Peregrinación Macerata-Loreto.

¿Qué necesitamos para vivir?

Francesco Graffagnino

La XXXVI Peregrinación a pie Macerata-Loreto, titulada «¿Qué necesitamos para vivir?», comenzó con el Papa Francisco, que al terminar la Audiencia general del miércoles 4 de junio bendijo la Antorcha de la Paz con estas palabras: «¡Qué hermosa combinación! El domingo yo estaré con los presidentes de Israel y Palestina rezando por la paz, y vosotros mientras tanto estaréis caminando hacia la Santa Casa con la misma intención. Rezad mucho, os lo pido». Tampoco faltó el humor con la pregunta que le hizo al portador de la antorcha: «¿Esto es para mí?». Una atención y un afecto que volvió a mostrar con monseñor Giancarlo Vecerrica, obispo de Fabriano-Matelica y promotor de este gesto: «Os daré otro signo de mi cercanía».

El primer portador de la antorcha salió justo después de la bendición. El fuego recorrerá un itinerario de 300 kilómetros, pasando de mano en mano por una veintena de corredores procedentes de varios grupos deportivos italiano. El sábado llegará al estadio de Macerata en un gesto con el que dará comienzo la santa misa, celebrada por el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin. Al terminar la misa, los peregrinos se pondrán en camino durante toda la noche, acompañados por más de tres mil voluntarios, para recorrer los 27 kilómetros que separan ambas ciudades.

El gesto de Macerata-Loreto nació en 1978, el año de la elección de Juan Pablo II, recuperando así una antigua tradición. Vecerrica era entonces profesor de religión en Macerata y decidió proponer este camino a sus alumnos como gesto de agradecimiento a la Virgen al terminar el año escolar. Aquel año participaron cerca de trescientos jóvenes. Con el tiempo, los números han ido creciendo hasta llegar, en las últimas ediciones, a los más de sesenta mil participantes procedentes de todo el mundo.

Esta peregrinación es una propuesta de Comunión y Liberación junto a las diócesis de Macerata y Loreto, a la que con el paso de los años se han ido sumando otros movimientos y asociaciones eclesiales. Es una gran ocasión de oración que ofrece un testimonio sencillo de unidad y comunión. Este año vuelve a retomar la invitación que Francisco les hizo el año pasado durante una llamada telefónica que hoy resuena como respuesta al título de esta edición: «Toda la vida es una peregrinación. Lo importante es el encuentro con Jesús en el camino de la vida, el encuentro con Él, y esto nos da fe, porque es Él quien nos la da. Es necesario que la fe se convierta en una experiencia presente».