Gaia (en el centro) con una de las camisetas "On the road"

Campaña Avsi. La furgoneta de Gaia

Un viaje a Uganda con papá. Así, del deseo de una chica, nace un modo original de sostener la Campaña de Navidad de AVSI
(de Huellas de diciembre)
Paola Ronconi

A lo mejor, alguien ya conoce su historia por haberla leído en un cómic que el Corriere della Sera insertó en el suplemento dedicado al Tercer Sector, Buenas Noticias. Gaia cursa ahora tercero del Liceo Científico: con 17 años, el año pasado fue de viaje a Uganda con su padre, un empresario de Legnano que, desde hace años, apoya los proyectos de AVSI en África. Se la llevó a Kampala, tres días, en el verano de 2016. «Lamentablemente, ¡solo tres!», exclama Gaia, «unos días muy intensos y maravillosos».

Juntos visitaron el conjunto de obras en Kampala que forman parte de los proyectos que AVSI sostiene en su Campaña de Navidad 2017, bajo el lema «¿Dónde está mi hogar?». «El primer día visité la High School Luigi Giussani, una estructura preciosa, muy limpia, enorme, acondicionada, que nada tiene que envidiar a los mejores colegios en Europa». Gaia pregunta a los chicos qué han aprendido allí y qué se llevarán cuando salgan del colegio. Una chica le contesta: «Yo he aprendido que tengo un valor como persona y un deseo tan grande como para cambiar el mundo». Gaia se queda un tanto perpleja: «Pensaba que era la típica respuesta preparada de antemano. Pero esa chica tiene mi edad y el solo hecho de que pronuncie estas palabras impone silencio. No puede ser mentira». También porque, estando en Kampala, Gaia descubre una sociedad totalmente diferente de la suya: «Muchísimas personas viven en chabolas de latón, carecen de casi todo... La persona se considera un número o un medio para alcanzar un objetivo, fundamentalmente económico. Incluso en las familias. Es frecuente que el padre no trabaje y hay un porcentaje altísimo de alcoholismo. La que trabaja es la madre, considerada casi un objeto, al igual que los hijos».

Dos camisetas de la ''línea''

Después es el turno de la visita a la Welcoming House, en Kitintale, un barrio en la zona este de Kampala. Es una casa de acogida para unos 80 niños y chavales huérfanos, entre los 0 y los 20 años. Algunos aparecieron en cubos de basura, otros fueron apartados de su casa a causa de maltrato o grave corrupción. Rose Busingye, que dirige la casa, cuenta cómo se vive allí el día a día. Despertar a las 3:30 de la mañana, pues algunos tienen que andar tres horas para llegar a la escuela; otros, más pequeños, suben a una moto que les lleva al colegio yendo y volviendo de casa unas quince veces cada mañana, tres niños por cada viaje. «Necesitaríamos una furgoneta», comenta Rose con su sonrisa, conocida para los lectores de Huellas. El tercer día «visitamos el jardín de infancia y la Escuela primaria; luego el Meeting Point donde “las mujeres de Rose” enfermas de SIDA aceptan curarse y colaborar en ayudar a otras mujeres», cuenta la chica.

Los niños de Luigi Giussani High School con la nueva furgoneta

Quedan en la memoria todos esos rostros, esas vidas tan llenas de dolor y de gracia, los ojos de los niños. Es verano. Una noche, Gaia no puede dormir. No consigue parar los pensamientos que le dan vuelta en la cabeza. «A las 3:00 de la madrugada me levanté, tomé papel y lápiz y empecé a apuntar todo lo que se me ocurría, con un único fin: recoger los fondos necesarios y comprar una furgoneta para Rose». Pero, ¿cómo? Lo comenta con su hermano Mateo, con Stefano, Marta, Emma, Luca, Carlo, Chiara... Y gracias a tantas cabezas juntas, nace On The Road, un proyecto y muchas camisetas que vender. En cualquier lugar y a cualquier persona.

«Empezamos en nuestro colegio, el Tirinnanzi en Legnano. Luego la iniciativa corrió de boca en boca y fue rodando por caminos imprevisibles. Nos llaman para vender camisetas en conciertos, en partidos de baloncesto, en veladas culturales, en fiestas de Navidad». Una camiseta por 15 euros.
En el mes de noviembre de 2017, le llega a Gaia un vídeo con Rose y “sus” niños delante de una Toyota Hiace, la furgoneta.


¿Y ahora? «En la Welcoming House necesitan una nevera más grande, una mesa larguísima y sillas». On The Road sigue avanzando y se suma a la Campaña de Navidad de AVSI para recaudar esos fondos.