Dublín.

En camino, dirección Dublín

Temple Bar es el centro de la vida intelectual de Dublín. Entre galerías de arte y escuelas de poesía, se encuentra uno de los cines más grandes de la ciudad, el Irish Film Institute. Allí tuvo lugar la proyección del video de los sesenta años del movimiento, Un camino hermoso, donde se dieron cita más de cien personas, entre familias, parejas y algunos amigos invitados en el último momento.
Pero este evento solo era el punto de partida, una invitación para empezar un camino teniendo en la mirada lo que el video narra. Una propuesta para volver a mirar con amigos y compañeros, en casa o en los ambientes cotidianos. De modo que se ha convertido en un gesto importante también para los que no pudieron ir a la proyección por motivos laborales, domésticos, o por vivir en la otra punta de Irlanda.
Publicamos el testimonio de lo que ha sucedido contado por algunos de sus protagonistas:


Hasta el año pasado, solo había oído hablar de CL, pero no tenía una idea muy precisa de lo que era. El primer acercamiento real fueron unos ejercicios espirituales, que en los primeros cinco minutos me dejaron traumatizada. Entré en una sala donde un montón de gente escuchaba música clásica en silencio: «Estos están locos», fue mi primer pensamiento. Pero en los últimos meses he empezado a conocer un poco mejor a esta gente, y el video me ha ayudado a abrir los ojos y entender que CL es algo mucho más grande de lo que podía imaginar. Se trata de la vida real, no de un listado de buenos principios. Me impresiona su apertura hacia cualquier persona, de cualquier religión, y la cantidad de iniciativas que realiza en cualquier parte del mundo para ayudar a quien lo necesita. A África lleváis educación y construís una escuela, en Italia ayudáis a la gente a buscar trabajo. Mientras veía el video, pensaba que don Giussani debía tener un carisma increíble para poner los fundamentos de todo esto. Me llamó mucho la atención el hecho de que todas las personas dicen cosas sencillas, elementales, extremadamente prácticas. Eso me hizo pensar que a veces yo me pierdo en teorías complicadas, alejadas de mi realidad, cuando en efecto lo que te mantiene vivo son las cosas más sencillas. «¿Cómo se puede vivir? Te levantas por la mañana»: esta es la cita del video que guardo como un tesoro.
Roberta



Dos imágenes me han quedado especialmente grabadas al ver Un camino hermoso. La primera es la secuencia de Carron hablando ante el magnífico fondo de las brillantes aguas de un río. La segunda es la imagen de Rose en Kampala, rodeada de miseria y en una situación desesperada, pero ante la que no se rinde nunca. Bien consciente de que la pobreza no consiste solo en la necesidad material, ella trata de transmitir amor y esperanza a su gente y a todos. Yo estuve en Kampala y entré en la catedral de Cristo Rey, y estas imágenes me han hecho revivir mi experiencia en aquellos lugares, me han reclamado a la realidad de la pobreza, pero también a la esperanza y alegría de esa gente. El mensaje que une las imágenes de Carrón y Rose es para mí la coherencia total entre sus discursos y la experiencia de su vida cotidiana. Podía percibir la experiencia viva del Misterio que se abre paso en sus rostros y en sus palabras: no hay signo alguno de discontinuidad ni diferencia entre lo que dicen y lo que hacen. Diría incluso que ninguno de los dos podría llegar a vivir un solo día de su vida en contradicción con la realidad de Cristo, y para mí esto es el cristianismo en acto. Ante la pregunta «¿Cómo se puede vivir?», yo respondo que solo se puede vivir con Cristo en las propias palabras y acciones, todos los días, independientemente de lo que cada uno haga en la vida.
Ray


Vi el video por segunda vez en el cine, y confieso que al principio no tenía ganas de ir porque ya lo había visto. Pero luego empecé a comentárselo a mis amigos y compañeros de trabajo, y algunos decidieron ir. Me conmueve ver la sencillez del testimonio de cada una de las personas que salen en el video, que viven exactamente la misma experiencia que yo, tan humana y auténtica que toca el corazón: al ver eso nadie puede quedar indiferente. Dos reacciones han sido especialmente importantes para mí. Un amigo que no se encuentra muy bien en Dublín salió del cine en estado de shock, diciendo: «Me he conmovido y he pensado: ¿qué estoy haciendo yo aquí si hay gente como Rose que ayuda de verdad a la humanidad?». En ese instante he entendido la genialidad de poner como primera escena del video a un hombre que trabaja en un establo y que dice que el cristianismo lleva el acontecimiento de Cristo a todas partes, empezando por el lugar en el que estamos: todos los demás, en todas partes del mundo, hacen sencillamente esto. Que este acontecimiento tenga la pretensión de liberar y cambiar mi realidad concreta, aquí y ahora, es una auténtica revolución.
Maristella