Julián Carrón en el Meeting del Rín.

Desde Colonia se ve el mundo entero

Cristoph Scholz

La propuesta educativa de don Giussani, especialmente es una sociedad cada vez más multicultural, es una respuesta al deseo de cumplimiento del hombre. Julián Carrón lo subrayó claramente durante la edición 2015 del Meeting del Rín.
Durante el fin de semana del 20 al 22 de marzo en la Maternushaus de Colonia, casi mil personas pudieron experimentar que el carisma de CL puede resultar hoy tan sorprendente y cercano como lo fue don Giussani para los primeros alumnos del liceo Berchet hace sesenta años. El lema de la edición de este año derivaba de uno de los textos más importantes de Giussani: El riesgo de educar, cuya segunda edición en alemán se publicó a principios de marzo.

El Meeting del Rín nació por iniciativa de un grupo de jóvenes trabajadores de CL y ya ha celebrado su segunda edición. En este tiempo se ha implicado cada vez más gente. Por ejemplo, este año, además del Parlamento Europeo, la ministra de Educación de Renania-Westfalia, Sylvia Löhrmann (de los Verdes), ha asumido el patrocinio del evento y ha dirigido a los participantes un saludo de bienvenida. El cardenal emérito de Colonia, Joachim Meisner, afirmó en su mensaje que educación significa «ponerse al servicio de otro hombre para ayudarle a realizar lo que Dios ha preparado para él».

Eugenia Scabini, profesora emérita de Psicología en la Universidad Católica de Milán, una de las primeras alumnas del fundador de CL, habló de los orígenes del movimiento. «Estábamos sorprendidos sobre todo por el hecho de que el cristianismo pudiera ayudarnos a vivir, a comprender el mundo y a nosotros mismos». Ya fuera escuchando el Concierto para violín y orquesta de Beethoven o estudiando matemáticas; ya fuera poniendo en marcha iniciativas de caridad o implicándose en la política. Lo que hace falta proponer a los jóvenes es un significado, no solo de un modo explícito sino también animándoles incansablemente a verificar la propuesta que les haces con su propia vida personal. Eso valía entonces, señaló Scabini, exactamente igual que hoy, en la época de las redes sociales.

En el Meeting del Rín esto se ve sobre todo en los chavales que trabajan como voluntarios. No solo han sostenido la iniciativa trabajando como azafatas o en el servicio de orden, sino que han colaborado activamente con el desarrollo del programa. Han moderado encuentros, presentando a los ponentes y haciendo la síntesis final partiendo de su propia experiencia. Un estudiante de Colonia, Dennis Bensiek, agradeció a Scabini que le hubiera permitido “conocer” a Giussani aun sin haberle visto personalmente.

Igualmente sorprendidos estaban también los profesores y directores escolares de la diócesis de Colonia que se reunieron en una mesa redonda con el presidente de la Asociación italiana de directores de colegios, Roberto Pellegatta, y con Ángel Mel, director del Colegio Kolbe de Villanueva de la Cañada, Madrid. Les sorprendió sobre todo el hecho de que no les preocupaba principalmente la estructura del centro o las nuevas estrategias pedagógicas, como suele suceder, sino sobre todo su propia persona. En el diálogo el punto de partida era una tesis de Hannah Arendt: «La educación es el punto en el que decidimos si amamos el mundo lo bastante como para asumir una responsabilidad».

Ángel Mel explicó claramente en su intervención que el gran problema de la educación a día de hoy consiste en el hecho de que los padres quieren ahorrar a sus hijos «cualquier desafío y dolor». Así, se impide a los hijos que afronten la realidad, que aprendan de ella y maduren a través de ella. El resultado es «una falta de compromiso, porque los hijos saben que en cualquier caso pueden conseguir lo que quieren». De este modo, señaló Mel, se hacen incapaces de disfrutar verdaderamente de la vida.

La tarea principal del profesor, para Mel, es animar a sus alumnos y darles confianza, para que puedan empezar a afrontar cualquier circunstancia sin miedo. Los educadores no deben subrayar de forma particular los momentos en que el niño no consigue el resultado esperado, sino aquellos en que consigue algo: «Si mi padre no hubiera corrido continuamente el riesgo de dejarme probar las cosas por mí mismo, no estaría aquí ahora». Mel atribuye al educador, sobre todo, una función de ejemplo. «Solo lo que es importante e interesante para él, se hará importante e interesante también para el niño». Para los profesores, eso significa ante todo que deben demostrar amor y pasión por los jóvenes.

La directora del liceo Santa Úrsula de Brühl, Claire Pickartz, destacó que educar en la libertad solo es posible en el espacio de unas relaciones dentro de una comunidad. Para ella, la escuela es «un lugar de amistad donde somos acompañados en el camino de ser adultos».
Un director de Múnich, Georg Haubs, manifestó su deseo de una cultura de estima por el mundo laboral, que al menos en Alemania ve caracterizada por el “miedo a fracasar”. A propósito de este tema, en la mesa de los ponentes se sentó también Nils-Peter Daetz, jefe de recursos humanos de Nokia en Europa, en un encuentro titulado “Trabajo – persona – educación”. El diálogo se centró de nuevo en la experiencia personal. Los ponentes destacaron el hecho de que cualquier empresa, aunque solo sea por razones económicas, debe tener un vivo interés por apoyar a sus empleados en sus capacidades personales. Al mismo tiempo, el trabajo es un lugar donde poder conocerse mejor uno mismo. El trabajo puede alienar, o puede hacer posible el desarrollo de la propia personalidad, como insistió el presidente de la CdO, Bernhard Scholz. En esta cuestión es decisiva la importancia de la actitud que uno asume ante su propio trabajo.

¿Qué hace posible la educación? ¿En qué se basa? Julián Carrón, el domingo por la tarde, tomaba como punto de partida la afirmación de una joven que participaba por primera vez en el Meeting del Rín como voluntaria. No sabía explicar con exactitud la razón de su implicación, pero una cosa era evidente: allí había encontrado un lugar que poco a poco la abría al mundo.
El camino siempre es el mismo, dijo Carrón, hoy, hace 60 años o hace 2000: la fascinación por una vida que tiene dentro la promesa del cumplimiento que esperamos todos. Precisamente por esto el cristianismo, y aún más el carisma de CL, no debe tener miedo a una sociedad multicultural en un mundo globalizado. Al contrario: «Ambos están bien juntos», afirmó Carrón. Porque todos los hombres de cualquier lugar buscan una respuesta a las preguntas fundamentales de su vida, todos desean una certeza que sostenga su vida y anhelan su cumplimiento. El cristianismo será convincente si es capaz de dar una respuesta a estos deseos. Pero no existe una receta, depende de la libertad y del compromiso personal de cada uno.

Muchos de los que participaron en el Meeting del Rín estaban fascinados por la modalidad en que allí se discutía de la propia vida y de las propias preguntas fundamentales, sin recetas previas ni ideologías, sino poniendo en juego la propia experiencia y abandonándose con confianza a este “riesgo”. Por eso muchos volverán a la próxima edición del Meeting de Rín, que se celebrará del 26 al 28 de febrero de 2016 con el lema “¡Libres! ¿Para qué?”.