Georges Sabe con un niño de Alepo.

Después de las bombas, el miedo

Luca Fiore

Miedo. Es la palabra que más veces repite Georges Sabe, de la comunidad de los maristas en Alepo. La semana pasada una lluvia de bombas procedentes del frente yihadista arreció sobre los barrios cristianos. Los salesianos han denunciado la muerte de dos hermanos cristianos de 21 y 17 años y de su madre en los bombardeos del 10 de abril. En los días siguientes, la aviación siria, en represalia, causó la muerte a cinco niños musulmanes. La situación parece que se ha calmado un poco, según el hermano George, pero muchos temen que sea la quietud que precede a la tempestad.

¿Qué es lo que teme exactamente?
La situación es muy complicada y los rumores se contradicen. En Siria, el 17 de abril se celebra la fiesta de la independencia. El año pasado fue una jornada muy violenta y muchos temían que este año se repitiera. Tienen mucho miedo.

¿Cómo han pasado los últimos días?
Después de los bombardeos de la semana pasada, acogimos en nuestro centro a quince familias. Con los salesianos hay otras treinta. Es gente que ha perdido su casa o que sencillamente está aterrorizada ante la posibilidad de nuevos ataques. Hemos intentado calmarles y algunos han vuelto a casa. Otros siguen aquí. Pero mientras tanto, los que han podido, han abandonado la ciudad y se han marchado a pueblos más seguros, a 100 y 200 kilómetros de aquí.

¿Qué les dice dice la gente?
Tienen muchas preguntas a las que nosotros no tenemos respuesta. ¿Debemos quedarnos? ¿Por qué nos bombardean, para asustarnos o para matarnos? Nosotros intentamos discutir y razonar con ellos. Rezamos, pero todos llevamos dentro una gran preocupación. Esta mañana una madre me ha dicho que si tiene que llevar a sus hijos al colegio prefiere quedarse todo el tiempo en la puerta porque, si sucede algo –dice– es mejor que le pase a la familia entera o que al menos ella pueda estar ahí para salvar a sus hijos. Entretanto, por ejemplo, la escuela armenia ha decidido permanecer cerrada hasta finales de mes. Por lo demás, sí, la vida sigue…

¿Qué tienen previsto hacer en los próximos días?
En este momento estoy en una reunión con nuestro equipo para ver cómo organizarnos en el caso de que haya que acoger a más familias que huyen. Estamos en condiciones de acoger hasta trescientas personas. En todo caso, los escenarios que manejamos son dos: o nuevos bombardeos, o una invasión de nuestros barrios por parte de los yihadistas. Todavía tenemos grabadas las imágenes de lo que pasó en Idlib, una ciudad que no está muy lejos de Alepo, donde todos los cristianos y muchos musulmanes fueron obligados a huir. A los cristianos les dijeron: «No podéis seguir aquí, iros». No es muy distinto de lo que pasó en Mosul, Iraq. Esperamos que nuestras preocupaciones sean exageradas, que sea inútil tener tanto miedo.

Los obispos católicos y ortodoxos de la ciudad han hecho un llamamiento a la comunidad internacional para poner fin a esta tragedia humanitaria.
Es la primera vez que hay un mensaje tan firme por parte de todas las confesiones cristianas. El problema es poner fin al flujo de armas. Hay que hacer entender a los que pueden tomar decisiones, a los que pueden parar la violencia, que nosotros queremos vivir, queremos seguir aquí. No queremos presentarnos al martirio. Durante años hemos sobrevivido a la falta de agua, de gas para la calefacción, de electricidad. Desde hace dos semanas ni siquiera tenemos internet para comunicarnos con el exterior. Pero ahora nuestra vida corre un peligro real.

¿Qué efecto han tenido las palabras del Papa sobre los cristianos perseguidos?
El Santo Padre reza por nosotros y nos está apoyando muchísimo. Le pedimos que siga haciéndolo, para nosotros es importante. Hoy, aquí en Alepo, sigue siendo difícil hablar de persecución de los cristianos. Por ahora, estamos en una zona bajo control del gobierno sirio y solo sufrimos por la guerra, por los bombardeos. Esto, en cierto sentido, nos da cierta paz. Es una guerra que no hemos elegido y que nos hace sufrir, pero las bombas caen encima de todos, no solo de los cristianos. Por ahora, en Alepo, no nos hemos enfrentado a la persecución como en otros lugares. Es verdad que si llegara el Isis…