Mauro Magatti.

«Una estima hacia la realidad que me habla a mí, hombre contemporáneo»

Alessandra Stoppa

¿Qué energía mueve la vida de estas personas? Esta es una de las preguntas más sencillas que suscita el video “Un camino hermoso”. «Todas las imágenes muestran una cosa: una gran vitalidad», afirma Mauro Magatti, decano de la Facultad de Sociología en la Universidad Católica de Milán. «Percibo una gran estima hacia la realidad. Un sentido de la realidad y un sentido de la plenitud de las cosas. Creo que en estas décadas eso es lo que ha movido así a tantas personas».

¿Qué es lo que más le ha llamado la atención?
Fenómenos como CL, tan importantes, siempre son una combinación de más factores: la energía espiritual de ciertas personas en particular, la pregunta que durante un tiempo ha estado latente es interceptada por estas personas, y una serie de situaciones que se encuentran a lo largo del camino se convierten en la ocasión para volver a despertarla y ponerse en camino. La personalidad de don Giussani, igual que el fenómeno que ha generado, es compleja, huye de un imaginario simplificado. Esa complejidad se ve en el video. Esa es la razón por la que tantos le han seguido, pero también hay quien ha visto elementos problemáticos.

¿Por ejemplo?
En todas las experiencias como CL hay siempre una dificultad para captar el espíritu encarnado que el fundador quiere expresar. Es la fatiga por mantener la fidelidad al carisma sin caer en la repetición, en la estandarización, que se convierte en una especie de espíritu sin cuerpo. Y que, por tanto, asume una cierta rigidez. Siendo un proceso que no se dirige a las masas sino a la persona, es muy delicado. Me parece que Julián Carrón, con su estilo reservado y anti-líder, es bien consciente de ello.

En el Meeting usted pidió a CL que diera un paso: «Actualizar la contribución fundamental de Giussani en su método». Leer nuestro tiempo según la profundidad de su pregunta y renovar las categorías antropológicas.
Hoy, después de medio siglo, hay un individualismo que se ha radicalizado, vemos por ejemplo cómo cambian las relaciones afectivas. Pero mientras que entonces el yo emergía y estaba lleno de expectativas, hoy hay un gran sufrimiento: ausencia de significado, de vínculos, desilusión… Por lo que yo entiendo, seguir a Giussani quiere decir ser fieles a la capacidad de escuchar en profundidad la condición del hombre de hoy y volver a poner en juego el tesoro que le es entregado a la cristiandad –en este caso al carisma– de tal modo que pueda captar los puntos neurálgicos que puedan dar respuestas a hombres y mujeres. La cuestión más urgente hoy es combatir contra el individualismo, radicalizado y en crisis, haciendo ver que el yo solo se despierta si está en relación. No solo en relación con otros sino en una relación ontológica: con el significado, con Dios.

Sobre este punto, ¿qué contribución le parece que hace CL?
CL ha hecho de la experiencia cristiana un hecho concreto, que tiene que ver con la vida, con la historia, leyendo la realidad a la luz de la responsabilidad personal. Si es así, entonces CL está preparada ya en su ADN para captar esta dinámica relacional. Frente a la realidad y sus preguntas, frente a su llamada, el yo ya está “en relación”. Podríamos decir que somos danzantes del significado. CL podría ayudarnos y enseñarnos ese paso de la danza.

¿Y en su vida concreta, qué significado tiene el movimiento para usted?
Yo he conocido a grandes personas, que son un don para mi vida, que me enriquecen. Son mis compañeros de camino. A través de su ser, de su modo de sentir, de vivir la fe, me doy cuenta, más allá de todos los posibles fracasos y contorsiones, de que la semilla de Giussani está viva y es capaz de hablar al hombre contemporáneo. Porque yo soy un hombre contemporáneo. A través de la voz de estas personas, lo que percibo tiene algo que decir a mi vida.