Luiz Carlos Rezende y Alberto Savorana

Brasil. «Giussani ha despertado en mí el deseo de imitar a Cristo»

Presentada en Sao Paulo la edición en portugués del libro de Alberto Savorana sobre el fundador de CL. Junto al autor y Julián Carrón, el magistrado Luiz Carlos Rezende, juez de Belo Horizonte
Isabella Alberto

El portugués es el tercer idioma al que se ha traducido la biografía del fundador de CL. Publicada por Tenacitas, salió en Portugal a finales de 2017 con el título Luigi Giussani. A sua vida, y hace poco llegó a Brasil.
Aprovechando la visita del autor, Alberto Savorana, al país brasileño se organizó una presentación pública en Sao Paulo la noche del 18 de marzo. En el salón había 160 personas, a las que se sumaron varias decenas que siguieron la retransmisión por video desde 15 ciudades de norte a sur del país. Para dialogar sobre este texto, aparte del autor, se invitó a Luiz Carlos Rezende, juez de Belo Horizonte, en Minas Gerais.

Para empezar, dos cantos. El primero, Debaixo d’agua, habla de la necesidad de respirar todos los días. El segundo, Foi um rio que passou em minha vida, describe un encuentro imprevisto y fascinante. La velada dio comienzo con un saludo de Julián Carrón, presidente de la Fraternidad de CL. «Este libro es una biografía muy particular, porque es casi una autobiografía. Hay autores que se esconden detrás de lo que escriben y hay otros, como san Pablo, que escribiendo sus cartas mostraba mucho de sí mismo. Don Giussani pertenece a este segundo grupo de personas. Gracias a su carisma educativo, nos mostraba continuamente lo que aprendía de la vida». Y añadió: «En este libro cada uno puede encontrarse directamente con la persona de don Giussani. Y eso es precioso. Esperemos que esta presentación abra en muchos el deseo de profundizar en la lectura del libro».

El saludo inicial de Julián Carrón

Rezende empezó contando que en 2012 conoció a varias personas vinculadas con don Giussani por su trabajo con las cárceles de APAC, y leer la biografía ha sido la ocasión de conocerlo mejor. Su primera reacción cuando le invitaron fue de sorpresa. «¿Por qué yo? Me siento un pecador, casi un fariseo». Durante la preparación del encuentro, comprendió la respuesta: «Debe ser precisamente por eso». Aceptó el desafío y delante del público dijo: «He quedado prendado del trabajo de Savorana. No imaginaba la riqueza del contenido, tan contextualizado en los hechos de la historia italiana. He visto a una persona siempre en construcción, un hombre que tenía sed, con fuertes convicciones pero capaz también de cambiar ciertas ideas. Este libro ha dado color al don Giussani que conocía, me he quedado asombrado».

Savorana contó su primera reacción ante la propuesta de hacer este trabajo, que al principio no quería hacer por un cierto pudor de no ser capaz de mostrar en el libro toda la vida que ha visto ante sí. Para empezar, él, que vivió muchos años en estrecha colaboración con Giussani, se sumergió entre documentos, textos y testimonios para llevar a cabo su obra. Más de cincuenta mil páginas. «Encontré un hilo conductor en todos estos textos: el hecho de que don Giussani durante toda su vida habló de sí mismo. Por eso el resultado es casi una autobiografía, porque no necesitaba añadir comentarios. Igual que me hablaba a mí, podía hablar al lector».

Rezende: «He visto a una persona siempre en construcción, un hombre que tenía sed, con fuertes convicciones pero capaz también de cambiar ciertas ideas»

De hecho, el libro está lleno de citas, con hechos de su infancia, de la época del seminario, de su vida adulta y de su madurez. La clave para Savorana estuvo en profundizar en las razones de esta historia, dejándose tocar por lo que iba encontrando poco a poco. «Don Giussani aprendía continuamente de la realidad, de la vida, de las circunstancias. Y decía: “Para mí la historia lo es todo, yo he aprendido de la historia”. Toda su vida está llena de encuentros, desde que era pequeño, empezando por su padre y su madre».

El público escuchaba con atención los relatos de encuentros y acontecimientos en la vida de Giussani. Algunos hojeaban el voluminoso libro, deteniendo su mirada en las fotos que ilustran algunos momentos en la vida del sacerdote italiano, sorprendiéndose ante esa mirada tan penetrante que marcó la vida de tantos en tantos lugares del mundo, agradecidos porque de aquel “sí” de Giussani cuando dejó el seminario de Venegono para empezar a dar clase en el liceo Berchet de Milán ha nacido un pueblo hasta en Brasil.

Savorana contó un episodio decisivo en la vida del fundador de CL, cuando en 1951 conoció a un joven en el confesionario y, provocado por aquel encuentro, comprendió que para los jóvenes como él la Iglesia y la fe ya no significaban nada. Tomó aquel hecho como una indicación del Señor de que su tarea era estar con los jóvenes para decir a todos que «Cristo es un acontecimiento presente que tiene que ver con la vida cotidiana».

¿Y cuál es el objetivo de este método? Conocer más a Cristo, afrontando las cuestiones de todos los días. «Mostrar la pertinencia de la fe para las exigencias de la vida»

Al abordar el tema de la justicia, Rezende contó un episodio personal en el que se sorprendió teniendo una actitud menos severa de la que tenía años atrás en situaciones similares delante de un preso. «Don Giussani ha supuesto un hermoso encuentro porque ha despertado en mí el deseo de imitar a Cristo». Savorana señaló que «este es un aspecto propio de la personalidad de Giussani. En el encuentro con Cristo, él descubre que la persona es mucho más que la imagen que podamos tener de ella, de sus capacidades, de lo que puede hacer o no, de sus errores. Por eso debo amar incluso a quien acaba conmigo, porque su valor es mucho más grande que sus equivocaciones. Esta es la mirada de Cristo que empieza a tomar forma en don Giussani. Para hablar de justicia, hay que hablar de misericordia».

¿Cuál es la contribución de don Giussani hoy? «Una palabra: método», afirma Savorana. «Lo dijo desde su primer día de clase en el Berchet. No estaba allí para convencer a los chavales de sus ideas, sino para enseñarles un método con el que pudieran juzgar si lo que él les decía era verdad o no. Ponía en sus manos el instrumento necesario para juzgarlo todo: una experiencia. Esa experiencia elemental que es el parangón entre lo que sucede y el conjunto de preguntas que forman el corazón de todo hombre, esas preguntas que se refieren a la verdad, la belleza, la justicia, la felicidad». ¿Y cuál es el objetivo de este método? Conocer más a Cristo, afrontando las cuestiones de todos los días. «Mostrar la pertinencia de la fe para las exigencias de la vida».
Hoy, 13 años después de la muerte de Giussani, para los que se comprometen séricamente con su vida, sigue sucediendo y moviendo la vida de mucha gente en todo el mundo. Una aventura fascinante.