Un cartel del New York Encounter.

El rostro humano de Nueva York

Stephen Sanchez

Esta semana, del 16 al 18 de enero, se celebra el quinto New York Encounter, un festival cultural de tres días que tiene lugar una vez al año en el corazón de Nueva York. El New York Encounter pone en primer plano el deseo del hombre de verdad, de belleza y de justicia, y constituye un punto de encuentro para gente de diversas religiones, tradiciones y culturas, pues busca la comprensión recíproca, la colaboración y una amistad verdadera. El lema de este año es “En busca del rostro humano”, y las conferencias y exposiciones contarán «la participación de invitados de todo tipo: educadores, científicos, magistrados, músicos, escritores y médicos».
Entre las personalidades más importantes, destacan Richard Potts, director del Human Origins Program en el Smithsonian; el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan; el cardenal de Boston, Sean O’Malley; Timothy Shriver, presidente de Special Olympics; y Jean Vanier, fundador de la comunidad “El Arca”.
Sobre esta edición del NYE hablamos con Maurizio Maniscalco, al que todos llaman “Riro”, presidente y co-fundador del New York Encounter.

El NYE llega a su quinta edición y se ha convertido en una cita cada vez más grande e interesante. ¿Qué ofrece este año?
Muchas cosas. Conferencias, exposiciones, espectáculos, películas, y mucho más. Es la semilla de un mundo nuevo en este mundo; es el lugar donde poder compartir, entender y juzgar lo que sucede a nuestro alrededor y en nosotros mismos. Hay que venir a verlo. Todas las palabras que yo pueda decir no reflejan ni siquiera mínimamente la experiencia viva del NYE.

Los americanos no están muy acostumbrados a un festival cultural como el que nosotros vemos cada año en Rímini, pero el NYE nace sobre todo de la relación con el Meeting. ¿Cómo puede ofrecer una experiencia análoga aquí, en Estados Unidos?
El término “cultura” suena extraño, cuando no incomprensible. La palabra “festival” puede hacer pensar en entretenimiento o algo parecido. El NYE es una vida, y los actos son como pasos en nuestro camino. Claro que hemos aprendido de Rímini, el Meeting es extraordinario: muestra que la fe, la esperanza y la caridad pueden de verdad construir la sociedad. Aprender cosas nuevas, hacer experiencia de algo que nunca antes había sucedido, solo tiene sentido si te ayuda a entender el misterio y la belleza de la vida, y también cómo vivir. Entre Rímini y Nueva York no hay diferencia, a excepción de que, como decía san Pablo, debemos ser americanos con los americanos.

El milagroso “entre bastidores” del NYE parece ser el hecho de que no se podría realizar sin cientos de voluntarios que, sosteniendo personalmente el gasto y sacrificando muchas horas, hacen de todo: se ocupan del guardarropa, de la cocina, acompañan a los invitados, se encargan del orden, y son todos muy jóvenes. ¿Por qué lo hacen?
Porque dar es tan hermoso como recibir, y amar es tan bello como ser amados. Todos somos voluntarios y tenemos el céntuplo aquí, ante nuestros ojos. Damos lo que podemos y queremos. Ofrecemos lo que hemos recibido, ya sea tiempo, dinero o cualquier capacidad particular, y lo hacemos alegremente porque es Dios quien nos lo ha dado con alegría. Para mí, estos tres días –que a veces pueden ser muy difíciles– están siempre entre los más bonitos y alegres del año. Y creo que es la misma experiencia que tienen todos los voluntarios. Por lo tanto, hay que preguntarse: ¿qué es lo que los hace tan valiosos?

El lema de este año, “En busca del rostro humano”, parece especialmente pertinente a la luz del atentado contra la redacción parisina de Charlie Hebdo. Vemos que Europa está confusa debido a una crisis de identidad, y podemos encontrar muchos de sus síntomas también en Estados Unidos. ¿Por qué habéis decidido abordar este tema este año?
Elegir un lema no es un juego de inteligencia. Intellectus cogitabundus initium omnis bonis (“Una inteligencia aplicada es el comienzo de todo bien”), decía san Agustín. Piensas en tu experiencia y en lo que sucede a tu alrededor, e intentas señalar lo esencial, lo que es decisivo. Como decía don Giussani: «No hay nada tan fascinante como el descubrimiento de las dimensiones reales que tiene nuestro “yo”; nada está tan repleto de sorpresas como el descubrimiento del rostro humano». ¿Hay algo más bello que el rostro humano? ¿Hay algo que defina mejor nuestro “yo” que la infinita lista de derechos que todos parece que estemos obligados a enumerar? ¿Qué define verdaderamente nuestra identidad? Esta es la puerta de la curiosidad y del deseo que el NYE quiere abrir.

Las publicaciones First Things, el National Catholic Register y el National Catholic Reporter han invitado a sus lectores a visitar el NYE. Actualmente, parece que la Iglesia en muchas partes está dividida entre “izquierda” y “derecha”. Sin embargo, es como si el NYE propusiera algo fascinante para ambos “bandos”. ¿Cómo lo han hecho?
Todo tenemos el mismo corazón y la necesidad de infinito que llevamos grabada en él no es ni de derechas ni de izquierdas. Por gracia de Dios, el NYE lo hace evidente.