Europa, un nuevo inicio

El comunicado final de EncuentroMadrid 2016
Rafael Gerez

Miles de personas han participado en una nueva edición de EncuentroMadrid, que ha reflexionado este año sobre la crisis de Europa y la posibilidad de que el viejo continente recobre impulso desde su raíz más profunda. Como dijo el filósofo italiano Costantino Esposito, la vocación europea es la razón, pero una razón abierta al Misterio, que no censura las grandes preguntas sobre el significado. No podemos renunciar a la búsqueda de la verdad, cuya afirmación y propuesta solo pueden darse en la libertad. En este sentido, Esposito abogó por un reencuentro entre la tradición cristiana y la Ilustración.

Esta vocación europea se ha manifestado especialmente en el ámbito de la educación, de la ciencia y de las artes; en la iniciativa empresarial y en la capacidad de acogida y diálogo, aspectos que han encontrado su espacio en esta edición de EM, que también se ha ocupado de la dimensión político-institucional del proyecto europeo, cuya fragilidad actual requiere también un nuevo inicio.

En un precioso diálogo sobre la reciente historia europea, el sociólogo Mikel Azurmendi explicó que la codificación de los derechos humanos, la gran obra de la Ilustración, no es suficiente para sostener la esperanza y el ímpetu de construcción. Es necesario educar en la gratitud y el deseo de bien, y eso requiere un tejido comunitario, un diálogo sobre lo que es verdaderamente el hombre.

EncuentroMadrid también ha considerado el reflejo de la crisis europea en el momento actual de España. Como dijo el profesor Miguel Ángel Quintana, necesitamos un espacio público en el que puedan encontrarse y dialogar las diversas identidades que componen nuestra sociedad. En EM16 hemos visto en acto ese diálogo en el que han podido encontrarse personalidades del mundo católico y del pensamiento laico, exponentes de diversos partidos políticos, científicos y periodistas.

El nuevo inicio del que hablamos no es un diseño de laboratorio ni un proyecto ideológico, sino una vida que renace continuamente. En la figura de Abrahán, que ha centrado la principal exposición de esta edición de EM, reconocemos el inicio de una historia marcada por la relación del hombre con el Misterio. Una relación constitutiva que aclara las dimensiones de la persona, que le da una tarea y la coloca dentro de un pueblo.

A lo largo de estos tres días las mesas redondas, la música, el arte, la múltiples actividades en las que han participado desde los más pequeños hasta los mayores, y el trabajo gratuito y agradecido de más de 500 voluntarios han reflejado la vida de este pueblo que nace de la experiencia cristiana y que hace suya la invitación del arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, también presente en EM, de salir al mundo “desarmados” con la única riqueza del encuentro con Cristo, que da a la vida un sabor y una luz inconfundibles.