«Encuentro Madrid quiere ser un lugar en el que la belleza desarmada del cristianismo se haga presente»

Entrevista a Rafael Gerez, director de EncuentroMadrid, en Páginas Digital

Este viernes da comienzo en la Casa de Campo de Madrid la edición 2017 del EncuentroMadrid, uno de los acontecimientos culturales más señalados de la primavera madrileña. Su presidente, Rafael Gerez, nos explica el programa y la experiencia que ha madurado en torno a esta iniciativa.

En el programa de este año del EM tiene un considerable peso la experiencia de las cárceles APAC en Brasil. ¿En qué consiste esta experiencia? ¿Por qué le habéis dado tanto peso?
La experiencia de las cárceles de APAC, Asociación para la Protección y Asistencia a los Condenados, en Brasil está suponiendo una pequeña revolución en el sistema carcelario de ese país, del que normalmente sólo llegan noticias totalmente marcadas por una violencia extrema. Se trata de una red de cárceles que busca la reinserción y la integración de delincuentes apostando por la libertad y la responsabilidad y no por la coacción, obteniendo resultados sorprendentes. Esta iniciativa entraña una belleza humana que enlazaba de modo muy claro con el lema y la temática elegida este año en EncuentroMadrid.

¿Por qué el lema “Heridos por la belleza”? ¿Por qué un monje para presentarlo?
El lema de este año partía de una constatación básica: todos necesitamos de la belleza para vivir. Pero, ¿a qué nos abre la belleza? ¿Qué permite que la belleza permanezca y no sea una mera ilusión que se desvanece ante las dificultades de la vida? De ahí la elección de un lema, “heridos por la belleza”, a priori paradójico, que hemos tomado de Benedicto XVI, quien utilizó esta expresión en diversas ocasiones para subrayar que la belleza es una categoría ligada a la verdad, por un lado, y que es la forma en la que el Señor nos abre y atrae a Él.
Retomar la idea de belleza enlaza asimismo con la preocupación educativa que en la actualidad tiene Julián Carrón, responsable del movimiento católico Comunión y Liberación –del que nace EncuentroMadrid–, quien no deja de insistir en la necesidad de que el cristianismo, en una sociedad como la actual, debe proponerse “desarmado”, con sencillez, sin pretensiones y sin complejos, pues sólo así puede convertirse en algo bello, en algo que atraiga a las personas que lo encuentran.
Y para explicar el lema pensamos en invitar al padre Mauro Lepori, abad general de la orden cisterciense, porque se trata de una persona que, por su vocación y su sensibilidad, une a un conocimiento profundo del hombre contemporáneo (no en vano se recorre el mundo de lado a lado todos los años visitando comunidades) el gusto por la belleza y una conciencia profunda de los aspectos esenciales de la fe cristiana.

EncuentroMadrid nació hace más de trece años. España ha pasado en los últimos doce años por circunstancias muy diversas. ¿De qué modo han influido esas circunstancias en este gran evento?
Sin duda alguna en la temática que hemos ido abordando a lo largo de todos estos años: casi desde el inicio, hemos querido poner de relieve la pertinencia del acontecimiento cristiano para responder a las necesidades reales de cada hombre o mujer de nuestro tiempo, convirtiéndose, de ese modo, en factor de construcción social y del bien común.
Ello nos ha obligado también a buscar con insistencia la posibilidad de encontrar y conversar con todas aquellas personas apasionadas por su humanidad y dispuestos a abrirse a los demás. En este sentido, resulta sorprendente el gran número de personas que, de toda extracción y condición, han pasado por EncuentroMadrid a lo largo de todos estos años, ya sea como invitados o como asistentes, y se han encontrado entre nosotros como en su casa, dando lugar a un camino de amistad y estima impensable en una sociedad tan fraccionada y parcelada ideológicamente como la española.

Una de las características del EM ha sido la búsqueda de un diálogo entre sectores muy diferentes de la sociedad española, entre laicos y católicos, por ejemplo. ¿Por qué ese interés?
Yo diría que ello nace, en primer lugar, de la conciencia de que el cristianismo sólo se comunica de persona a persona. Y a la vez de algo que costosamente hemos ido aprendiendo con el tiempo: el otro, por muy distante que esté de nosotros, no es alguien de quien puedo prescindir o alguien con el relacionarme si solo sirve a los fines que persigo, por muy buenos que éstos sean. O, dicho en otros términos, el otro es un bien para mí. En este sentido, a lo largo de los años se ha producido una cierta maduración en lo que tiene que ser el diálogo y el encuentro con las personas a las que invitamos. De una pretensión inicial de buscar personas que “se acercaran” a lo que pensamos y creemos, hemos ido pasando a buscar e invitar a los otros por lo que son. De este diálogo surge, como decía, una estima y una amistad verdaderas y ello nos obliga, como afirmaba Don Giussani, fundador de Comunión y Liberación, a profundizar en la verdad de la experiencia cristiana que vivimos quienes organizamos EncuentroMadrid.

Estamos en un tiempo extraño. Un tiempo de perplejidades, de populismos y de identidades conflictivas. ¿Qué propone el EM para esta situación?
Pues convertirse en un lugar en el que la “belleza desarmada” del cristianismo se haga visible y atractiva para todos los que se la encuentran, poniendo de manifiesto que la fe no es algo que nos saca de la realidad sino que nos introduce con fuerza en ella y la juzga en todas sus dimensiones: eso explica la variedad de temáticas que solemos abordar en EncuentroMadrid (el trabajo, el arte, la familia, la política, la educación, los conflictos internacionales, etc). En EncuentroMadrid se ve en acto, retomando la expresión clásica, que “nada humano nos es ajeno”.


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