Un libro que ayuda a vivir

Andrea Marius

El libro Luigi Giussani. Su Vida, de Alberto Savorana, se ha presentado en prácticamente toda Latinoamérica y en muchas ciudades de Italia y de España, y este podría ser un encuentro más que se debía preparar en la vida del movimiento en Venezuela. Sin embargo, cuando se comenzó a pensar parecía prácticamente imposible organizar un evento de esas dimensiones; sobre todo en un país donde la prioridad de la gente es conseguir alimentos y medicinas para sus familias y el coste del libro es casi la mitad del salario mensual de muchos venezolanos.

Pero hemos sido testigos una vez más de que partiendo del SÍ de cada uno de los que dieron su disponibilidad para organizar este gesto, se desbordó una gracia que siempre nos precede. Hemos constatado justamente que el hombre, además de la necesidad de responder a sus necesidades básicas, necesita la verdad, la belleza y la felicidad.

Por esto y otras razones, esta presentación fue un acontecimiento hermoso, desde la belleza de los cantos, la apuesta por realizarla en un lugar “del mundo”, que no estuviera relacionado con la Iglesia y que fuera un espacio cultural: la periferia que indica el Papa Francisco, y por supuesto el encuentro con los invitados.

Lo que se pudo escuchar en los testimonios de la presentación en Caracas nació de la provocación que se le hizo a Sumito Estévez (chef venezolano) y a Manuel Aristorena s.j. (director de Fe y Alegría, la obra educativa más grande del país) de profundizar en la vida de Luigi Giussani, historia desconocida para ambos. Nunca nos imaginamos que la propuesta de don Gius sería tan correspondiente con las experiencias de ambos.

El encuentro con Sumito, quien hace poco se convirtió al catolicismo, fue impactante, no solo para todos los asistentes a la presentación; incluidos decanos y rectores de universidades, profesores, representantes de otros movimientos católicos, público en general y la comunidad de Comunión y Liberación en Venezuela (de la cual muchos viajaron más de 12 horas para estar presentes), sino también para el mismo Alberto Savorana, quien se vio en la necesidad de adelantar parte de su intervención conmovido por el impacto de Sumito frente a la vida de don Giussani, y cómo ésta le había ayudado a releer y volver a comprender la historia de su propia vida.

De Sumito escuchamos la experiencia viva de un hombre que ha tomado en serio su gran deseo de respuestas y su encuentro concreto con la Iglesia. «Me fui a la Isla de Margarita para estar solo y liberarme, y encontré una comunidad que me recibió… en eso coincidimos, comunión para la liberación».

También el encuentro con Manuel Aristorena s.j., (llamado por sus amigos Padre Piedra) fue de gran riqueza, comenzando por su historia como sacerdote jesuita que no acostumbra a hablar en público y que desde la sencillez de su experiencia fue desvelando inmensas coincidencias con la propuesta de don Gius. «Cuando llegué a Venezuela y por primera vez fui a Petare (uno de los barrios populares más grandes de Latinoamérica) nací de nuevo… en el encuentro con la gente sencilla descubrí mi vocación». Así como reconocer las coincidencias en la propuesta educativa.

Finalmente escuchar a Savorana hablar de don Gius, sobre todo de su relación con él y cómo asumió la realización del libro como una vocación, «como un don que alguien me daba», hizo a muchos querer vivir y revivir el encuentro con Giussani, con el movimiento y con Cristo.

Más que la presentación del libro, fue la presencia y amistad de Savorana, su mirada y su capacidad de juicio lo que provocó a seguir con mayor seriedad esta historia que nos ha alcanzado, a reconocer cómo desde el encuentro con Cristo nace una capacidad nueva para abrazar todo lo humano, toda persona de cualquier postura o pensamiento. Este encuentro contuvo la profundidad de la propuesta cultural del cristianismo, que es para todos.

Alberto no solo nos ayudó a tener un testimonio vivo del afecto de don Gius para aquellos que no pudimos conocerlo directamente, sino que ayudó a corroborar que el método de vivir el cristianismo de don Giussani es más pertinente que nunca en la situación que vivimos en Venezuela y en cualquier parte del mundo, y a constatar que Cristo es la respuesta que nuestro corazón espera.