¿Por qué los americanos han elegido a Trump?

Il Sussidiario
Maurizio Maniscalco

Volví justo a tiempo para votar. El primer martes después del primer lunes de noviembre, como cada cuatro años. Un día laboral, un día cualquiera, en que todos los ciudadanos tienen que sacar de sus muchos o pocos compromisos el tiempo necesario para acercarse a las urnas. Yo voté a la hora de comer, a dos pasos de mi casa, en un colegio donde me encontré con una larga fila de jubilados y amas de casa, cosa comprensible dadas las horas.

Nunca dejará de sorprenderme la “variedad humana” de Brooklyn, blancos, negros, asiáticos, mediorientales con o sin velos, hispanos… muchos de ellos incapaces de pronunciar una palabra en inglés. Quién sabe qué habrán entendido de esta campaña electoral. Pero votan exactamente igual que yo, y como yo vuelven a casa con una bonita pegatina en el pecho que dice "I Voted".

En cualquier caso, sabíamos que esta iba a ser una jornada histórica. Ella sería la primera mujer. Él, el primer presidente que no es político. Ha sido una campaña larga, llena de golpes bajos, cotilleos y muy pobre en contenidos. Y eso que no solo se elegía nuevo presidente. También se elegía a los componentes del Senado, que constituye la llave maestra para sacar adelante las políticas presidenciales.

A las ocho de la tarde los llamados estados pendulares empezaban a anunciar sus veredictos. Florida, Carolina del Norte, Ohio, Virginia, Pennsylvania, Michigan han representado históricamente el eje de la balanza. El que gana allí acaba en la Casa Blanca. Aunque siempre hay que esperar hasta el final. Una cosa son las opiniones y proyecciones de los expertos, y otra lo que la gente secretamente ha decidido. Hoy vemos que muchos han votado a Trump aunque no lo digan.

Cada cinco minutos iba cambiando de la CNN a la FOX, de la sede de los sabios demócratas al borde de un ataque de nervios a la de los republicanos divididos e inesperadamente sorprendidos por los resultados que van llegando. Había que seguir esperando, y mientras esperaba pensaba en los diez últimos días que he pasado en mi país de origen, Italia, presentando mi libro, titulado precisamente “God Bless America”, donde también trato de abordar cuestiones de la política americana referentes a estas elecciones. Si hay algo que nadie entiende es cómo ha llegado Trump a donde está. Ni siquiera sus competidores republicanos han entendido cómo pudo ganar la nominación al son de “I will make America great again”, sin propuestas concretas sobre nada (aparte de la locura del muro) y con un mensaje aparentemente carente de contenido alguno.

Sin embargo, sí hay un contenido soterrado en Trump y es el rescoldo de un sueño americano que parece haberse marchitado entre la crisis económica, el empobrecimiento de las clases medias y los conflictos raciales e ideológicos. Los que han votado a Trump expresan confusamente la rebelión ante un sistema que de hecho ya no cree en este sueño. ¿Tendría razón Sanders al querer sustituirlo por su imagen de la socialdemocracia?

Lo cierto es que el resultado es totalmente distinto a los que los expertos y las encuestas predecían y predicaban hasta pocas horas antes. A su manera, América ha sorprendido al mundo, y también a sí misma. Unos ríen, otros lloran, y los analistas de profesión ya están manos a la obra intentando explicar lo que ha pasado, cuando ni ellos mismos lo saben, ni son capaces de entenderlo. Probablemente hasta los que han votado a Trump están ahora asustados, pues Donald era la respuesta equivocada a cuestiones reales.

A las dos de la madrugada comparece la responsable de la campaña demócrata, dando las gracias a todos e invitando a todos los presentes a que se vayan a dormir, pues dice que hasta por la mañana no se sabrá nada. Todo está hecho. Donald Trump es el 45º presidente de los Estados Unidos y por lo que parece Hillary esta noche no hará declaraciones. Otro signo de lo profundas que son las divisiones que separan a este país.

Empiezan las lecturas y las interpretaciones. Yo dejo el micrófono a los que se dedican a estas cosas. Pero un hecho está claro: Trump ha ganado. Ahora habrá que vivir con las consecuencias de esta victoria. Él, nosotros y el mundo entero. Hoy más que nunca, God bless America!