El referéndum independentista está previsto para el 1 de octubre

CATALUÑA. El documento de la comunidad de CL

El clima es tenso. Las posiciones parecen irreconciliables. El referéndum por la independencia está abriendo una herida profunda en el tejido social. Nuestros amigos catalanes han escrito un documento titulado “¿Qué permite una construcción común?”

En estos últimos días se ha llegado en Cataluña a una situación lamentable, que nunca debería haberse producido, fruto de un clima de ruptura y confrontación que viene creciendo en los últimos años.

Las claves de lectura con las que se analiza el presente son antagónicas. Las versiones con las que se interpreta el pasado, contrarias. Los proyectos de futuro, irreconciliables. Una herida dolorosa que divide familias, que promueve el silencio entre compañeros de estudio o trabajo, que favorece el recelo frente a quien piensa distinto. En este contexto, ¿qué permite una construcción común?

Nosotros no somos ajenos a esta crisis. Percibimos nuestra pobreza a la hora de ofrecer una solución a la cuestión planteada, pero a la vez descubrimos en nuestra vida cotidiana un tesoro que puede resultar útil en los tiempos de conflicto y de tensión que se avecinan. En nuestra comunidad cristiana estamos sorprendidos de vivir una unidad que va más allá de la disparidad de opiniones y sensibilidades. La presencia de Cristo, que desborda discursos y proyectos, no garantiza la resolución de los desacuerdos. Sin embargo, posibilita un camino juntos en el que el otro, haga lo que haga y piense lo que piense, es un bien, porque me ayuda a ser yo mismo. Y sobre esto se ancla cualquier posibilidad de diálogo.

La Conferencia Episcopal Tarraconense, en su nota sobre la situación en Catalunya, afirma: “La Iglesia quiere ser fermento de justicia, fraternidad y comunión, y se ofrece para ayudar en este servicio por el bien de nuestro pueblo”. Porque “el destino y la intención profunda de la comunidad cristiana -dice Giussani- es el mundo: una dedicación profunda y apasionada a los hombres y a su destino, una tensión a hacer presente el hecho de Cristo dentro de la trama de convivencia, en la cual los hombres sufren, esperan, intentan, niegan, esperan el sentido último de las cosas”.

La gravísima circunstancia que atravesamos es una oportunidad. Podemos quedarnos apegados a nuestra imagen, a lo que ya sabemos. O bien, podemos descubrirnos necesitados del otro, disponibles al cambio, dispuestos a mirar con sencillez y seriedad la necesidad de caminar y construir juntos. Tal como nos invita el Papa Francisco: “la mejor forma de dialogar es hacer cosas juntos, construir juntos“.
Comunidad de CL en Cataluña
Septiembre 2017