Barcelona

Barcelona. El amor es inventivo hasta el infinito

La periodista Rahola, su colega Jordi Amat, el afgano Farhad Bitani... Tercera edición del PuntBCN, un fin de semana de encuentros, diálogos y testimonios sobre las cuestiones más urgentes de la actualidad. Una gota que cambia «el corazón del hombre»
María Echanove

En su tercera edición, del 27 al 29 de abril, el PuntBCN ha salido de nuevo al encuentro de los ciudadanos de Barcelona y, por qué no, del mundo entero para abordar las cuestiones más acuciantes de nuestro tiempo. Con el lema “El amor es inventivo hasta el infinito”, se ha vuelto a vivir un diálogo desarmado entre personas de distintos ámbitos de la vida cultural y social. Desarmado de prejuicios e ignorancia, con un interés por conocer y relatar una experiencia. En un contexto generalizado de crispación, cada vez se hace más necesario el diálogo. El periodista Jordi Amat nos ha recordado la pertinencia del diálogo frente a la situación de bloqueo que se vive especialmente en Catalunya: «Es necesario generar espacios de encuentro para afrontar los problemas de hoy». Los muros ideológicos y los bloques construidos no permiten un encuentro verdadero con el otro. Frente a la reivindicación partidista, en PuntBCN se han afrontado con valentía los desafíos de la convivencia con un solo interés: el corazón del hombre. A lo largo del fin de semana nos hemos dejado fascinar por el corazón del otro. Del extraño, del aparentemente enemigo. Este ha sido el método.

Las evidencias que construyeron el mundo de nuestros padres han caído. Y el hombre se encuentra perdido en un mundo marcado muchas veces por el dolor y la confusión. Sin embargo, los testimonios de Astrid Daniela, una exprostituta transexual, y del exmilitar afgano Farhad Bitani han mostrado la esperanza que se introduce en la vida con un simple gesto de humanidad, con un pequeño encuentro. «Mi vida ha cambiado por el encuentro con otro, que ha tenido pequeños gestos de humanidad que han desafiado mi concepción ideológica de las cosas», ha gritado Bitani. Todo el dolor de la violencia, toda la negrura del corazón, no pueden con la aparentemente insignificante gota de amor que un amigo o una madre introducen en nuestro mundo. Y es esta la revolución que el hombre moderno lleva tiempo buscando. De la mano de los profesores Feli Merino y Marcelo López, en su conferencia sobre Mayo del 68, hemos visto que ni todo el bienestar ni una vida resuelta satisfacen la necesidad del hombre. Con la fuerza de un humilde testimonio, Astrid Daniela ha dado la clave de la única experiencia que permite salir de la confusión: «hasta que conocí a los amigos que vienen a conocer y acompañar a las chicas en el Camp Nou, nunca nadie me había dado nada gratis».

El encuentro con Astrid Daniela, a la izquierda. A la derecha Nacho Sánchez, fundador de la Asociación Santa María Magdalena

Un gesto de gratuidad. Parece nada, pero desafía la lógica de violencia que genera el poder, porque abre la razón y despierta al corazón. Pilar Rahola, que ha vuelto en esta edición para presentar su libro sobre la persecución que sufren los cristianos en el mundo, ha reconocido los gestos de un cristianismo sencillo, humilde y discreto, que desafían su racionalismo ilustrado. «Cuando no se identifica con el poder, el cristianismo es revolucionario porque introduce una novedad que provoca a la razón y hace temblar las estructuras de poder». ¿Cómo es posible que un militar afgano cene bajo el mismo techo que unos infieles? ¿Cómo es posible que un hombre dé la vida por su fe? ¿Qué hace que personas con diferentes opiniones y sensibilidades se pongan a construir juntos un fin de semana? Es la evidencia de la experiencia de la gratuidad del amor la que construye a la vez el corazón del hombre y el mundo. La pequeñez de estos hechos, de estos encuentros, desarma al hombre y le abre a la verdadera vida.

El periodista Fernando de Haro dialoga con Pilar Rahola

De estos gestos nace una vida nueva y resplandeciente. Una vida que vive feliz el trabajo heredado de los padres o, como ha explicado Jordi Cabanes, representante de la asociación Familias para la Acogida, se entrega por completo a los demás: «yo acojo porque soy egoísta, porque quiero ser feliz». Esta es la pertinencia del juicio cultural que se ha hecho evidente en PuntBCN: necesitamos generar espacios de gratuidad, de apertura al otro. Es así como una gota cargada de color puede cambiar la vida gris y derrotada del hombre postmoderno. En el comunicado final, el director de PuntBCN, Lluís Bou, ha sintetizado la paradoja de la que estamos necesitados. «El trabajo de los voluntarios y la vida que se da en PuntBCN es como una gota de gratuidad en medio de un océano de indiferencia, pero si esta gota existe, la revolución es posible». Este fin de semana hemos visto que el amor es inventivo hasta el infinito. No hay nada más poderoso que el amor gratuito, frágil y discreto como una gota, que se inventa para alcanzar el corazón de todos los hombres. Esta es la revolución imposible que cambia el mundo.