«Aquí se realiza la Iglesia»

Agostino Ricardi

Al terminar los dos días de TriesteIncontra, me decía una amiga: «¿Pero cómo habéis hecho para organizar todo esto?». La respuesta es compartida y evidente para los que se han implicado: «No lo hemos hecho nosotros. A nosotros solo se nos ha mostrado, una vez más, lo que Cristo puede hacer valiéndose de nuestra pequeñez». Una síntesis de lo que ha sucedido en la primera edición de este pequeño "meeting".

En realidad, todo es fruto de un camino de meses preparando el evento, que se celebró los días 18 y 19 de abril, y que han sido una ocasión de encuentro no solo con gente nueva sino también con los amigos de siempre, que tantas veces das por descontado. Todos ha participado, cada uno con sus talentos: el arquitecto con el espacio; los expertos en tecnología e informática con las grabaciones, la web y las redes sociales; los más tenaces con los trámites burocráticos; otros preparando los cantos de la misa; muchos han participado con una contribución económica, otros con sugerencias muy valiosas...

El punto de partida fue la homilía del Papa Francisco el pasado mes de septiembre, donde identificaba la fuente de todas las guerras en la indiferencia hacia el prójimo. De ahí que TriesteIncontra haya vuelto a proponer la pregunta «¿A mí qué me importa?» como provocación a todos. A mayor razón, en un momento histórico como el que estamos viviendo, entre vientos de guerra, crisis económica, con todo el sufrimiento que viven muchas familias, y el desmoronamiento de valores que ya creíamos asumidos en nuestra sociedad occidental.

Ha sido un camino marcado principalmente por seis encuentros y dos exposiciones. Desde el principio, todo ha sido una sorpresa. Empezando por la misa celebrada por el obispo, monseñor Giampaolo Crepaldi, que nos dejó llenos de conmoción y gratitud: «Alabado sea Jesucristo», exclamó al entrar en el salón, con una gran sonrisa que desplegó luego en su homilía: «Cuando me hablasteis de TriesteIncontra, inmediatamente os animé con esta iniciativa por un motivo muy concreto, y es que aquí se realizaba uno de los deseos más característicos del pontificado de Francisco, su invitación a ser iglesia "en salida", a encontrarnos con todos». Y añadió: «Lo que llevamos no es una idea, un sistema, una ideología. Vamos a llevar y anunciar a una persona: Jesucristo». También habló de don Giussani, diciendo que era un enamorado del Señor: «El que está enamorado del Señor hace milagros, hace auténticas revoluciones, hace cosas admirables y extraordinarias. Son esas cosas admirables y extraordinarias que Dios hace en nuestra historia. Si existe una intuición absolutamente peculiar en la historia de Comunión y Liberación, es precisamente esta: la de salir al encuentro de la gente en lo más real y concreto de su propia existencia, mediante un diálogo verdadero, sincero, abierto». Para terminar con una aclamación: «¡Viva TriesteIncontra! Porque cuando la Iglesia va al encuentro de la necesidad de Dios que alberga el corazón de la gente, es entonces cuando la Iglesia se realiza».

El primer encuentro quiso mostrar que es posible un diálogo real entre italianos, croatas, eslovenos y serbios. El padre Rasko Radovic, de la comunidad serbia ortodoxa, profundizó en los orígenes y consecuencias del pecado: «La primera consecuencia de la ruptura de la relación con Dios es la ruptura de la relación entre los hombres». Una ruptura trágica, y «la Iglesia debería exhortar al hombre de Dios a convertirse radicalmente y reforzar su fe», indicando que el mal y el pecado no tienen la última palabra. Dios está presente allí donde existe la amistad. Luego tomó la palabra el escritor Alojz Rebula, al que siguieron los testimonios de Damir Murkovic, presidente de la federación de comunidades croatas en Italia, y Bogdan Vidmar, vicepostulador de la causa de beatificación de Filip Tercelj. Para terminar, Wael Farouq, que hizo una descripción apasionada desde dentro del islam del "Dios misericordioso", afirmando que solo podemos definirnos como hombres en relación con otro: «¿A mí qué me importa? No es solo un juicio sobre el pasado, sino un reto de futuro».

El segundo encuentro abordó el tema de la educación: ¿qué necesitan los jóvenes de hoy? «Mirad a los niños, ¡ellos son el libro de instrucciones!», fue la provocadora respuesta de Antonio Villa, que desde 1977, año del terremoto en Friuli, dedica su vida a una escuela en Tarcento. Emilia Guarnieri, profesora y presidenta de la Fundación "Meeting por la amistad entre los pueblos", comentó la imagen elegida para los carteles de TriesteIncontra, un niño mirando lleno de curiosidad a través de una valla: «Todas las mañanas me arrodillaba ante la necesidad de los chicos, mi corazón estaba en esa posición, pues de otro modo ir a clase habría dejado de ser interesante para mí. Lo que los chicos te piden en último término es que les acompañes a ver qué hay "al otro lado". La vida es como una valla enorme, algo que invita a ir al otro lado, porque detrás hay algo. Educar es acompañar así hacia el sentido de todo, incluso de la propia valla». Otros profesores testimoniaron también, de manera diferente, cómo «hay que esperar a los alumnos e intentar crear una relación con ellos. Acercarse al alumno tiene un aspecto positivo no solo desde el punto de vista humano sino también didáctico y educativo, y además es una actitud que al final es gratificante también para mí», dijo un director de colegio.

«¿Por qué nadie viene a pedirme cuentas de a qué dedico mi vida?», se preguntó Tommaso Ramella al terminar el instituto. Luego se implicó en la asociación "Libre contra las mafias". «Yo no soy creyente, pero percibo en la persona una chispa de belleza y profundidad que la llena de sentido y valor», afirmó en un encuentro titulado "¿Acaso soy yo el custodio de mi hermano?". A su lado, sor Viviana Terragni, de las Hermanas de la Caridad de la Asunción, respondió: «yo solo puedo custodiar a mi hermano porque hay alguien que me custodia a mí», y dijo que «en muchas situaciones nosotros no vemos un resultado concreto: ahí siguen la pobreza, el sufrimiento, las dificultades. Pero hay una cosa que veo y que sé: que la vida, misteriosamente, continúa y tiene puntos de apoyo y de alegría». Ella también quiso comentar la imagen de TriesteIncontra: «Hay presentimientos de bien en ciertos momentos de verdad que tú vives y que pesan más que la valla. Es el deseo de lo que está al otro lado, que tú misteriosamente estás seguro de que existe».

Luego, un encuentro con la ciencia, titulado "Cuando la pasión por la verdad importa más que la competencia". «Mientras en un ámbito científico haya competición, hay esperanza», afirmó Giulio Fabbian, investigador astrofísico de la Escuela Internacional de Estudios Superiores Avanzados: «Pero siempre estimando al colega, unidos en la pasión por la verdad». Un juicio compartido y profundizado por los profesores Carlo Baccigalupi, cosmólogo, y Giovanni Comelli, físico, quien señaló que «en el ámbito científico hay siempre una lealtad última hacia el objetivo a alcanzar, de un modo u otro, una brizna de verdad. Se trata de alcanzarlo como protagonistas, siento leales con el objeto de estudio, pidiendo consejo y confrontándose con otros».

Fue conmovedor el grito lleno de dolor y de certeza al mismo tiempo de Gregoire Ahongbonon, que dedica su vida en Costa de Marfil a liberar a los enfermos mentales de las cadenas con que normalmente les atan. En ellos él ve al Cristo sufriente: «Solo soy uno que se dedica a reparar neumáticos, pero lo que hago lo hago por voluntad de Dios. Dios nos interroga siempre».

Pero no solo hubo encuentros organizados. Sucedieron otros muchos. Por ejemplo con Maurizio, el vigilante del edificio donde se celebró todo. Con él ha nacido una gran amistad. Es un hombre de cincuenta años al que, de pequeño, le encantaba hacer experimentos y que, aunque no pudo terminar sus estudios, conserva aún un vivo interés por la física, siempre dispuesto a tratar de entender mejor cómo funcionan los fenómenos que observa cotidianamente. Por eso decidió ir al encuentro sobre ciencia. Y también a las dos exposiciones, la primera propuesta por el grupo Share With All People (SWAP), titulada "Cuando los valores toman vida", sobre la relación entre cristianos y musulmanes; la segundo dedicada a don Giussani.