Sínodo de los jóvenes. «La voz única del ideal»

La editorial San Pablo publica una selección de textos de Julián Carrón dedicados a los estudiantes. Un instrumento de trabajo de cara al encuentro sinodal convocado por el papa Francisco para el próximo otoño. Esta es la introducción del libro
Julián Carrón

Los jóvenes que están viviendo este cambio de época buscan puntos de referencia que los acompañen a lo largo del camino, ante las decisiones fundamentales que tienen que tomar en este momento de su vida. Muchas veces están desorientados, son presa de la inseguridad y del miedo al futuro, y por eso no se conforman con palabras ni con un conjunto de reglas. Necesitan algo que esté a la altura del deseo ilimitado de su corazón, como dijo el papa Francisco en Chile. «Los jóvenes del Evangelio que escuchamos hoy […] buscaban esa señal que los ayudara a mantener vivo el fuego en sus corazones. […] Andrés y el otro discípulo –que no dice el nombre, y podemos pensar que ese otro discípulo puede ser cada uno de nosotros– buscaban la contraseña para conectarse con Aquel que es “Camino, Verdad y Vida” […]. Jesús es ese fuego que se enciende en quien se le acerca». De hecho, solo una realidad presente puede mover el corazón. «No basta con escuchar alguna enseñanza religiosa o aprender una doctrina; lo que queremos es vivir como Jesús vivió […]. Por eso los jóvenes del Evangelio le preguntan: “Señor, ¿dónde vives?”, […] ¿cómo vives? ¿Yo le pregunto a Jesús? Queremos vivir como Jesús, Él sí que hace vibrar el corazón» (Encuentro con los jóvenes en el santuario nacional de Maipú, 17 de enero de 2018).

Este cuadernillo es una contribución de cara al sínodo de los obispos sobre Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional del próximo mes de octubre, convocado por el papa Francisco para escuchar sus preguntas e inquietudes, e intentar acompañarles en el camino de su vida.

Aceptar el desafío de una relación con las nuevas generaciones es decisivo, pues representan el futuro de nuestra sociedad. Sobre todo para la Iglesia, se trata de una aventura apasionante: verificar si la propuesta cristiana encuentra todavía espacio en el corazón de los jóvenes, que están en busca de su vocación –como profesión y como estado de vida. Es el riesgo que corrió don Giussani cuando empezó a dar clase en el liceo Berchet de Milán en el lejano 1954, animado por el deseo de «mostrar la pertinencia de la fe a las exigencias de la vida».

En sus encuentros con los jóvenes, el papa Francisco testimonia constantemente que la fe tiene que ver con la vida, con sus preguntas y con el malestar que experimentan, y que puede generar un yo capaz de entrar en relación con la realidad –sin quedar aplastado por las circunstancias– porque está conquistado por la voz única del ideal.