New York Encounter 2018, la décima edición

New York Encounter. Ayer "es" hoy

De la biografía de Giussani a la vida de Margaret y sus amigos. El “punto sensible” de la necesidad de un padre. Testimonios del mundo entero, exposiciones, espectáculos... Diario de este fin de semana en Manhattan
Davide Perillo

«¿Has visto que han pasado dos horas? Ni siquiera me había dado cuenta. Me hubiera quedado ahí para siempre...». Cuando Teresa Landi, investigadora y una de las almas del New York Encounter, escucha las palabras de Mark, un grandullón de Michigan que salía del salón boquiabierto, piensa inmediatamente en lo que le pasó, a ella y a sus amigos, hace muchos años, delante de don Giussani que hablaba en aquella intervención de Reconocer a Cristo. «La misma reacción. Silencio, plenitud. Y la impresión de que el tiempo se había ido volando» mientras la vida entera se concentraba allí, por lo potente que era aquel testimonio. Era 1994. Pero ocurre ahora, de nuevo, en el Metropolitan Pavillion de Manhattan, entre gente que, en muchos casos, nunca ha visto a Giussani y a pesar de eso lo siente como compañero. Más aún, como un «padre, porque ama mi destino», como contaba Margaret, universitaria, en uno de los momentos más intensos de la kermesse americana.

Era la décima edición del NYE, como lo escriben aquí. Lema: “An ‘impossible’ unity”, una unidad que parece imposible, porque lo que impera en la sociedad hoy en día es la división, la distancia, la disgregación. Y no solo entre personas, sino también en las personas, en el yo.

La biografía de Luigi Giussani en inglés

Ha sido el tema central de un fin de semana cuajado de encuentros (23), exposiciones (5) y espectáculos (uno cada noche), además de miles de abrazos y diálogos entre personas que provenían de todo el mundo, cuya cumbre fue el acto final, la presentación de The life of Luigi Giussani. Es la edición inglesa de la biografia escrita por Alberto Savorana, recién traducida para la McGill-Queen’s. En el escenario, junto al autor, estaban dos testigos que conocían muy bien al fundador de CL. Empezando por Julián Carrón, heredero en la guía del movimiento, que abrió con un saludo significativo: «La propuesta de Giussani muestra cómo solo la presencia de Cristo puede despertar el “yo”, puede garantizar una plenitud de vida, un cumplimiento inimaginable. Sin esto, la vida se vuelve apática...».

Savorana hizo una introducción («la vida de Giussani es un recorrido histórico de autoconciencia. Tanto fue lo que aprendió del trascurrir del tiempo que una vez dijo: “Para mí la historia lo es todo. He aprendido todo de la historia…”»), luego presentó a los ponentes. Cinco intervenciones sobre cinco retratos vivos de la historia nacida del carisma de Giussani. Pigi Bernareggi, ahora misionero en Brasil, estaba entre los primeros estudiantes del Berchet que se quedaron impactados por aquel hombre que convirtió a «Dios en el corazón de la vida, en el centro y atractivo de todo»; Pier Alberto Bertazzi, médico, relató los años del 68, cuando de Gioventú Studentesca se pasó a CL, y de lo que le interesaba realmente a Giussani («quería que nos diéramos cuenta de una Presencia: lo demás vendría como consecuencia»); Rose Busingye, responsable del Meeting Point de Kampala, Uganda, habló de la vocación nacida del encuentro con él; Jonathan Fields, músico, americano, de una «vida que vuelve a florecer». Hubo también un saludo por vídeo del monje budista Shodo Habukawa: «Ha sido un regalo caminar con don Giussani en la búsqueda de la verdad. Para mí sigue siendo una presencia». A continuación Savorana invitó a subir al escenario a Margaret, que junto a un grupo de estudiantes como ella organizó la exposición sobre Giussani. Ella contó por qué, sin haberle conocido, ahora lo siente como un padre: «Me ayuda a vivir».

Margaret, junto a un grupo de estudiantes como ella, organizó la exposición sobre Giussani. Ella contó por qué, sin haberle conocido, ahora lo siente como un padre: «Me ayuda a vivir»

Palabras que hacen saltar por los aires los límites del tiempo y el espacio. Y ayudan a colocar una primera tesela en esta búsqueda de la unidad. «Para recomponer lo humano, para despertar el yo, hace falta un acontecimiento que ocurra ahora», observó Angelo Sala, uno de los organizadores del NYE. Algo –alguien– presente ahora. Que «convierta lo imposible en posible», como decía Bertazzi. En el fondo, el Encounter ha sido la celebración de este acontecimiento.



Empezó con un homenaje a Steven McDonald, el policía que pasó toda su vida en silla de ruedas, paralizado por el disparo de un atracador. Un héroe para los habitantes de Nueva York. «Un testigo» para el cardenal Timothy Dolan y para muchos más. Tenía que estar aquí el año pasado, pero falleció pocos días antes del Encounter 2017. Encima del escenario estuvo ahora su hijo Conor, también policía desde 2011. Habla de lo que siempre decía su padre, durante treinta años: perdón y amor. «Solo así se puede vivir», dirá su madre bajo el escenario al final del encuentro. «Para mí ha sido un ejemplo muy potente de lo que ha pasado otras veces en estos días», cuenta Sala. «El emerger de una vida plena, unida, que va en dirección opuesta a la mentalidad dominante. Steven habría sido el típico caso que mencionan los defensores de la eutanasia. En cambio, ha sido utilísimo para el mundo simplemente por haber aceptado su condición. Esto es lo que hace que la vida sea útil: la conciencia que tienes de ti mismo».

«Steven habría sido el típico caso que mencionan los defensores de la eutanasia. En cambio, fue utilísimo para el mundo simplemente por haber aceptado su condición. Esto es lo que hace que la vida sea útil: la conciencia que tienes de ti mismo»

Es una cuestión que sale en muchos encuentros. Se habla de “factor humano” como corazón de la economía (muy valiosa la intervención de monseñor Silvano Tomasi, del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral) y de educación (con los responsables de ReConnect Brooklyn, obra dedicada a la recuperación de chavales en riesgo de delinquir); de la poesía y el cine; de la sociedad americana (también estuvo Amitai Etzioni, judío, famoso sociólogo que hace solo tres meses presentó Disarming Beauty, de Carrón, definiéndolo como «el libro más interesante de los últimos veinte años») y de “¿quién es el padre?", un panel donde, con estudiosos y académicos (como Dominic Aquila, decano de la St. Thomas de Houston y padre de once hijos...), destacó el relato de Camil Martínez, doctoranda de la Business University de Maryland e “hija espiritual” de Lorenzo Albacete, el teólogo amigo de don Giussani y a quien tanto deben el New York Encounter y la comunidad de CL en los USA.



«El tema del padre es otro hilo conductor que ha salido muy a menudo», subraya Sala. «Muchos hablaron de este tema, directamente o no. Es un punto sensible, nos hemos dado cuenta de esto según preparábamos el Encounter. Cuando aflora que el corazón de todo, incluso de la división que marca la sociedad, es la falta de unidad del yo, sale claramente lo urgente que es volver a descubrirse como hijos». Basta mirar cómo Etsuro Sotoo, escultor de la Sagrada Familia, en el diálogo con John Waters hablaba de su relación con Gaudí y de cómo su perspectiva sobre todas las cosas cambió cuando empezó «a mirar donde miraba él». O el espectáculo del sábado por la noche, dedicado precisamente a la Fatherhood (el del viernes tomaba inspiración de Martin Luther King).

Y luego, las exposiciones. Una sobre inmigración, tema vivísimo incluso en esta parte del mundo y aún más desde que Donald Trump cambiara de idea sobre las fronteras, los visados de entrada y el destino de los dreamers. Se trató de forma muy sencilla: hechos (los números y el contexto) e historias, una serie de entrevistas en video a quien acoge a estos migrantes y en la acogida descubre algo más sobre sí mismo. Un tema muy querido también para Dorothy Day, activista social y alma de Catholic Worker, revista-movimiento que marcó el ritmo de América el siglo pasado. Para el cardenal Dolan, arzobispo de la Gran Manzana e invitado habitual en el NYE, es «una santa de su tiempo, porque muestra que la fe es un et-et, no un aut-aut».



Los chavales que trabajaban como guías acompañaban también entre los paneles de la exposición sobre la “Tienda de Abrahán, donde todos son bienvenidos”. Se construyó pensando en los más pequeños, pero hablaba el mismo idioma que los encuentros más esperados del NYE, “Abrahán y el nacimiento del yo”. Entre los ponentes, Joseph Weiler, jurista judío y amigo de toda la vida de este encuentro (este año también se encargó de una exposición fotográfica); monseñor Christophe Pierre, nuncio apostólico en Estados Unidos (muy interesante su recorrido sobre lo que permite el encuentro entre hombres de distinta fe); y Sayyid al-Kashmiri, musulmán chiíta. «Cuando fuimos a verle para hablarle del Encounter tenía que ser un encuentro de veinte minutos», cuentan los organizadores. «Estuvimos allí cuatro horas. Quería saberlo todo de nosotros, de Giussani, de CL...». A lo largo de los tres días del Encounter se le ha visto mucho merodeando con sus asistentes, mirar, preguntar. «Finalmente, nos han enviado un mensaje diciendo que nunca se habían sentido tan acogidos», dice Landi.

También estaba Sayyid al-Kashmiri, musulmán chiíta. «Cuando fuimos a verle para hablarle del Encounter tenía que ser un encuentro de veinte minutos. Estuvimos allí cuatro horas. Quería saberlo todo de nosotros, de Giussani, de CL...»

Otra exposición es la de don Giussani. El título no era nada nuevo, retomaba otro de años atrás, “De mi vida a la vuestra”. El contenido, no. Los comisarios eran los chavales del CLU, los universitarios de CL, más o menos cuarenta repartidos –como Margaret– entre Estados Unidos y Canadá. Tres encuentros, muchas videollamadas y meses de trabajo para desarrollar un hilo conductor tan impactante como la vida de don Giussani, que ayuda a leer la de cada uno. La exponen contando hechos, encuentros (un diálogo luminoso con un amigo, la dificultad de la soledad, el descubrimiento de una profundidad inesperada en el estudio...) que en los paneles aparecían junto a pasajes en los que el fundador de CL contaba su experiencia. Ayer es hoy, sin separaciones. Al revés, en cierto modo lo es aún más, «porque la conciencia, paulatinamente, ha crecido», explica Riro Maniscalco, presidente del Encounter, recorriendo estos últimos diez años de historia mientras detrás de él se multiplican los carritos.



Son muchos los jóvenes aquí. Muchas familias, muchos estudiantes. Un montón (370, este año) los que trabajan como voluntarios, motor y corazón de una máquina que ya se ha convertido en algo complejo y que hay que acomodar y desmontar deprisa. También han acudido muchos curas jóvenes. En Europa es difícil ver todos estos clergymen under 30. «Han venido 48 seminaristas, ya se ha convertido en una costumbre que sean ellos quienes se ocupen de la misa del domingo», cuenta Olivetta Danese, secretaria general del Encounter. Celebró el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston que no deja escapar ningún encuentro. Casi como Dolan y otros obispos, americanos o no. «Es una de las cosas que más me han hecho reflexionar este año», dice Olivetta, «la disponibilidad con la cual nos acompañan y siguen lo que sucede aquí. Podrían hacer otra cosa, o venir solo por obligación. En cambio, ha nacido una relación muy sólida. Somos hijos de la Iglesia, totalmente».

Monseñor Pierre, el nuncio, se quedó casi todo el fin de semana. Él fue, en la víspera, quien comunicó a los organizadores el mensaje del Papa Francisco, el deseo de «que estos días puedan ayudar a profundizar la verdad, la belleza y la justicia». Cuando, al final de uno de los muchos diálogos sobre América, le preguntaron: ¿qué trabajo nos pide, qué aportación podemos dar?, se detuvo un rato a pensar. Y contestó: «Quería que llevarais el fuego a esta sociedad». «Me vino entonces a la mente don Giussani», cuenta Teresa: «Una vez, hablando con nosotros en Estados Unidos, entonces éramos cuatro gatos, mencionó a Santa Catalina de Siena, adaptándola: “Si sois lo que tenéis que ser, ¡prenderéis fuego a América entera!”». Parece ayer. Es hoy.