La Luigi Giussani High School de Kampala.

Cuando la educación despierta el deseo de construir una escuela

Giovanni Ferrari

«Queríamos que nuestros hijos pudieran descubrir lo mismo que nosotras». Rose Busingye, enfermera ugandesa que lleva años trabajando con mujeres enfermas de SIDA, habla en nombre de las demás mujeres del Meeting Point International: «Deseábamos que pudieran ser educados del mismo modo que nosotras hemos sido educadas». De aquel deseo nació, hace dos años, la Luigi Giussani High School de Kampala: una escuela superior dedicada al fundador de CL, dotada de doce aulas que acogen a casi 600 alumnos. Y llenan de esperanza a Kireka, un barrio pobre en la periferia de Kampala, en Uganda.

El martes 25 de febrero se inaugura una nueva estructura de la escuela, fruto de los 48.000 collares de papel realizados por Rose y sus mujeres del Meeting Point International, que han sido vendidos por cientos de voluntarios de AVSI y CESAL. Entre los invitados a la ceremonia de inauguración, destaca la presencia del nuncio apostólico en Uganda, monseñor Michael A. Blume, y del arzobispo de Kampala, Cyprian Kizito Lwanga.

El sistema escolar ugandés prevé seis años de escuela secundaria, y la nueva ala nace precisamente por este motivo: hasta ahora no había sido posible impartir el ciclo entero. Entre las nuevas instalaciones, se encuentran varios despachos administrativos, una sala de profesores y nuevos laboratorios de biología y química con capacidad para 80 alumnos.

«Nos gustaría que todos los que nos ayudan puedan descubrir su propio valor y su dignidad. Cuando vienen a vernos, nosotros les miramos como amigos», explica Rose. «Esta es una aventura preciosa porque se trata de mirarlo todo como algo que tiene un valor. Como algo que es amado».