El encuentro en Asunción.

Más allá de las páginas, un hombre de carne y hueso

Gustavo Olmedo

Un productor de televisión y un alto funcionario gubernamental presentan la biografía de Don Giussani en Asunción, junto con el autor, Alberto Savorana. El descubrimiento de un hombre extraordinario y el origen de una gran historia en Paraguay.
La posibilidad del «encuentro con una persona extraordinaria, de carne y hueso»; la memoria de rostros concretos de una historia que ha dado sus frutos en Paraguay; el descubrimiento del cristianismo como acontecimiento y el gozo de volver a constatar que del corazón de todo hombre brota inevitable un imborrable «anhelo de Dios» se fusionaron de manera providencial, en una noche calificada de “mágica” por uno de los expositores.
El lanzamiento del libro Luigi Giussani. Su vida, de Alberto Savorana, reunió a cientos de jóvenes y adultos (450 personas, algo totalmente inusual para la presentación de un libro en Paraguay), el pasado martes 15 de marzo, en las instalaciones del Centro de Convenciones del Banco Central del Paraguay, en Asunción.

Junto con el autor de la primera biografía de Don Giussani, brindaron su visión de este volumen el productor y director de televisión Bruno Masi, y el procurador general de la República, Roberto Moreno Rodríguez Alcalá.
El productor televisivo recordó cómo llegó el carisma a tierra guaraní; a los protagonistas de los inicios, entre ellos Luis Alberto Meyer y el padre Francesco Ricci, y su continuidad en el presente, incluso a nivel familiar. «Ahora comprendo mucho más acerca de lo que decían y comentaban mis queridas hermanas, que cuando hablaban de este hombre, de este “avanzado de nuestro tiempo”, se las veía como contagiadas por una subida fiebre de vida», expresó Masi, develando esa conexión entre la vida del fundador y su entorno, sin olvidar a aquel amigo al que «le brillaban los ojos» cuando recordaba su paso por el Movimiento.

«El cristianismo es un hecho, un acontecimiento y, como le gusta repetir a un amigo, es un encuentro con una persona, con un amigo», expuso el procurador general, Roberto Moreno Rodríguez Alcalá, recordando las palabras de Don Giussani, y agregando lo «fascinante que es saber que Jesús está ahí, encarnado, para escucharte y vivir contigo».
Entre otros momentos, el funcionario gubernamental recordó a Milena, la chica que escuchando, a iniciativa de Giussani, una obra de Beethoven, se reencontró con ese “anhelo de Dios” que tenía en su corazón, y «nunca más volvió a ser la misma». Destacó que el valor de este libro biográfico es que permite el encuentro con un hombre real.
«Leyendo la biografía uno siente que conoce a Don Giussani, se vuelve su amigo con el devenir de las páginas, se asombra de la incansable capacidad de trabajo, lo admira en su perseverancia, sufre con los malos entendidos, aprende con él. Quien toca este libro, no toca hojas, toca a una persona de carne y hueso».

Para Savorana, preparar el libro significó “la aventura” de volver a encontrarse “con este hombre”, y la posibilidad de dejarse tomar de la mano, y así «durante cinco años, volver a vivir junto a él los momentos de su vida».
El autor, a quien el libro ayudó a entender mejor lo que estaba viviendo, aseguró que Giussani atravesó todas las circunstancias de su existencia, centrado en la realidad, involucrado con todos los intereses humanos, y por eso aprendiendo continuamente de aquello que acontecía. «Giussani, al igual que nosotros, no tenía otra cosa que la realidad para hacer un camino como hombre, y así obedeció a lo que iba aconteciendo en su vida».
En estos años de trabajo, le quedó claro que el encuentro cristiano, el encuentro con una persona, fue lo que determinó toda la vida de Don Giussani. «Porque hablar de un Cristo vivo y vibrante significa hablar de algo que está presente ahora, no de un pasado, de una doctrina o discurso, sino de un acontecimiento»; algo que puede experimentar cualquier persona, en cualquier parte del mundo, edad o condición social.
Un evento cargado de belleza, en donde fue posible “compartir” con Don Giussani, a través interlocutores que se dejaron impactar por él, su historia y vida. Como bien dijo Moreno Rodríguez, parafraseando a W. Whitman, «quien toca este libro, no toca hojas, toca a una persona de carne y hueso».