«Me alegro mucho de vivir contigo»

“Belleza” es sin duda la palabra clave de un encuentro que mostró en el Meeting cómo la discapacidad puede ser un gran recurso. «La belleza es lo que mueve todas las cosas; un encuentro, una experiencia, una amistad. La belleza de acoger al otro, al que es diferente, para comprender que para vivir es necesario inevitablemente pertenecer». Son palabras de una conversación en video con Jean Vanier, fundador de la Comunidad del Arca, nacida hace 50 años a partir de su encuentro personal con dos personas con discapacidad intelectual con los que Vanier decidió compartir su vida.

«Dejé la Marina para seguir a Jesús, tenía la impresión de que Él quería que viviera con los pobres, que eso era el Evangelio: vivir con, encontrarse. Raphaël y Philippe vivían en una institución. Me quedé muy impactado al ver tanta gente con tanta violencia, encerrados bajo llave, sin trabajo alguno. Era algo muy violento, no se valoraba a esa gente con alguna discapacidad. En los tiempos antiguos muchos pensaban que la discapacidad era un castigo de Dios y una vergüenza para los padres. Lo que yo puedo decir es que estar con Raphaël y Philippe era un bien para mí. Comimos juntos, y eso en el pensamiento bíblico significa hacerse amigos».

«Hazte amigo del pobre y tú serás cambiado, como cambió Francisco de Asís tras hacerse amigo de los leprosos. Descubrió que eran personas maravillosas, personas que sufrían, personas humilladas, personas excluidas, personas dolientes. La persona que sufre una discapacidad desea tener un amigo. Podría decir que Raphaël me hizo bajar la cabeza al corazón. Podemos estar todo el tiempo en la cabeza, pero entonces las relaciones, que es lo único importante, se hacen más difíciles. Descubrir que el que es diferente a mí no tiene muchas capacidades intelectuales pero tiene muchas capacidades de corazón es mucho más hermoso de lo que se pudiera imaginar. Y es un momento de comunión», afirmó Vanier.

«La mirada que tenemos hacia el niño es la misma que Cristo tiene hacia nosotros. Amar a un niño con una anomalía física lleva algo profundo dentro», añadió Mary O’Callaghan, Public Policy Fellow en el Centro de Ética y Cultura de la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos. Además, ella vive la discapacidad muy de cerca. «Mi hijo sufre una discapacidad y esto ha sido un don para mi familia. No hay que mirar la discapacidad desde fuera sino entrar en la realidad para comprender que ellos son para nosotros maestros de vida. Nos enseñan la compasión, la paciencia, el sacrificio, y nos hacen comprender verdaderamente el amor de Dios».

«Las personas con discapacidad son un bien para nosotros porque nos permiten entender nuestra identidad más profunda», apuntó Orlando Carter Snead, director del Centro de Ética y Cultura de la Universidad de Notre Dame. «En Dinamarca, con el aborto, se quiere destruir el feto enfermo, y eso no es virtud de misericordia. La misericordia permite sufrir con el otro para aliviar su dolor. Nuestra sociedad es cada vez más individualista, los niños y las familias se ven de manera instrumental, como producto que puede ser aceptado, restituido y utilizado según el propio interés. Es necesario comprender que todo ser humano es valioso».

«Podemos decir que la discapacidad es un recurso porque es verdad: tú eres un bien para mí –concluyó el periodista Maurizio Vitali– es un “tú” no programado, sino que te pilla a contrapié y te permite saborear la esencia de un encuentro».