Los paneles de la Transfiguración donada a la Iglesia de Mosul, en Iraq

MOSUL. Un regalo para la Iglesia de los refugiados

La historia de cinco paneles sobre la Transfiguración donados por un grupo de artistas italianos al padre Jalal y a los cristianos iraquíes. Tras el saqueo de lugares e imágenes sagradas a manos del ejército del Daesh, un signo que devuelve la esperanza
Walter Gatti

El rostro de Jesús bendiciendo en la luz del ocaso, sereno, con una sonrisa llena de paz. Moisés y Elías a su lado. Debajo, los apóstoles, impactados y casi sin habla ante el prodigioso evento. Todo ello en arcilla, fruto de las manos del escultor, enmarcado en una estructura metálica de acero que lo sostiene. Se trata de una Transfiguración en cinco paneles de gran superficie, en una altura total de más de dos metros, nacida en el Véneto y destinada a Mosul, la tierra de la sangre y de la esperanza. Parece una película pero todo es real. La luz aclara el horizonte.

Cada historia tiene su lugar, sus protagonistas, su trama, su final. Si hablamos de Iraq, el conjunto de todas estas categorías asume unos contornos particulares. En el inicio de esta historia está el padre Jalal Yako, sacerdote iraquí, misionero rogacionista, responsable durante dos años de un campo de refugiados en Erbil, donde todos (o casi) son de Mosul, Qaraqosh, Qaramles y Bartallah, huyeron tras la llegada de las tropas del Daesh, en 2014. Cristianos y chiitas, en coche, a pie, corriendo en pijama…

El padre Jalal Yako en Piandellevro con el grupo de artistas

El padre Jalal, nativo de Qaraqosh, tuvo la posibilidad, en aquellos sangrientos días, de volver a Italia, a la casa madre de su orden. Pero no abandonó su tierra y asumió la responsabilidad del campo de refugiados más grande construido en Erbil por la Iglesia católica en colaboración con la Iglesia caldea y Cáritas Iraq. Un refugio en medio del desierto para 1.800 personas.

Un año después, en el verano de 2015, un grupo de artistas que visita periódicamente a una comunidad monástica, la Fraternidad de Jesús de Piandellevro, en el Trentino, que sigue y acompaña la misión del padre Jalal, recibió desde Iraq la petición de crear y donar a la comunidad cristiana de Erbil un belén de terracota para la “iglesia” de los refugiados. Realizado por la escultora Oriana Sartore, gracias a Emanuela Centis, profesora y divulgadora de arte, el belén, con María, José y Jesús, llegó a Erbil en el otoño de 2016. La comunidad recibió con una fiesta aquellas imágenes en terracota, de una altura de 70 centímetros.

El belén de Oriana Sartore

Pero esto es solo el principio de la historia. Durante el verano de 2016, en la comunidad trentina donde pasó un tiempo alojado, el padre Jalal conoció por primera vez a este grupo de artistas. De ahí nació una nueva idea, aún más atrevida: realizar un retablo para la Iglesia de los refugiados, dedicado a la Transfiguración. Lo cuenta Oriana Sartore: «Nadie había organizado nada para este encuentro y cuando, sin que yo lo supiera, a pesar de haber realizado ya para él aquel belén, fue a sentarse a mi izquierda durante la comida en el refectorio. Luego he entendido que aquello fue un signo. Al despedirnos, hablamos de la destrucción de iglesias en Mosul, Erbil y Qaraqosh a manos del ISIS. El padre Jalal me dijo que quería permanecer en aquella tierra, que quería testimoniar el dolor ante tanta destrucción y quedarse con los cristianos de allí, en la iglesia dedicada a la Transfiguración pero donde no había referencia alguna al relato evangélico del monte Tabor. Inmediatamente le dije que haría algo para ellos».

La llegada de las imágenes de la Sagrada Familia a Erbil

Entretanto, el 17 de octubre de 2016 las fuerzas del Estado iraquí, junto a las milicias cristianas de la Niniveh Protection Unit, lanzaron la ofensiva para liberar la ciudad de Mosul. Tras tres meses de combate, en enero de 2017 toda la llanura de Nínive, la amplia zona noreste de Mosul, conocida como “la patria de los cristianos”, fue reconquistada.

Los cristianos regresaron a sus ciudades, pero las casas estaban destruidas. La catedral de la Inmaculada Concepción tenía las paredes ennegrecidas, los bancos rotos, parte del techo se había derrumbado, pero la estructura seguía testarudamente en pie. El 31 de octubre, monseñor Petros Mouché, arzobispo siro-católico de Mosul, Kirkuk y todo el Kurdistán, celebró la primera misa en la ciudad liberada, acompañado de cuatro sacerdotes.

Mientras pasaba todo esto, entre preocupaciones y esperanzas, proseguían los trabajos de la Transfiguración. Oriana trabajaba, mientras Emanuela y algunos amigos de Padua se esforzaban en buscar fondos para la arcilla y el horno donde calentar los paneles. El apoyo de un equipo universitario resultó fundamental para crear un soporte de acero que también se pudiera desmontar fácilmente. Mientras tanto, un pintor toscano, Flaminio Zullo, también quiso implicarse con un icono de la “Virgen de la Ternura” que se sumaba a los paneles de Oriana.

Oriana junto a los paneles de la Transfiguración

Pasaron los meses y la Transfiguración llegó a su punto final. Un día de finales de junio, en la Villa Del Conte, donde vive Oriana, los paneles fueron protagonistas de las últimas pruebas antes del gran viaje. Montaron en las estructura las figuras en altorrelieve (más de 70x50cm y casi 20kg de peso) de Jesús, Moisés, Elías, Pedro, Juan y Santiago. Ahora los apóstoles “observaban” asombrados, con Pedro que parece a punto de caerse por la emoción, representado casi cabeza abajo. Jesús, sereno, dialoga con Elías y con Moisés, que le ofrece las escrituras. Una obra para la iglesia provisional de Erbil pero que, en el fondo, es para una Iglesia estable y eterna.

Emanuela Centis cuenta así la historia de este nacimiento artístico: «Mediante el encuentro con el padre Jalal, la realidad de los cristianos perseguidos en Oriente Medio, que viven con el coraje de la “esperanza contra toda esperanza”, se ha vuelto para mí algo concreto y familiar. Algo que tiene que ver con mi propia manera de vivir la fe cristiana en mi vida diaria. Antes aún de pedir ayuda material, estos hermanos piden sobre todo que no les olviden. Y esta necesidad es una pregunta que apela a mi corazón, no a mis bienes. La historia de estos años siempre ha despertado en mí un gran estupor el caer en la cuenta de que el arte es un aspecto de la presencia de Jesús entre nosotros. El ISIS ha hecho una matanza de lugares sacros e imágenes devocionales. Pero a través del arte también se puede renacer. Las manos de un artista pueden estar verdaderamente al servicio de la Belleza».