Un testigo de la esperanza

En unas olimpiadas para personas con síndrome de Down…
Carmen Pérez

Si fuéramos testigos de la esperanza, ¡qué ambiente se respiraría a nuestro alrededor!
Testigo: persona que da testimonio de algo, que presencia algo, que tiene un conocimiento directo y verdadero de algo. En su acepción más amplia, es aquella persona que es capaz de dar fe de un acontecimiento por tener conocimiento del mismo.
¿Quién no ha sido “testigo” de testimonios y hechos de esperanza, que dan esperanza, que la comunican? ¿Podemos compartir algo que suena a esperanza?

El hecho es real, seguro que ustedes lo han oído. En unas olimpiadas para personas con síndrome de Down, participaban en una de las competiciones, nueve muchachos, todos con esta deficiencia. Se alinearon para la salida de la carrera de los cien metros lisos. A la señal, todos partieron con deseos de dar lo mejor de sí, terminar la carrera y ganar el premio. Un muchacho, al comenzar, tropezó en el piso y cayó rodando. Su pena fue grande y arrancó a llorar.
Los otros ocho muchachos escucharon el llanto, disminuyeron su paso y miraron hacia atrás. Vieron a su compañero en el suelo, se detuvieron y regresaron. Regresaron todos. ¡Todos! Una de las muchachas que competían se arrodilló, le dio un beso y le dijo: «Listo, ahora vas a ganar». Y todos, los nueve competidores entrelazaron los brazos y caminaron juntos hasta la línea de llegada. El estadio entero se puso de pie y ese momento que, podemos imaginar, fue inolvidable. La emoción de los asistentes se reflejaba en sus caras. Quienes lo contaron afirmaron que no sabían si había algún par de ojos secos. Claro que ya conocemos la expresión: de todo hay en la viña del Señor. Los aplausos duraron largos minutos. Todas las personas que estuvieron allí aquel día siguen repitiendo este hecho, como no puede ser de otra manera.

¡Qué realidad tan magnífica la de estos nueve participantes! La de la muchacha que lo inicia, la del que se deja ayudar y la de los otros siete que supieron escuchar y reconocer la realidad del momento. Suena a esperanza, suena a vida, suena a humanidad, suena a lo más noble del corazón humano.