando por la educación, hasta abordar el papel de los cristianos en la sociedad. «El verdadero problema es aprender a ser criaturas»
Giuseppe Pezzini

En una Inglaterra soleada e inmersa en los fastos de la Royal Wedding, una pequeña multitud llena de curiosidad se da cita en el auditorio del Magdalene College de Cambridge. En el escenario están sentados el escritor y teólogo, hasta 2013 arzobispo de Canterbury (es decir, guía de la Iglesia anglicana), Rowan Williams y Julián Carrón, autor del libro Disarming Beauty, motivo de la velada. Un encuentro que se mostrará más como una conversación entre amigos de toda la vida que como una conferencia más sobre una colección de ensayos.

El punto de partida es uno de los temas preferidos por Williams, la educación. «¿Cómo es posible recuperar una educación del conocimiento y devolver alegría y significado a lo que tan a menudo queda reducido a mera transmisión de informaciones?». «El conocimiento es un acontecimiento», contesta Carrón, introduciendo lo que se convertirá en el hilo conductor. «El Misterio no nos ha explicado la verdad del amor con un tratado sobre el eros, sino haciéndonos experimentar el amor en una familia. Mucha gente ha perdido el interés por el conocimiento simplemente porque ha dejado de tener experiencia de ello. Sin embargo, para poder tener experiencia de algo es necesario en primer lugar sentir la necesidad. La tarea del educador en esta sociedad consiste, por tanto, en despertar el interés por lo que queremos comunicar».

Todo lo que necesitamos se nos he dado dentro de una relación, explica Williams, «y lo mismo sucede con la verdad cristiana. No existe Cristo-verdad sin Cristo-vida. Por eso el verdadero maestro es el que sabe dirigir la atención del discípulo a esa vida que llama su atención. No en vano, en los últimos tiempos, la vida contemplativa está recuperando cada vez más su atractivo».

El público del Magdalen College de Cambridge

Para Carrón esta dinámica tiene que ver con la historia de la salvación, relatada en la Biblia. «Al principio de la historia de la humanidad, estaba clarísimo que dependíamos de un Creador, pero luego nos han convencido de lo contrario. Tenemos que mirar el método elegido por Dios para reeducarnos en esta postura original, primero con el pueblo de Israel y luego sobre todo con la encarnación de Cristo. Solo en el encuentro con el Verbo encarnado podemos reconocer de hecho la naturaleza de la verdad». Los europeos –continúa– tienen una mentalidad intelectualista que puede llegar a ser peligrosa. «Ha llevado, y lleva, a creer que la redención humana es posible sin una relación con el origen, con un origen viviente. Sin nuestra conversión personal, sin implicarnos personalmente con el camino que queremos proponer, no podemos comunicar nada».

Williams observa que lo que dice Carrón es de especial relevancia en el tiempo litúrgico que acabamos de celebrar. «La Resurrección y Pentecostés son la promesa de que la vida de Cristo se nos da en el presente mediante el Espíritu, para poder alegrarnos de ser criaturas de Dios. El mundo se desmorona de hecho si hacemos caso al diablo que nos dice que nuestro problema es no ser dios, cuando en cambio el verdadero problema es aprender a ser criaturas».

Carrón y Williams

Eso es lo que Dios sigue haciendo con todos sus esfuerzos: educarnos para ser criaturas, explica Carrón. «Cristo ha venido para educar a personas que testimonien a todo el mundo que ser constantemente generados es un regalo. La mentalidad de nuestra sociedad, que reduce libertad a autonomía, solo puede ser superada si esta relación con Cristo viviente se vuelve crucial para nuestra vida. El cristianismo a menudo se reduce a un listado de reglas o valores que no son capaces de despertar ningún tipo de interés, y esto solo perjudica aún más a la secularización. Sin embargo, como dice Benedicto XVI, el cristianismo todavía tiene una posibilidad, porque corresponde a la necesidad del corazón humano. Esto solo se puede entender en la experiencia. Solo si nos encontramos con personas que son la encarnación misma del objeto de su búsqueda, algo puede cambiar. Que la dependencia sea el cumplimiento de la libertad es algo que solo se puede entender en la experiencia».

John Milbank y Rowan Williams

El tiempo está a punto de agotarse cuando Williams invita al público a una última y rápida pregunta. Desde las filas del fondo de la sala se levanta una mujer, Jane, que con tono acalorado acusa la Iglesia de no hacer lo suficiente por la causa del pueblo palestino, y de apoyar a ideólogos y belicistas como Donald Trump. El público ruge, también porque la improvisada pregunta no ha cumplido exactamente con la brevedad que se pedía. Sin embargo, la respuesta deja a todos sin palabras, confirmando el camino del encuentro, tanto en el contenido como en el método.

Carrón contesta sin miedo: «Gracias por confirmar que el cristianismo reducido a ideología no es atractivo. Todo nuestro esfuerzo se centra en oponernos a esta reducción». Jane responde: «En realidad, hay una forma de cristianismo que me atrae profundamente. Conozco a los chavales de Comunión y Liberación de Cambridge desde hace unos años y he visto la alegría con la que viven y hacen voluntariado en la ciudad. Me gustaría que este cristianismo se propagara como círculos en el agua». «Ese es nuestro programa», concluye Williams entre aplausos.