Exposición “Llamados por su nombre”.

El secreto de una semilla que ha crecido con el tiempo

Gianni Mereghetti

En Abbiategrasso, la presentación del libro Vita di don Giussani comenzó con la Fantasía improvisada op. 66 de Chopin: la interpreta un joven pianista, Lorenzo Pusterla. Como solía afirmar el propio Giussani, «el hombre, ante algo hermoso, inclina su alma a la espera de esa otra cosa: aún delante de lo que puede entender, espera otra cosa; entiende lo que puede entender, pero espera otra cosa». Luego llegó el turno de otra interpretación, aparentemente distinta y contradictoria con la anterior, con la canción Ho visto un re (He visto un rey), del cantante italiano Enzo Jannacci.
Giorgio Vittadini fue el encargado de presentar la biografía escrita por Alberto Savorana en el sugerente marco del antiguo convento de la Annunciata de Abbiategrasso. Destacó la genialidad con la que don Giussani valoraba algo que miraba como expresión de lo humano, la música, que en sus formas más diversas muestra lo que es el hombre: un deseo inextinguible de significado. De ahí partió Vittadini, contando la historia de don Giussani y dando un testimonio apasionado de su humanidad, siempre tendente a interceptar la libertad y a hacerla protagonista de la aventura de la vida.

Esta presentación fue el momento culminante de una semana en que la comunidad de Comunión y Liberación de Abbiategrasso quiso rendir memoria del Siervo de Dios monseñor Luigi Giussani también con una exposición fotográfica que documentaba cincuenta años de presencia en este municipio lombardo. Imágenes y testimonios que mostraban cómo algo que sucedió en los años sesenta sigue hoy moviendo el corazón de muchos jóvenes cuya humanidad, al encontrarse con el carisma, vuelve a florecer. La exposición, preparada para esta ocasión, era el testimonio de una historia y la sorpresa de cómo el Señor actúa de un modo maravilloso en el tiempo.

La de Comunión y Liberación en Abbiategrasso es una historia que comenzó con un sacerdote, Gianni Calchi Novati, quien, como contó en la inauguración de la exposición, quedó impresionado por el testimonio de un joven que vivía en Milán la experiencia nacida en torno a don Giussani. En la propuesta de aquel chaval encontró lo que estaba buscando: una mirada que tomaba en serio su deseo de felicidad. Gianni quedó tan impactado que contó a todos los jóvenes que conocía lo que había visto y oído, una pequeña semilla que creció con el tiempo y que hizo más certera aquella promesa inicial para los que se implicaron con él.

La conmoción de estos días, revisando las imágenes en blanco y negro de hace cincuenta años, y las de color de la actualidad, el estupor por la riqueza humana y social estallan siguiendo el surco del carisma de don Giussani. Lo que sorprende es la continuidad de esta historia, hecha posible por la propia naturaleza de la experiencia, que impacta con fuerza en varios momentos de la historia. La fidelidad al origen es el secreto que testimonia esta exposición sobre la presencia de CL en Abbiategrasso, que hoy vive con la misma fuerza e intensidad de hace cincuenta años. La forma quizás ha cambiado, pero no aquello que sorprendió e impresionó a aquel joven sacerdote: la mirada de Cristo que entró en el horizonte de su vida y le llamó por su nombre. Que lo ha hecho durante cincuenta años, es algo que salta a la vista, fue verdadero porque es verdadero hoy, porque Jesús le llama por su nombre hoy, ese amor entra en este instante con el mismo atractivo que ayer.

Por eso la exposición de Abbiategrasso es de gran actualidad, porque desafía a tomar en serio hoy esa mirada que entra dentro de la vida y llama a vivir una aventura que es para la felicidad.
Viendo la exposición y leyendo la biografía de don Giussani puede suceder lo que afirmaba Julián Carrón en la presentación del libro en Milán, que «toda la densidad de la vida de don Giussani estará al alcance de la mano para quien esté disponible a hacer su misma experiencia humana y de fe. Sólo entonces podremos entender la fascinante aventura que él vivió, el valor de su testimonio».