El paso de la reacción a la relación

Más de dos mil empresarios y expertos en diversos sectores económicos se han dado cita en Milán para participar en las jornadas CdO Sharing. Una sucesión de encuentros, testimonios y relatos
Paolo Perego

Dos mil empresarios se dieron cita los días 9 y 10 de marzo en el Palacio de Congresos del recinto ferial de Milán. Sillas, mesas de reunión, decenas de seminarios y encuentros temáticos sobre un sinfín de sectores empresariales, pero también sobre el estado de bienestar pues también participaban entidades sociales. Todos estos son los ingredientes de las jornadas CdO Sharing 2017. «Basta un encuentro sencillo, un diálogo, una relación para empezar a compartir juntos una experiencia y dar comienzo al desarrollo de una auténtica sociabilidad y una economía al servicio de todos», afirmó Bernhard Scholz, presidente de la Compañía de las obras, durante la asamblea final. "Redescubrir una tarea" era el título del encuentro.

Hay límites sociales, económicos y políticos, eso es evidente para todos. Pero además del inicio de la crisis, el año 2008 marcó un cambio de época, al que hay que responder con una mentalidad nueva. Continúa Scholz: «Vemos que siempre tiende a prevalecer una respuesta "reactiva", pero el miedo y la incertidumbre dominantes exigen pasar de la reacción a la relación. La relación con los otros es lo que permite redescubrirnos a nosotros mismos como verdaderos protagonistas, ver la realidad con su inmenso potencial y hacer todo lo posible por cambiar lo que es necesario cambiar».

La misma amplitud de onda pudimos ver en monseñor Dario Edoardo Viganò, prefecto de la Secretaría de Comunicación en la Santa Sede, que mediante una intervención en video describió el estilo comunicativo del Papa Francisco: «También vale para él esta palabra, sharing, compartir. Se ve en cómo todos se sienten llamados a implicarse en sus relatos, que parten de sí mismos, de su experiencia personal, que luego se convierte en el lugar de una relación». Del mismo modo que los silencios de Francisco también "comunican", «porque muestran lo vital que es para él entrar en relación con lo que tiene delante, poderlo escuchar».

Igual que estas dos mil personas que acudieron a la cita para mirar, escuchar, compartir sus respectivas experiencias. Como la del alcalde de San Ginesio, municipio afectado por el terremoto, y los dueños de una carnicería que, con la ayuda de sus vecinos, han podido volver a empezar gracias a un proyecto coordinado por la CdO y los centros de solidaridad de su región. Como la aventura de Alessandro Adamo, un joven arquitecto socio del estudio internacional milanés Lombardini 22, que cuenta con más de 150 colaboradores con una edad media por debajo de los 35 años: «Tienes que encontrarte con el otro para responder a su necesidad. Y a la realidad», afirmó Adamo. Este es el método para abordar, por ejemplo, el proyecto de un espacio laboral: «El corazón es la persona. A eso tú respondes siempre según criterios de funcionalidad, utilidad y duración». Realidad y persona son también los ingredientes básicos de U-Tub, una pizza en forma de tubo, como un "pasaje", ideada por Angelo Lazazzera, director comercial de Base Pizza: «Una idea sencilla. Fue suficiente con observar lo que había y lo que faltaba. En el fondo, aquí reside la búsqueda de una tarea dentro del cambio».

Un cambio lleno de oportunidades, pero también de dificultades. ¿De verdad puede ser una objeción para trabajar bien el tener unas condiciones difíciles? Un joven profesor de italiano, Simone Invernizzi, desafió a la platea con un fragmento de Un día en la vida de Ivan Denisovich, la novela de Solzenitsyn, intelectual ruso que pasó varios años encerrado en los lager soviéticos. Era el relato de un amanecer, comenzaba el turno de un equipo de cuatro prisioneros en un campo de trabajo donde estaban construyendo el muro de una nueva central, con una contagiosa y sorprendente voluntad de hacerlo bien, perfecto. Por ahí pasa la "última" humanidad que les queda, la realización de sí mismos. Aun a riesgo de tardar un poco más y ganarse un castigo por ello.

«La condición no impide la iniciativa. Pero hace falta un encuentro, una relación que te eduque en esto», apuntó Scholz al presentar un video que mostraba la historia de dos jóvenes que conocieron en el centro Kairos al padre Claudio Burgio, capellán de la cárcel de menores Beccaria de Milán. «Con él se me abrió una posibilidad. Porque yo podía no estar aquí; de hecho, muchos inmigrantes como yo no lo han conseguido», contaba un chico senegalés. A continuación añadía un excompañero suyo en la prisión juvenil: «Hace falta alguien de quien fiarse. Más aún, alguien a quien confiarse».

Los jóvenes y la emergencia educativa son cuestiones clave también entre los expertos en empresa, desarrollo y economía. Era evidente en la intervención de Anna Frigerio, directora del liceo Sacro Cuore de Milán, que desde hace años ocupa los primeros puestos en las clasificaciones de la Fundación Agnelli por la calidad de su enseñanza y la preparación de sus alumnos. «Vivimos en un tiempo complejo que se desmorona y hay que preparar a los chavales para que sepan estar delante de esta complejidad. Pero eso no significa fragmentarla sino ayudarles a captar los nexos que la unen».

«Todo sirve para unir, todo es vínculo. La materia misma está hecha de vínculos. Pensemos en el agua, un vínculo entre el hidrógeno y el oxígeno, las proteínas de nuestro cuerpo, las moléculas que lo componen todo», explicaba el cómico Giacomo Poretti, invitado a una mesa titulada "¿Realmente mi yo necesita al otro?". «La realidad es que mi yo no puede soportar al otro», según Poretti. Durante media hora, sin pausa y entre risas, nos obligó a todos a reflexionar sobre varias cuestiones. «¿Y si nos diéramos cuenta de que, en cambio, podemos llegar a "ponernos de acuerdo"? Tal vez así no llegaríamos a la situación en que un juez deba establecer cuál es la dieta de un hijo de padres separados, ella vegana y él carnívoro». Su propia carrera artística lo muestra: «Aldo, Giovanni y yo, cada uno solo por su lado, no habríamos llegado a ser nadie. Si lo piensas, siempre me ha llamado la atención un dato: Jesús los envió de dos en dos para que lo anunciaran al mundo entero. ¿Por qué? Cada uno solo, habrían podido llegar a más lugares, a más gente. Y en cambio...».