El mensaje de Julián Carrón tras la muerte de don Paolo Bargigia

El sacerdote de Florencia, misionero en Perú durante muchos años, volvió a la casa del Padre tras una larga enfermedad
Julián Carrón

Queridos amigos: También yo, dentro de un dolor inmenso, quiero hacerme partícipe de vuestro agradecimiento al Señor por el cumplimiento de la vida de nuestro queridísimo Paolo. «El mayor gozo de nuestra vida es el que descubrimos en cada pequeño o gran sufrimiento: “Mira, ahora eres más semejante a Él”, eres “una sola cosa con Él”. La vida por la felicidad de los hombres, por la amistad de Jesús», escribía don Giussani a un joven amigo.
El P. Paolo ha vivido la enfermedad como una «vocación dentro de la vocación». Despojado progresivamente de todo, su pobreza ha puesto de manifiesto ante todos su única riqueza: Jesucristo. El P. Paolo se ha unido cada vez más con Cristo haciéndose «una sola cosa con Él», hasta subir con Él a la cruz y esto ha sido el origen de esa fecundidad que habéis experimentado en sus últimos tiempos en Florencia.
Es la misma fecundidad que le ha llevado a ser padre de muchos en América Latina. Todos los que se encontraban con él se contagiaban del buen humor de su mirada, que trasparentaba a Aquel que era lo más querido para él. Que don Giussani, que estuvo en el origen de su vocación por el encuentro con el movimiento, le reciba con los brazos abiertos como se acoge a un hijo que vuelve a casa, para introducirle en la presencia del Padre que nos da el aliento, la vida y todas las cosas. Nuestra responsabilidad consiste en seguirle, es decir, en revivir la experiencia de fe que le hizo ofrecer toda su persona.